Precisión. – LA GUERRA EN IRAQ Y LOS JUDÍOS EN ESTADOS UNIDOS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En febrero de este año Gallup dio a conocer los resultados de una encuesta sobre la opinión de la población estadounidense acerca de la guerra de Iraq, combinando dos preguntas, “sobre si EEUU cometió –o no– un error al enviar tropas a Iraq” y la adscripción religiosa del encuestado. Estos resultados son el producto de promediar 13 encuestas realizadas durante los años 2005 y 2006 a algo más de 12.000 encuestados. (Jeffry N. Jones: www.galluppoll.com, 23 de febrero de 2007).

El cuadro resultante es el siguiente:

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En primer lugar observemos que la mayoría de los estadounidenses, 52% contra. 46%, considera un error haber entrado en la guerra de Iraq. Gallup en los primeros días de marzo amplía la diferencia: 59% contra 39%.

Siguiendo con la pertenencia religiosa vemos que los judíos son los que más se oponen a la guerra, 77% contra. 21%, seguidos por los no religiosos, 66% contra 33%, y los católicos, algo menos, 53% contra 46%.

Por el otro lado, los que consideran que la guerra no fue un error, el mayor apoyo lo dieron los mormones, 73% contra 27%, más equilibrado los protestantes (49 – 48%). Pero si se considera a estos últimos divididos entre no negros y negros se observan puntos de vistas divergentes: los primeros apoyando 55% contra. 43% y los segundo oponiéndose 78% y 18% respectivamente.

Es bien sabido que la oposición o apoyo a la guerra está fuertemente influenciado por la inclinación política de los estadounidenses. Así, la mayoría de los demócratas se oponen y la mayoría de los republicanos la apoyan, en proporciones más o menos iguales. Se podría pensar que la oposición de los judíos se debe a que en su mayoría se identifican como demócratas o como independientes que se inclinan por los demócratas, el 72% según esta encuesta.

Sin embargo la oposición va más allá, ya que entre los demócratas no judíos la oposición a la guerra es de 78% vs. 20%, mientras que entre los judíos demócratas trepa al aplastante 89% contra el 8%. Pero más impactante aún es cuando se compara entre la población no judía no demócrata, que apoya la guerra en la proporción de 60% vs. 48%, con los judíos no demócratas que se oponen 65% contra 35%.

Esta oposición de los judíos no es de ahora. En los años 2003 y 2004, cuando la mayoría de los estadounidenses favorecían la guerra (52% a 46%), el 61% de los judíos se oponían. Y en los meses previos a la guerra, entre fines del 2002 y principios de 2003, las opiniones estaban casi igualmente divididas, 49% a favor y 48% en contra, mientras que el público en general apoyaba la guerra por 57% contra 37%.

Esta encuesta de Gallup está corroborada por resultados muy semejante obtenidas por las encuestas anuales del American Jewish Committee (AJC) correspondientes a 2005 y 2006. A la pregunta de si aprobaba o desaprobaba la guerra, los judíos respondieron:

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Podemos observar que en ambos años el porcentaje de aprobación es prácticamente el mismo, mientras que la desaprobación disminuyó en casi la misma cantidad que aumentaron los indecisos. Esto seguramente es producto de los temores que generó la guerra del Líbano que tuvo lugar en 2006.

Al intentar explicar los resultados de la encuesta de Gallup, el analista Jeffry N. Jones dice: “No está claro por qué los judíos estadounidenses muestran tan firme oposición a la guerra. Una posibilidad es que suelen sostener una mirada más liberal que otros grupos religiosos en una variedad de temas como el aborto, derechos civiles, y cuestiones que hacen a la guerra y la paz. Como tal, los judíos pueden ser menos propensos que otros a favorecer, en general, acciones militares de EEUU sin reparar en donde ellas tuvieran lugar”.

¿Adónde nos conduce todo esto? Algunos pícaros de un lado y de otro han querido permanentemente juzgar a la comunidad judía estadounidense por lo que es más visible.

Unos han pretendido asimilar a toda la comunidad con los neoconservadores Perle, Wolfowitz, Abrams, Kogan y Kristol, responsables –junto con otros de origen no judío– del diseño de la política y la guerra en Iraq de la administración Bush. Y con esa argucia han desplegado una furiosa campaña antisemita al más clásico estilo de «los protocolos de los sabios de Sion», adjudicando a los judíos –a todos– haber empujado a Bush a la guerra.

Otros, los grupos neo-consevadores judíos y alguna dirigencia vinculada a los grandes intereses, pretenden que sus posturas de apoyo a la guerra son las de toda la comunidad.

Las encuestas echan por tierra esos intentos. Como hemos visto, ya en 2003 y 2004, cuando todavía la mayoría de la población estadounidense no había advertido las mentiras que condujeron a la guerra y la apoyaban, la comunidad judía la rechazaba mayoritariamente.

Lo aparentemente oculto, las enormes reservas democráticas que siempre han caracterizado a los judíos estadounidenses “de a pie”, han salido a la luz.

A mediados de marzo se realizó en Wáshington la conferencia anual del Comité de Relaciones Públicas Americano-Israelí (AIPIC por sus siglas en inglés), el lobby pro-Israel estadounidense. Como es habitual todos los años, el primer ministro israelí de turno dirige un mensaje a la audiencia. Esta vez, Ehud Olmert lo hizo a través de una videoconferencia en vivo.

Así describe ese discurso Shmuel Rosner en Haaretz del 16 de marzo de 2007: “Nadie había preparado a los delegados a la convención por lo que sucedería después de las atentas palabras de apertura de Olmert. El primer ministro chapoteo con una pierna, luego con la otra, y luego se sumergió hasta la cabeza en las fangosas aguas del debate que está dividiendo a la sociedad estadounidense. El gobierno de Israel, dijo, está oficialmente demandando: no se retiren de Iraq”.

Las palabras textuales de Olmert fueron: “Aquellos que están preocupados por la seguridad de Israel, por la de los Estados del Golfo y por la estabilidad de todo el Medio Oriente, deberían reconocer la necesidad del triunfo estadounidense en Iraq y de una salida responsable.”

Comentando el discurso, Bradley Burston, colega de Rosner, escribió en el mismo peródico –Haaretz– el 13 de marzo: “Quizá la primera cosa que Olmert debería haber considerado fue ésta: una reciente encuesta de Gallup muestra que los judíos estadounidenses son los más fuertes opositores a la guerra entre todos los grupos religiosos de EEUU (…)

«La segunda cosa que Olmert debería haber considerado es el alcance con que los judíos neoconservadores e Israel han sido culpados por la decisión de entrar en la guerra. (…) Cuando Ariel Sharón estaba en el poder, una vez dijo que el primer ministro de Israel tiene la responsabilidad de ver sus acciones como si fuera el primer ministro de todo el pueblo judío cualquiera sea el lugar donde estos estén. Olmert estaría bien aconsejado haciendo caso a las palabras de su inhabilitado mentor”.

Pero, como siempre, lo importante es la opinión de los judíos “de a pie” sobre este discurso. Rosner realizó una encuesta en la versión en inglés de su blog en Haaretz, dirigida al lector judío estadounidense. La pregunta era: “¿El primer ministro Olmert ha cruzado la línea cuando aconsejó a los estadounidenses a reconocer la necesidad de un triunfo de EEUU en Iraq y una salida responsable?” Se debía optar por la respuesta:

– “No, él tiene derecho a expresar sus propias opiniones”, que obtuvo el 35 %, o por:
– “Sí, es un asunto interno de los EEUU”, que obtuvo el 65%.

Sobran los comentarios.

Finalmente es importante destacar que en el seno de la comunidad judía estadounidense, los debates son muy intensos. No podemos extendernos, pero, además de Iraq, el proceso de paz en Medio Oriente, incluso la actitud hacia Irán1, han merecido importante espacio y duras polémicas en la prensa y convenciones anuales de distintas instancias comunitarias. Y no siempre el resultado de esos debates respondió a los criterios y deseos del gobierno de Israel.

Estos debates son un buen ejemplo de pluralismo e independencia para nosotros, donde cualquier opinión crítica sólo se puede escuchar en los márgenes de la vida comunitaria.

1 En el pleno del Consejo Judío de Relaciones Publicas se rechazó una propuesta de boicot a empresas que tienen negocios en Irán, pese a la inusual presión de diplomáticos israelíes; el vicepresidente Dick Cheney tuvo una formal acogida en la convención de 2007 de AIPAC siendo que el año anterior fue ovacionado de pie cuando dijo que estaban todas las opciones abiertas con Irán; esto es congruente con el cambio de opinión de los judíos “de a pie” según la encuesta de la AJC: Año 2005, a favor de una acción militar de EEUU 49%, en contra 46%, indecisos 6%. Año 2006, a favor 38%, en contra 54%, indecisos 8%.

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* Integra el colectivo Argentinos Amigos de Paz Ahora.

Publicado en www.elcorresponsal.com.

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