Por qué le sacaron «tarjeta roja» a Gadafi

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La secretaria de EE.UU. de EE.UU., Hillary Clinton, podrá sentirse muy bien con la Casa de Saud o los asesinos al-Khalifa en Bahréin. Pero el Departamento de Estado fustigó enérgicamente a Gadafi por sus “crecientes políticas nacionalistas en el sector energético”; y también por “libianizar” la economía.

El Gran G, un jugador astuto, debería haber visto lo que venía. Desde que el primer ministro Mohammad Mossadegh fue depuesto esencialmente por la CIA en Irán en 1953, la regla es que no se provoca al Gran Petróleo globalizado. Para no hablar del sistema financiero/bancario internacional –como al promover ideas subversivas para orientar su economía en beneficio de la población local.

Si alguien está a favor de su país, se coloca automáticamente contra los que mandan –los bancos occidentales, mega corporaciones, “inversionistas” sospechosos que quieren beneficiarse con todo lo que produce su país.

Gadafi no solo cruzó todas estas líneas rojas, también intentó escabullirse del petrodólar; trató de convencer a África de la idea de una moneda unida, el dinar oro (la mayoría de los países africanos lo apoyaron); invirtió en un proyecto multimillonario en dólares –el Gran Río Hecho por el Hombre, una gran red de acueductos que bombean agua fresca desde el desierto a la costa mediterránea– sin hacer una genuflexión ante el Banco Mundial; invirtió en programas sociales en países saharianos pobres; financió el Banco Africano, permitiendo así que numerosas naciones eludieran, una vez más, al Banco Mundial y especialmente al Fondo Monetario Internacional; financió un sistema de telecomunicaciones en toda África que evadió las redes internacionales; elevó los estándares de vida en Libia. La lista es interminable.

Por qué no llamé a Pyongyang

Y luego está el crucial ángulo militar Pentágono/Africom/OTAN. Nadie en África quería recibir una base del Africom; el Africom se inventó durante el gobierno de George W. Bush como un medio para coaccionar y controlar África sobre el terreno y combatir clandestinamente los progresos comerciales de China.

Por lo tanto Africom se vio obligado a establecerse en el más africano de los lugares: Stuttgart, Alemania.

Apenas se había secado la tinta de la Resolución 1973 de la ONU cuando Africom, para todos los propósitos prácticos, comenzó el bombardeo de Libia con más de 150 Tomahawks –antes de que el comando se transfiriera a la OTAN. Fue la primera guerra africana de Africom, y un preludio de lo que vendría. El establecimiento de una base permanente en Libia se da prácticamente por hecho, parte de una militarización neocolonial no solo del norte de África sino de todo el continente.

El plan de la OTAN de dominar todo el Mediterráneo como un lago de la OTAN es tan atrevido como el de Africom de convertirse en el Robocop de África. Los únicos problemas eran Libia, Siria y el Líbano –los tres países no son miembros de la OTAN o vinculados a la OTAN a través de una miríada de “cooperaciones”.

Para comprender el papel global de Robocop de la OTAN –legitimado por la ONU– hay que prestar atención a la boca del caballo, el secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen. Mientras todavía bombardeaban Trípoli dijo: “Si no podéis desplegar tropas más allá de vuestras fronteras, no podéis ejercer influencia internacional, y entonces la brecha será colmada por potencias emergentes que no comparten necesariamente vuestros valores y forma de pensar”.

Por lo tanto, eso es, está claro. La OTAN es una milicia occidental de alta tecnología para defender los intereses estadounidenses y europeos, para aislar los intereses de los países emergentes del BRICS y otros, y mantener controlados a los “nativos”, sean africanos o asiáticos. Todo el asunto se hace mucho más fácil de lograr si el engaño de disfraza de R2P –“responsabilidad de proteger”, no civiles, sino el saqueo subsiguiente.

Contra todas estas adversidades, no es sorprendente que el Gran G recibiera una tarjeta roja y fuera expulsado para siempre del juego.

Solo unas pocas horas antes de que el Gran G tuviera que comenzar a luchar por su vida, el Querido Líder estaba tomando champaña rusa con el presidente Dmitry Medvedev, hablando de una futura jugada de ductistán y evocando de pasada su disposición a hablar sobre su arsenal nuclear, todavía activo.

Eso resume el motivo por el cual el Querido Líder sigue en ascenso mientras el Gran G sale del juego.

*Analista de Asian Times,  autor de “ Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War ”  y “ Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge ”. Su último libro es “ Obama does Globalistan ”
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MI01Ak02.html

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