Perú, la visita del príncipe inglés a Chile convoca viejos espectros

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Alejandro Tesa

"Inglaterra homenajeó a sus aliados chilenos de la Guerra del Pacífico" es uno de los títulos con que los diarios limeños –y peruanos en general– informaron acerca de las actividades de Carlos de Inglaterra en Chile. De hecho el concepto detrás de la sentencia se presta a equívocos, lo cierto es que Chile no fue nunca aliado de Inglaterra, fue su sirviente.

No vale la pena alimentar fantasías patrioteras; la Guerra del Pacífico desatada en 1979 fue una campaña de pillaje y saqueo. No por ello debe dejar de reconocerse la valentía de los soldados y marinos –de los tres países en conflicto– que en ella participaron . Sólo es necesario aceptar la verdad.

La guerra tuvo su origen en el control de las riquezas salitreras en las zonas fronterizas entre Bolivia y Chile, muchas de las cuales estaban –y siguieron– bajo control de empresas inglesas que apoyaron a Chile, país que venció y se anexó miles de kilómetros cuadrados. Hasta el día la Corona inglesa tiene aciones en el ferrocarril que une a Chile con Bolivia.

La cooperación entre Chile y Reino Unido no solo se se expresó durante la Guerra del Pacífico, cuando la guerra por Las Malvinas, en 1982, entre Inglaterra y Argentina, la dictadura de Santiago apoyó logísticamente y con infortmaciónl a la "Task Force" británica. Que se sepa no ha habido reconocimiento oficial –sí oficioso– de los gobiernos chilenos posteriores, ni menos disculpas a la Argentina.
 
El eterno heredero de la Corona británica es un conocedor de la moda masculina tradicional, conocedor también de la carne de cordero y famoso por haberse casado con su amante de 20 años, la hoy condesa Camila.

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