Paraguay: crisis terminal del sistema de salud pública

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Los familiares de los enfermos deambulan por los pasillos y las diferentes entidades de beneficencia para conseguir ayuda después de agotar sus limitados o nulos recursos económicos. Muchos enfermos agonizan perdiendo la vida sin remedio y otros sufren una descompensación general, porque se les interrumpió la medicación o porque les fue imposible comprar o conseguir los remedios.

Conversamos con dos de las enfermas de la Sala A sobre la penosa realidad que están pasando. María Magdalena Candia, de 27 años, está interna en la cama 16 de la mencionada sala. Vive en Capiatá, en el km. 22. Su padre, Claudio Candia González, de 68 años, vendedor de juegos de azar, es el único que puede atenderla y es el que ya golpeó la puerta de muchas instituciones de ayuda.

«Hace 3 años que mi hija está enferma. Magdalena, que estudió hasta el segundo curso, no trabaja desde hace 4 años debido a su enfermedad. Ella nació en Caraguatay», nos explicó don Claudio, a quien encontramos en el Servicio Social del Hospital, desesperado porque no conseguía los medicamentos que su hija debía tomar. Al vernos llegar a dicho lugar, se acercó a nosotros y nos pidió que conversáramos con su hija y con los doctores.

Al llegar a la sala, encontramos a Magdalena inquieta y con mucho dolor. Nos contó que tiene cuatro hijos, la mayor, de nombre Mariela, de 12 años. «Ellos están viviendo con su tío en Campo 9; dos ya van a la escuela, no tenemos ayuda económica de ningún tipo y ni siquiera yo puedo trabajar. Los medicamentos son muy caros, a veces conseguimos y a veces no. Por eso no me hago mi tratamiento de quimioterapia como corresponde, muchas veces ya me interné en Clínicas», nos dijo a la vez de pedir la ayuda de la ciudadanía para conseguir Plasil y Damitidina y Metalgin plus en comprimidos.

«Me atienden bien aquí. Hacen todo lo que pueden por mí. Mi papá es quien me cuida y se rebusca todos los días para conseguir medicamentos», añadió. Don Claudio, dentro de sus gestiones y atención diaria a su hija, también hace venta de bingo con lo que gana unos 15.000 guaraníes diarios y ya no tiene nada para vender a fin de comprar los medicamentos a su hija.

HABLA UNA MÉDICA

La doctora Yanira Yinde, médica de guardia de la Primera Cátedra, de la Sala A de Clínica Médica del Hospital de Clínicas, manifestó que el drama familiar que viven los enfermos que acuden al servicio es realmente lamentable. Muchos perdieron sus casas, venden sus animales, otros están completamente insolventes y no pueden completar su tratamiento.

Con relación a Magdalena, Yinde nos informó que hace 3 años sufre de cáncer en la sangre, que se caracteriza por el crecimiento de los ganglios linfáticos, que le impide respirar bien y es muy doloroso.

«Ella tiene un crecimiento importante en el cuello y en el tórax. Está recibiendo un tratamiento de quimioterapia gracias a la Fundación Santa Librada, pero en forma irregular, por motivos económicos. Su calidad de vida puede ser mejor, es decir, no sufrir los problemas respiratorios, ni las infecciones, pero su disponibilidad económica le impide hacer un buen tratamiento», resaltó.

Margarita Moreno, de 53 años, quien vive en San Lorenzo, también está internada en la cama 4 en el hospital. Recibe un tratamiento médico, pero ahora sus riñones ya no funcionan.

Al respecto, la doctora Yinde dijo que ella necesita eliminar las sustancias tóxicas de la sangre porque sus riñones ya no funcionan. Está con un síndrome urémico, por lo que necesita de diálisis. Es decir, que una máquina cumpla la función de un riñón. Ella ya estuvo internada varias veces en diferentes servicios del Hospital de Clínicas debido al mal que padece, según la profesional.

Agregó que el servicio de diálisis del Hospital de Clínicas está abarrotando de pacientes y ya no hay lugar para nadie. Eso implica que debe comprar sus materiales para dializarse y tiene que pagar la diálisis. El costo por diálisis y los materiales que debe utilizar suman más de un millón de guaraníes.

«Si doña Margarita no se dializa, se le llenan de agua los pulmones y el corazón, y empieza a tener una gran dificultad respiratoria, además, los tóxicos que no se eliminan del organismo le causan un síndrome urémico que al final le puede llevar a la muerte en forma agónica», explicó además la doctora.

LA INÚTIL DESESPERACIÓN

Karina es una de los tres hijos de doña Margarita y estaba desesperada buscando una máquina de diálisis. «Mi mamá necesita urgente dializarse. Ya busqué posibilidades en Emergencias Médicas, Hospital Nacional de Itauguá, ya recurrí a la Fundación Primera Dama, porque en el Hospital de Clínicas el servicio de Nefrología está saturado, según nos informaron los médicos.

Mi mamá es paciente desde hace 9 meses y no conseguimos nada. Necesitamos una respuesta urgente. Ya gastamos con ella todo lo que tenemos, por eso vinimos a un hospital nacional. No aguantamos los altos costos de la enfermedad de mi mamá», nos dijo Karina con lágrimas en los ojos.

«Las instituciones que quieran ayudarnos pueden hacerlo en el Hospital de Clínicas, o llamar al teléfono 652-018. Vamos a agradecerles infinitamente. Quiero salvar la vida de mi madre, que está en peligro», concluyó Karina.

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* Periodista. La información completa puede leerse en el diario ABC Color de Asunción (www.abc.com.py/articulos.php?fec=2005-10-23&pid=212334&sec=3).

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