Paren Europa que me quiero bajar II: Estado de malestar

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Aram Aharonian
 Si hay cosa que las elites europeas tienen claro es que la crisis financiera, la del capitalismo, la van a pagar los de siempre: el pueblo, los de abajo. Quizá Fukuyama haya acertado con el fin de la historia (europea), lo que los obliga a reinventar una nueva historia –a la que no le encuentran final feliz-, pero en lo que se refiere a sacrificios, el tema es un clásico problema de clase. Más que el final de estado de bienestar, parece ser el recomienzo de un nuevo estado de malestar.

Los números no le dan a ninguno de los gobiernos eurounitarios. La crisis es profunda y no sólo en lo financiero, por culpa quizá de algún desvarío del sistema, sino que toca profundamente a todas las estructuras e instituciones. En ese sentido, podríamos decir que esta crisis es bastante democrática. Más allá de los brotes xenófobos y las manifestaciones racistas y discriminatorias de las elites, veamos unos  casos concretos de búsqueda de soluciones a este problema de que las cuentas no cierran.

La corrupción se ha extendido y democratizado tanto, que años después del escándalo del vaticano Banco Ambrosiano y la Logia Propaganda Due (P-2),  nuevamente cuentas del Banco Vaticano son investigadas por lavado de dinero. Uno tenía la peregrina idea que lo del Vaticano era administrar la fé…

Pese a las presiones y plegarias de la elite vaticana, la Fiscalía de Roma inmovilizó fondos  por blanqueo de capitales en cuentas del IOR en dos grandes bancos italianos, que el año pasado habían movilizado (o lavado) más de 140 millones de euros… Algunos osados hablan de que en realidad se trata de una asociación ilícita para delinquir, otros de exceso de celo de funcionarios anticorrupción italianos.

Y en la propia Roma, los legisladores de la oposición pidieron la dimisión del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, cuyos índices de aprobación vienen cayendo en forma constante ante un paquete de austeridad, luchas internas en el Gobierno, escándalos de corrupción y corrupción de menores. Ahora, Berlusconi es acusado presionar para liberar a Ruby, una joven marroquí de 17 años, detenida por robo, con la había participado en algunas orgías y fiestas "bunga-bunga", término proveniente de un chiste contado por el premier y que se refiere a imaginativas practicas sodomitas colectivas en tribus salvajes

 Los vínculos de Ruby con el magnate primer ministro derechista de 74 años ha explotado como el escándalo sexual más reciente de Berlusconi, con implicaciones políticas, ya que más allá de sus relaciones con menores y las orgías que realiza en sus residencias, ahora se le acusa de abuso de poder e interferir en la justicia.

En España las cuentas tampoco cierran y el presidente Rodríguez Zapatero se vio obligado a cambiar su gabiente –sin cambiar políticas, claro- mirando las elecciones de dentro de 18 meses: los nuevos ministros están obligados a comunicar, explicar a los medios las medidas económicas y sociales que tomen.

Pero no todo es gris: hay funcionarios creativos, como el presidente del Instituto Nacional de Estadísticas, Jaime García Villar, quien anunció que desde 2014 el Producto Interno Bruto contabilizará la prostitución, el narcotráfico y el contrabando, actividades ilegales, obviamente. El funcionario dijo que el cómputo de tan virtuosas actividades está aceptado en los protocolos estadísticos, porque las riqueza es neutra, ya que las prostitutas generan plusvalía al igual que cualquier  grupo del sector servicios, por ejemplo.

Posiblemente, desde el 2014 comiencen a proliferar en España los estudios de los bancos de inversión sobre el porcentaje de la economía que representan el lenocinio, las drogas o el contrabando, se harán proyecciones sobre su crecimiento en el corto, mediano y largo plazo, el empleo directo e indirecto que generan o el turismo que atraen…

Incluso, posiblemente desde el FMi o el BM se reclamen inversiones estratégicas para esos mercados. Todo sea por la recuperación de los números…

Las cuentas no cierran en Inglaterra: el déficit alcanza al 11 por ciento, ante lo cual la conservadora coalición gobernante anunció el fin del estado de bienestar. El primer ministro David Cameron metió el bisturí a fondo con unos recortes sin precedentes que intentan a bajar al 3% del déficit en cinco años, con ahorros de 80 mil millones de libras esterlinas.

Las medidas incluyen subir la edad a 66 años para jubilarse, poda de gastos ministeriales del 20%, la desaparición de numerosos organismos. Pero la cosa no queda ahí sino que por lo menos medio millón de empleos públicos desaparecerán, al igual que un  número similar de empleos privados. O sea, lo de siempre: el pueblo pagará la crisis del capital. La reacción sindical está por verse, y una cosa es anunciar cirugía radical y otras poder llevarla a cabo.
 

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