PERCEPCIONES DE BOLIVIA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Hoy, todo eso ha cambiado. Es una fría noche de enero y el mundo parece haberse olvidado de ellos. Los micrófonos y cámaras apuntan a otro lado. Los cortesanos, esos que les aseguraban que les serían fieles hasta la muerte ya tienen nuevos objetos para su fidelidad: Hay nuevos ministros. Los que ya no acompañarán al presidente «en esta nueva etapa de la revolución» miran las mieles del poder desde el palco.

Uno con las manos en el bolsillo, tal vez pensando que no debió haber dicho tal cosa o quizá hacer la otra. Una dama mira con tristeza la posesión. Lo hace con la cabeza baja, con la misma ternura en los ojos con que lo habría hecho hace más de 20 años cuando su patrona la regañaba. En el fondo, tal vez piensa que le fallo al Presidente. Los otros prefieren mantener la compostura, fingen que no les interesa el asunto. Cuando alguien les dirige la palabra sonríen forzadamente, son los que sueñan con volver cuando el país lo reclame, cuando se den cuenta de la calidad de autoridades que se pierden.

Muy lejos de donde suceden estas cosas está el ex hombre fuerte del todopoderoso ministerio de obras públicas. A él no lo echaron, se fue. Su orgullo camba, el ser millonario, le indicaron el mejor momento de retirarse. Pero, tampoco pudo librarse de la pregunta clave que atormenta cada ilustre cabeza del ex gabinete ¿Hicimos una buena gestión? Y se respondió a si mismo que si. Que si hubo algo malo fue culpa de los funcionarios.

Así, sin poder contenerse, indicó que la corrupción seguía campante en sus dominios. Sin darse cuenta que al mismo tiempo reconocía su incapacidad.

No tan lejos y siguiendo el coronamiento de los nuevos príncipes, está la ex encargada de la seguridad del país. ¿Qué hubiesen hecho Ustedes? Parece preguntarles a los nuevos nobles. ¿Qué hubiesen hecho si a las 5 de la mañana reciben la llamada de un dirigente y les dice que a las ocho comenzarán a matarse mineros en Huanuni? ¿Qué hubiesen hecho si reciben la orden de permitir que los cocaleros tomen la prefectura y después quedar en ridículo porque la contraorden fue ratificada por Él que todo lo puede?

Demasiadas preguntas que nunca podrá hacerle al que tuvo la suficiente imaginación para mantenerse cual angelical figura al margen de los temas, y que ahora ocupa orondo el cargo, indicándole a quién quiera oírlo que el tiempo de la dictadura ha terminado.

Al centro de todos está Él. Lejos de los caídos, ya tendrá tiempo de sentarse con ellos para anunciarle al país que este no es un gobierno de ingratos. Que cada uno de los que lo acompañaron partirá al exilio dorado. Pero ahora no corresponde hacer eso. En el momento corresponde dar el espaldarazo a los nuevos nobles de esta dinastía que esperemos dure al menos 200 años. En cada rostro ve una esperanza, pero también siente miedo, aunque no lo parezca.

Tantos años de lucha le han enseñado a no expresar emociones. Quizás se deba a que han sido días con acontecimientos difíciles de aceptar. Sabe que lo de Cochabamba ha sido una derrota, pero también sabe que otro camino hubiese significado aparecer ante la Comunidad Internacional como un dictador anti-democrático y Dios sabe que prefiere cualquier cosa antes que eso.

Más lejos aún, aunque cerca físicamente están los sobrevivientes. Mas no hablamos de los que no abandonaron las sillas. Sino de los otros: La oposición. Aquellos los que durante muchos años disfrutaron del poder. Ahora sólo les queda el parlamento. Y Dios mío, nunca imaginaron que eran tantas las bocas que alimentar y tan pocos los puestos en el Legislativo. Así no tuvieron otra que dividir los sueldos de los asesores. Y el poder, esa cosa tan deliciosa, se muestra tan lejana.

Algunos se ilusionaban creyendo que el gobierno se caería en 2, 5, 8 meses. Pero nada. Tal vez el nuevo año sea mejor. Quién sabe.

Mientras los que andamos en el llano sonreímos ante tanta preocupación por cosas que no se pueden tocar con las manos. Nos divierten las piruetas de los políticos. Nos enloquece captar el noticiero de Unitel porque se encargan de ponerle el condimento necesario a un mundo político que por definición es un show de lo más interesante.

Claro nuestro mundo real también tiene su propio surrealismo, pero desde acá nuestra precepción es otra.

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* Economista.

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