Petróleo: – EL ALZA INTERMINABLE
La cesta de petróleo de Venezuela subió US$ 1.95 para promediar US$ 73.11 dpb entre el 17 y el 21 de septiembre–la semana anterior había llegado a US$ 71,16 dpb– , un máximo histórico en los precios internacionales del crudo.
Con los pronósticos meteorológicos, la perspectiva favorable respecto del crecimiento de la economía de los Estados Unidos fue un factor determinante para el alza.
No está de más recordar que el presidente Chávez recibió el gobierno en 1998 con un precio de siete dólares por barril. Analistas internacionales estimaron el año pasado que al final del año 2007 el barril podría llegar a los US$ 100.
En este contexto llama la atención la actitud de políticos y parlamentarios chilenos –de la derecha y democratacristianos– que continuamente hostigan con declaraciones groseras y ofensivas a Hugo Chávez, en un contexto marcado en Chile por por su carencia de gas y petróleo, en vez de ver modo de acordar con el gobierno bolivariano canales de suministro confiables.
En una actitud que se diría es descabellada y perjudicial para la economía chilena, el gobierno anuncia la adquisición de combustibles de fuentes lejanas –lo que encarece notablemente el precio final a los consumidores industriales y hogareños– en vez de diseñar una política racional de suministro con un país de inmensa riqueza energética.
Venezuela vende diariamente tres millones de barriles diarios, comprados en alto porcentaje por EEUU, Japón, China y Europa. Además el gobierno bolivariano ha suscrito convenios energético con todos los países del Caribe y algunos de Latinoamérica a precios solidarios especiales garantizando la llegada del combustible.
En este contexto tampoco es fácil de comprender la diplomacia chilena en relación a Bolivia, aunque en este último caso la piedra angular para verdadera regulación de las relaciones –que debe ser integradora– entre los dos países son los reclamos de La Paz sobre salida al mar, entrampados por una visión propia del siglo XIX que los sucesivos gobiernos chilenos y bolivianos –sin olvidar al Perú– parecen incapaces de superar.
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* Comunicador social.