Pinochet: algo pasa en la medicina camino al foro

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El ex dictador, pese a sus años, no está demente: «es competente para comprender, discriminar, decidir, informar y defenderse de posibles cargos», indicó el informe del Dr. Martín Cordero Allary, perito adjunto de los demandantes que representan a las
víctimas chilenas de la Operación Cóndor, en la causa 2182-98 que instruye
el magistrado Juan Guzmán Tapia.

Pero el médico de la defensa -Sergio Ferrer- y el del tribunal -Jorge Tapia
Illanes- insistieron en confirmar rutinariamente el diagnóstico de 2001:
«demencia subcortical vascular moderada», sin atender a las pruebas aportadas
por la vida cotidiana de pinochet desde ese controvertido diagnóstico que
lo liberó definitivamente de su procesamiento por los asesinatos masivos
perpetrados en 1973 por la llamada Caravana de la Muerte, según el fallo
absolutorio de la Corte Suprema de junio de 2002.

La proyección jurídica de la teoría «demencia subcortical» hecha por la Corte
Suprema -sin nuevos exámenes- liberó también al criminal de enfrentar su responsabilidad, en diciembre de 2002, por asesinato del general Carlos Prats (1974), y los de la dirigencia del partido Comunista (1976), conocidos como «la ratonera
de la calle Conferencia», en octubre de 2003.

La nueva movida médico-judicial en favor del ex dictador se produce a escasos días de las elecciones municipales y en vísperas de conocerse un explosivo informe sobre la tortura que afectó a 30.000 personas, avalada con testimonios irrefutables por una comisión especial dirigida por el obispo católico Servio Valech por encargo expreso del gobierno de Ricardo Lagos, como «contribución a la paz ya la reconciliación».

El Informe Valech
y el salvavidas Szczaranski

El Informe Valech pondrá sobre el tapete una política sistemática e institucional,
ejercida por las cuatro ramas de las fuerzas armadas bajo el régimen militar
a lo largo y ancho del país, documentada con manuales de entrenamiento apropiado para «torturar mejor», derribando la teoría defensiva de los «excesos aislados» de algunos uniformados personificada en sujetos como Manuel Contreras, el jefe fundador de la DINA, y su estrecho colaborador Miguel Krasnoff Marchenko, entre otros, actuando todos sin conocimiento ni inspiración del ex dictador.

Los alcances del informe sobre la tortura sellarían, además, una derrota
política, civil e histórica para el rol de las FF.AA. en 17 años de dictadura,
principalmente el ejército, que hoy está empeñado en mostrar un nuevo peinado.
Un extraño salvavidas lanzado por la abogada Clara Szczaranski, presidenta
del Consejo de Defensa del Estado (CDE) y distinguida dirigente comunista
durante su exilio en Italia, podría salvar a los oficiales encausados justo
cuando los tribunales se aprestan a dictar numerosas sentencias, es decir,
«hacer justicia».

La jefa del CDE propuso terminar con la teoría del secuestro en los casos
en que no aparecen cadáveres de las víctimas. El realismo Szczaranski
convertiría los secuestros en homicidios, permitiendo así la aplicación de
la ley de amnistía dictada por el propio pinochet, implementando
un «punto final» a la chilena. El CDE, que es un organismo condenado a la
desaparición con el nuevo código de Procedimiento Penal, responde directamente
al Presidente de la República, quien declaró no conocer la iniciativa de la funcionaria, a la que acaba de ratificar en el cargo.

El CDE -creado para cautelar los intereses pecuniarios del Estado- brega
en los tribunales por reducir o anular las reparaciones económicas que los
tribunales acuerdan para los familiares de las víctimas de derechos humanos.
Una acción levantada en 1993 para esclarecer pagos irregulares del ejército
a Augusto pinochet (hijo), un ex oficial, provocó unos amenazantes ejercicios
militares recordados como el boinazo, dispuestos por el entonces comandante en jefe, augusto Pinochet padre. El presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en 1995, ordenó que el CDE sepultara el caso de los llamados «pinocheques» por razones de Estado.

El Informe Cordero

La justicia chilena está a punto de consumar una nueva gran farsa. Estos
son los párrafos sobresalientes del informe entregado al tribunal el 14
de octubre, por quien representa los intereses de los querellantes, o sea: los familiares de las víctimas del ex dictador:

Según la versión del Informe del doctor Cordero, proporcionada por el abogado
de derechos humanos Juan Subercaseaux, el ex dictador fue trasladado en silla
de ruedas al lugar donde se realizó la pericia. «Advertimos que se trata
de una persona correctamente vestida y ordenada, con rostro rubicundo, que
saluda con cierta amabilidad. Se inicia el examen con una apreciación de
la marcha».

«Es ayudado a ponerse de pie desde su silla. Comprobamos en ese momento que sufre de una obesidad de tal magnitud que hace que el manejo de su cuerpo sea muy difícil. Su marcha es lenta, con un mínimo braceo y cierta dificultad en los giros; a la vez, los movimientos asociados son
escasos comparados con los de un individuo joven. Hay rigidez moderada y
una ligera hipertonía. Sin embargo, todas estas son características clásicas
de la marcha normal del anciano. Camina con pasos cortos, ayudado por un
mínimo soporte -bastón- que cumple la función de evitar desbalances o caídas
que pueden ser serias debido a su enorme peso. No obstante, el señor Pinochet
puede caminar sin bastón y sin la asistencia de sus ayudantes; aunque estos
tienen temor que él sufra un accidente. Su médico de cabecera piensa que
pesa más de cien kilos. Estimando que es mucho más, pregunto al Dr. Coz
(su médico de cabecera) por el peso exacto y él me contesta: ‘no se deja pesar’ (…)

«La distintas órdenes para el examen de marcha deben repetirse en voz
alta y mirándolo de frente. Situación que se explica por su evidente sordera.
En todo momento aparece cooperando activamente con lo solicitado, aunque
manifestando cierta irritación.

«Al entrar al gimnasio donde proseguirá el examen (…) toma
asiento donde permanecerá confortablemente hasta el momento de ser examinado
en la camilla. Se le pregunta si sabe dónde se encuentra. ‘Aquí hago gimnasia’,
contesta. Calcula la hora del día en forma aproximada y correcta e identifica
la dirección de su casa como ‘Los Flamencos, la Dehesa’.

«Frente a la pregunta sobre su estado general, contesta: ‘Amanezco bien;
otros días, pésimo’. En ese momento se queja espontáneamente de cefalea.
Le pregunto, entonces, ¿cuál es su mayor molestia? y me contesta: ‘no puedo
salir como yo quisiera; caminar, por molestias físicas: los oídos’. Hace
un gesto de fastidio. Ante la pregunta ¿cómo transcurre su día?, responde:
‘desayuno, me baño, salgo a dar una vuelta, descanso en una silla. A las
doce en punto le pido al enfermero que me lleve a ver la televisión. Después,
almuerzo; me voy a mi pieza y vuelvo a las tres o cuatro’.

«¿Duerme bien?, pregunto. ‘En la noche tomo Dormonid. A veces despierto
en la noche, despierto y empiezo a pensar hasta cuándo durarán los problemas’.
Me informa, también, que come en la noche y ve el canal histórico. Agrega:
‘me gusta recordar paisajes olvidados’. Luego, y con una leve sonrisa, dice:
‘como poco porque estoy muy gordo'».

Leve y consciente sordera

«Mientras se realiza el examen, advertimos que ante algunas preguntas (…) no manifiesta comprensión. Su ayudante nos indica que no tiene los audífonos puestos. Con ellos en su sitio, continúa el examen con una evidente mejoría de la comprensión y velocidad de respuesta.

«Contesta que sí al doctor. Ferrer cuando le pregunta si se atora a veces, y
agrega espontáneamente que tiene un dolor en el brazo izquierdo, codo y
muñeca, para el cual está recibiendo tratamiento de ultrasonido. Interrogado
por acontecimientos recientes en el tenis -a través de la televisión- recuerda
muy bien al chino Ríos. Cuando se le mencionan a los tenistas de los olímpicos,
contesta: ‘no sé: no soy aficionado al tenis’.

«El recuerdo es adecuado para el período en que estuvo en Iquique, como
también los años en que fue profesor en Ecuador donde enseñaba, nos dice,
‘los ramos de inteligencia logística y geografía’. Preguntado acerca de
las fracturas que sufrió las recuerda bien y ubica su ocurrencia temporal
en forma correcta.

«Continúa colaborando con los test visuo-espaciales y de memoria en los
cuales comete algunos errores. A propósito de la pregunta por sus nietos
comenta espontáneamente acerca de una de sus hijas: ‘no se le ha descompuesto
el cuerpo. Está delgadita, finita’ Nos mira sonriendo. Se muestra complacido».

«A esta altura del examen dice estar fatigado y pide algunos minutos de
descanso (…) Durante un período de aproximadamente diez minutos,
permanece en su silla sin manifestar problemas.

«Se reinicia la sesión con el examen de fondo de ojo. Se comprueba en él
que las pupilas del examinado son pequeñas, tiene cierta dificultad en la
convergencia ocular y una pequeña limitación en la mirada superior; estas
condiciones no constituyen una patología en el anciano.

«El perito doctor Tapia procede a examinarlo y se vuelve hacia mí diciéndome
que es muy difícil obtener una visión adecuada porque el paciente parpadea.
El señor Pinochet se ríe y nos informa que cuando el doctor Tapia se acercaba
a su ojo con el oftalmoscopio, su cabello le hacía cosquillas en las pestañas (…) Se procede a algunos test de respuestas motoras (sacar la lengua, cerrar los ojos, tocarse nariz y oreja, etc.) que el paciente realiza en forma rápida, acertada, con precisión y acuciosidad.

«Se investigan algunos reflejos llamados primitivos: glabelar está presente
y se agota a los seis intentos, lo cual es normal; seguimiento ocular normal
(se comprueba en este momento que presenta visión doble a derecha); reflejos
periorales, leve protrusión de los labios; reflejo palmo-mentoniano que
se agota; presencia de reflejo de prehensión que, al verificarlo nuevamente
con el paciente en la camilla y los ojos cerrados, desaparece; ausencia
de reflejo tónico del pie. No se investigó reflejo nuco-cefálico.

«Se procede al examen neurológico en la camilla donde el paciente se encuentra
incómodo por su obesidad. Mientras está de espaldas, presenta un acceso
de tos, llenándosele la boca de flema. (…) En ese momento hace
un gesto elocuente a su asistente quien le trae un pañuelo con el cual se
limpia la boca (…) revela con esta acción una preocupación
frente al entorno inmediato y un perfecto ajuste social (…)

«Durante el examen realizado hubo permanente colaboración y alerta por parte
del paciente, aunque sí una cierta irritación que fluctuaba durante la entrevista.
En ningún momento se constató llanto o risa forzada, ni tampoco descontrol
o apremio de esfínteres. Asimismo, no presentó impersistencia motora ni
perseveración verbal o motora, ambos signos frecuentes para la sospecha
de la existencia de demencia».

Demasiadas pastillas

«Antes de analizar los resultados de la diligencia, considero oportuno hacer
una breve referencia a cinco factores que se encontraban presente durante
el peritaje del señor Pinochet y que revisten importancia en la evaluación
de su rendimiento:

«1. La edad;
2. la gran cantidad de medicamentos que se le administran diariamente (polifarmacia) y el efecto específico de algunos fármacos sobre la funciones cognitivo-mnésicas;
3. la sordera;
4. la fatiga, la obesidad y el dolor; y
5. la depresión.

«1. Es un hecho investigado y verificado ampliamente que con la edad se
produce una declinación cognitiva y una cierta pérdida de la memoria; se
acepta también que cuando a la edad se le agregan problemas de salud física,
estas capacidades se reducen a un ritmo más acelerado. Esta declinación
está bien ejemplificada con los problemas sensoriales del anciano (visión,
agudeza auditiva) que son una expresión del deterioro normal y esperado
de funciones (…) El peligro al evaluar a una persona octogenaria es tomar como patológico lo que es normal a esa edad. Lo normal no es lo contrario de lo patológico, es lo anormal lo que no es sinónimo de lo patológico.

«2. Los pacientes ancianos a menudo reciben múltiples fármacos como parte
del tratamiento de sus varias enfermedades (…) Sin embargo, el uso concomitante de varios medicamentos es, a veces, inevitable.

«El sistema nervioso del anciano presenta una susceptibilidad aumentada
para los fármacos de uso común. Esto sucede en parte por una cierta incapacidad
normal de excreción renal (que es naturalmente mayor en los portadores de
enfermedad renal) como también porque el metabolismo es más lento. En consecuencia, su efecto es mayor y más prolongado.

«Es conocido que las reacciones adversas a los fármacos en el anciano se
manifiestan, a menudo, en forma vaga y poco específica. Corrientemente la
forma de presentación es la confusión mental. No son raras en el anciano
las caídas (…) Cerca de un treinta por ciento de ancianos perfectamente sanos sufren este tipo de accidentes todos los años; la sobremedicación y, sobre todo, el
uso de los diuréticos y los medicamentos psicotrópicos aumenta esta situación.
El rendimiento cognitivo y la memoria pueden estar afectados a tal punto
de simular cuadros demenciales, con mayor razón cuando los fármacos utilizados
presentan efectos colaterales que interfieren específicamente con la función
cerebral como pasamos a detallar a continuación:

«a) Citalopram (antidepresivo). Entre los efectos colaterales descritos
para este fármaco se encuentran los siguientes: confusión, fallas en la
capacidad de concentración, amnesia y migraña.

«b) Trazodone (antidepresivo). Entre sus efectos colaterales están los trastornos
de memoria los estados confusionales.
«c) Midazolam (sedante, hipnótico). (…) Los efectos de este fármaco sobre la memoria son tan considerables que más de un setenta por ciento de los pacientes mostrará un marcado déficit de la memoria de corto plazo treinta minutos después de ser administrada una dosis terapéutica; y luego de una hora, todavía un cuarenta por ciento de las personas presentará evidentes trastornos. Estamos hablando de sujetos de cualquier edad.

«3. La sordera, con frecuencia, conlleva una tendencia al aislamiento por
parte de quien la padece (hasta un cincuenta por ciento de los ancianos
normales la presentan). El intercambio fluido y natural con su entorno suele
alterarse (…) Sin duda, puede ser causa de no rendir adecuadamente. Pero lo que es aún más importante es que la actitud de aislamiento de los sordos puede considerarse equivocadamente como apatía.

«4. El dolor crónico, la fatiga y la obesidad se confabulan en el anciano
para comprometer su capacidad de rendimiento cognitivo-mnésico. Existen
estudios importantes que demuestran que los ancianos mejoran su rendimiento
neuropsicológico cuando se les da un tiempo más prolongado en la realización
de tests, así como períodos de interrupción frente a la aparición de signos
de fatiga.(…)

«5. La presencia de depresión puede llevar a que un examinado presente fallas
en los rendimientos en los tests administrados. A este cuadro se le denomina
pseudo-demencia depresiva y es una causa frecuente de confusión en la clínica
psiquiátrica. (…)

Clara y nítida lucidez

«A pesar de las claras desventajas señaladas anteriormente (…) logra, como lo hemos podido evaluar en una entrevista concedida a una periodista
de Miami, conservar un rendimiento discursivo ordenado, coherente e informativo,
demostrando haber comprendido claramente lo preguntado. Esto también se
hace evidente en la breve entrevista concedida al juez Guzmán el veinticinco
de septiembre de 2004 (que fue suspendida no por incapacidad mental, sino
por congestión y tos del entrevistado). Al respecto conviene señalar que
frente a la pregunta sobre si recuerda quién fue el jefe de inteligencia
durante su gestión (…) responde estableciendo un orden temporal:
‘primero, Contreras; luego, Gordon; después no sé’. A continuación, ubica
claramente a quiénes conformaban el servicio de inteligencia como servicio
de mandos medios. Después, discrimina lo principal de lo accesorio (…) y, finalmente, señala que ciertos asuntos no le concernían en función de su alta jerarquía.

«Al contestar la pregunta sobre la operación Cóndor, él implícitamente reconoce
que este era un plan de inteligencia. Es evidente que al hacerlo, retenía
adecuadamente el contenido de la pregunta anterior o ya lo sabía de antemano.
Reitera, entonces, que por su posición jerárquica, no era asunto suyo. (…) no dice dubitativamente que no recuerda. Asegura, más bien, que no tendría cómo saberlo por razones que no especifica, lo cual resulta muy eficiente desde el punto de vista del interrogatorio. Respondiendo acerca de las reuniones con Contreras, las recuerda bien, así como también las motivaciones de ellas: ‘la situación limítrofe que se vivía con Argentina’.

«Nos informa, además, sobre quiénes eran las personas que estaban al tanto
de esa información privada y establece, entre los ministros, una jerarquía
(para lo cual es necesario tenerlos en mente) entre aquellos que recibían
la información y los de más abajo. Queda claro también en esta respuesta
que Contreras era hombre de su plena confianza.

«Ante la última pregunta (…) da una respuesta tan categórica y sorprendente que creo necesario transcribirla antes de analizarla: ¿Dio órdenes al coronel o general Contreras Sepúlveda relacionadas con detenciones, interrogatorios, torturas o desaparecimientos forzados de personas? No hay duda que (…) comprende cada una de las partes de lo preguntado y contesta, restándole importancia a las torturas, detenciones y desaparecimientos, señalando que se trataba de cosas irrelevantes (él las llama cosas chicas) que, al parecer, también sus subordinados consideraban como tales. De ahí que él diga: ‘No me iban a informar’.

«En todas las respuestas de este breve interrogatorio, él proclama su superioridad
y jerarquía, disminuyendo, con ello, su responsabilidad frente a las materias
preguntadas. (…) La sutileza y la habilidad de las respuestas son incompatibles con un estado demencial (…)

«Para la evaluación psicométrica podemos señalar lo mismo que opera para
los exámenes complementarios, en tanto éstos no agotan la cuantificación
posible de los comportamientos observados. La presencia formal de un síntoma
no es la garantía de significado que le suponemos. La significación última y válida debe ser escogida por el clínico en función de un contexto dado
y, en este caso, él es la vida cotidiana, en la cual, como todos sabemos,
recibe visitas, opina sobre política, da entrevistas y sale a comprar.

«Dentro de este contexto, es importante registrar algunos de los testimonios
aparecidos en la prensa sobre la vida cotidiana del examinado: el señor
Pinochet se da cuenta de quienes lo han abandonado. No habla de ello, pero
hace gestos elocuentes que lo dicen todo. Comenta a sus visitantes ‘pude
no haber regresado de Londres o haber tenido que viajar, preso, a España’
y expresa, además, que lo que más lamenta es el no poder trasladarse a
Iquique, su ciudad regalona porque así se lo han recomendado, más bien,
ordenado sus abogados y médicos. Es evidente que su manejo del tiempo,
así como el de su organización, no han sufrido menoscabo: manda todas las
tardes a alguien a comprar La Segunda (…) Su memoria aparece como muy buena cuando ‘comprende muy bien en que se haya acordado rendir honores militares a Carlos Prats treinta años después de su asesinato’. Asimismo, es capaz de opinar sobre materias políticas contingentes cuando se dice que ‘confía plenamente en el actual comandante en Jefe del Ejército y lo defiende de algunos intransigentes
diciendo que al Comandante Cheyre le ha tocado navegar en aguas turbulentas’
(…)

Síndrome de vanidad

«Para disimular hay que tener clara conciencia de lo que se desea ocultar
y hacerlo en función de una finalidad «superior» (mantención de la imagen,
vanidad, etc.). Lo importante es que para ello es esencial una sutil actitud
abstracta, actuar ‘como si’. Como todos sabemos, lo característico del demente
en sus estados aún iniciales es su concretismo; la conservación del disimulo
y la disimulación no se da en esa patología.

«Por ello, y con los antecedentes recopilados en este informe, sería sin
duda un grave error decidir que algunas fallas en algunos test psicométricos
o neurológicos tuvieran prioridad en la decisión sobre la condición de una
persona y que, simultáneamente y a pesar de esos errores, ella continúa
con una vida donde los elementos de adaptación, autogestión, participación
y funcionamiento no presentan cambio notable; excepto, a veces, el de movilidad.

«(…) presenta un deterioro orgánico de algunas de sus funciones,
deterioro que podría además mejorar si las cinco condiciones que hemos señalado
anteriormente fueran parcialmente corregidas.

«De acuerdo a la solicitud del perito doctor Tapia, se le practicó (en el Hospital Militar, el jueves 7 de octubre) un examen de tomografía
computarizada de cerebro sin contraste (TAC). Dentro de este contexto, debemos
preguntarnos, en primer lugar, si las alteraciones que aparecen en un TAC
son siempre capaces de discriminar lo patológico de lo normal (…)

«Por ello, este examen complementario, a mi juicio, no constituye
un elemento probatorio de la existencia de un cuadro demencial que (lo) afecte.

«En consecuencia, el problema que nos plantea este peritaje es el de competencia
versus rendimiento. Considero que tanto las alteraciones pesquisadas en
su desempeño cognitivo-mnéstico así como el resultado del TAC no constituyen
un cuadro demencial y que, por lo tanto (…) es competente para
comprender, discriminar, decidir, informar y defenderse de posibles cargos
como queda claramente evidenciado en este informe.

«Martín A. Cordero Allary, médico psiquiatra y perito asociado en causa
Rol N° 2182-98, episodio Operación Cóndor».

————————-
* Periodista.

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