Son tres, por ahora, las mujeres que aseguran ser madres de hijos suyos; él reconoció a uno. Y aunque no se descarta que pudiera haber alguna pretensión falsa –o impulsada por razones políticas–, el asunto es grave para la institucionalidad del país.
Y lo agrava el presidente: pide perdón: "No estuvo en mi intención ofender a nadie", dice. Ni él ni las damas en cuestión se han referido a la "performance" amatoria del presunto salaz obispo durante los encuentros…
La opereta que escriben e interpretan los dirigenes políticos y empresarios latinoamericanos, con esto, abrió un nuevo episodio; justo cuando Ortega, en Nicaragua, lograba acallar al menos parcialmente las acusaciones de abuso sobre su hijastra.
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