Los presidentes de Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y España, Lula da Silva, Gabriel Boric, Gustavo Petro, Yamandú Orsi y Pedro Sánchez, se reunieron en Santiago para discutir cómo defender las democracias modernas frente a los avances de los extremismos y coincidieron en «la necesidad de regular las plataformas digitales y combatir la desinformación». “Como líderes progresistas tenemos el deber de actuar con convicción y responsabilidad frente a quienes pretenden debilitar la democracia y sus instituciones”, señalaron.
El encuentro se dio en un contexto de especial tensión política debido a la arremetida arancelaria de Donald Trump, la cual afecta a todos los países asistentes. Se desarrolló sobre tres ejes principales: el fortalecimiento de la democracia y el multilateralismo, la reducción de las desigualdades, y la lucha contra la desinformación, así como la regulación de tecnologías emergentes.
En la cumbre de mandatarios progresistas Democracia Siempre, el presidente uruguayo Yamandú Orsi afirmó que hay “muchos más países que se van a unir si la intención es fortalecer esta forma de convivencia” y opinó que «no estamos haciendo todo el esfuerzo posible por evitar el crecimiento de los extremismos».
La próxima reunión del grupo será en septiembre en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Según anunció Boric en la cumbre, de la jornada de septiembre participarán, además de los cinco jefes de Estado que estuvieron este lunes, los mandatarios de México, Honduras, Reino Unido, Canadá, Sudáfrica, Dinamarca y Australia. Pedro Sánchez anunció que España acogerá el próximo año un encuentro con líderes progresistas de todo el mundo similar al mantenido este lunes en Chile.
Los mandatarios aseguraron que la democracia enfrenta “un momento de grandes desafíos”, como “la erosión de las instituciones, el avance de los discursos autoritarios y la creciente desafección ciudadana”, a lo que se le “suman desigualdades persistentes, la difusión de desinformación y discursos de odio en plataformas digitales”. En medio de un avance de la ultraderecha en todo el mundo, afirmaron que estamos “ante un mundo cada vez más polarizado”.
Asimismo, reafirmaron «el compromiso» de sus «naciones con la profundización de la democracia» frente a los avances de los extremismos. Y acordaron “impulsar estrategias comunes en favor del multilateralismo, el desarrollo sostenible, la justicia social y los derechos humanos resulta un imperativo ético y político. Porque la democracia es frágil si no se cuida”.
El presidente brasileño Lula da Silva escribió en sus redes sociales: «Nuestros países conocen de primera mano los horrores de las dictaduras que asesinaron, persiguieron y torturaron. El camino hacia la recuperación de la libertad fue largo. Las democracias no se construyen de la noche a la mañana. Proteger los intereses colectivos es una tarea constante. Estamos viviendo una nueva ofensiva antidemocrática. El sistema político y los partidos políticos han caído en descrédito. Por ello, estamos debatiendo el fortalecimiento de las instituciones democráticas y el multilateralismo ante los sucesivos ataques que han venido sufriendo».
Tras el encuentro multilateral de jefes de Estado, Lula continuó su mensaje en su cuenta de X. «Coincidimos en la necesidad de regular las plataformas digitales y combatir la desinformación para restaurar la capacidad del Estado de proteger a sus ciudadanos. La clave para un debate público libre y pluralista es la transparencia de los datos y la gobernanza digital global. La libertad de expresión no debe confundirse con la autorización para incitar a la violencia, difundir el odio, cometer delitos y atacar el estado democrático de derecho», explicó.
«Reconocemos la urgencia de combatir todas las formas de desigualdad. No hay justicia en un sistema que amplía los beneficios de las grandes empresas y recorta los derechos sociales. El salario promedio global de un director ejecutivo de una multinacional es 56 veces mayor que el de un trabajador. Las políticas de austeridad obligan al mundo en desarrollo a vivir con lo intolerable: 733 millones de personas pasan hambre a diario», aseveró Lula.
La Alianza contra el Hambre y la Pobreza, lanzada por la presidencia brasileña del G-20 el año pasado, busca superar definitivamente este flagelo», continuó el presidente de Brasil, quien sostuvo que «En un momento en que el extremismo intenta revivir prácticas intervencionistas, necesitamos actuar juntos. Defender la democracia no es responsabilidad exclusiva de los gobiernos. Requiere la participación activa del mundo académico, los parlamentos, la sociedad civil, los medios de comunicación y el sector privado».
«Agradezco la presencia de los presidentes Lula, Pedro Sánchez, Gustavo Petro y Yamandú Orsi en este encuentro que reafirma el compromiso de nuestras naciones con la profundización de la democracia, para hacerla más abierta y cercana a las personas», escribió en su cuenta de X Gabriel Boric, anfitrión de la jornada.
Los mandatarios convinieron en «avanzar en un posicionamiento compartido en favor del multilateralismo, la democracia y la cooperación global basada en la justicia social”.
«Nos enfrentamos a una internacional reaccionaria que actúa coordinadamente y por eso es importante la respuesta conjunta». Es uno de los mensajes principales que ha transmitido este lunes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien anunció además que este foro se repetirá y se celebrará en España el año que viene.
Antes, y según ha detallado Boric, se producirá un acto en Nueva York en los márgenes de la apertura de sesiones de la ONU. Este mismo se ampliará a otros gobiernos de corte progresista y estarán presentes Claudia Sheinbaum (México), Xiomara Castro (Honduras), Keir Starmer (Reino Unido), Anthony Albanese (Australia), Mark Carney (Canadá) y Cyril Ramaphosa (Sudáfrica). «Está naciendo algo grande, la democracia está bajo ataque desde diferentes puntos», ha manifestado Boric.
Para el mandatario español Pedro Sánchez, vivimos «un desafío» que requiere «dar un paso al frente» y «pasar a la ofensiva» porque nuestras sociedades se enfrentan a «una amenaza real» compuesta por oligarcas y la ultraderecha. En definitiva, «una internacional del odio que avanza en ambos continentes».
«Preservar y mejorar la democracia es una cuestión política, es un deber moral, es una responsabilidad que debemos a generaciones pasadas y futuras», destacó Sánchez. «Nos toca a nosotros, gobiernos progresistas, encabezar esa respuesta casi en solitario», añadió. Senaló que cada vez «es más evidente» que hay una derecha tradicional con la que antes compartían «consensos básicos» que ahora se ha sometido al marco impuesto por la ultraderecha. «Son cada vez más fuertes, las fuerzas progresistas debemos estar cada vez más juntos y unidos», afirmó.
* Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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