Prisión perpetua para dos represores argentinos

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Los represores argentinos Antonio Bussi y Luciano Benjamín Menéndez fueron condenados a prisión perpetua por la desaparición del ex senador Guillermo Vargas Aignasse, durante la última dictadura militar registrada en ese país (1976-1983).

El Tribunal Federal Oral de la provincia de Tucumán resolvió, además inhabilitar de por vida a Bussi y Menéndez a ocupar cargos públicos. Los cargos contra los represores fueron asociación ilícita, violación de domicilios, privación ilegítima de libertad, imposición de tormentos agravados y homicidio agravado por alevosía por la participación de dos o más personas con el fin de actuar con impunidad, según consta en la sentencia.
 
Sin embargo, Bussi no irá a una cárcel común y permanecerá detenido en su domicilio. No así, Menéndez quien hace poco tiempo recibió una condena similar en la provincia de Córdoba.

Esta decisión causó malestar entre los manifestantes, miembros de organismos de derechos humanos que esperaban el fallo frente a la sede del Tribunal. Por ello, ras conocerse la sentencia, se registraron incidentes en los alrededores de los Tribunales.

Antes del fallo, los represores defendieron su proceder durante la dictadura y ratificaron sus procedimientos durante lo que consideran “una guerra”, que término con la desaparición de unas 30.000 personas.
 
El fiscal Alfredo Terraf había solicitado que los represores fuesen condenados a prisión perpetua por haber formado parte de una tiranía que, tras el golpe de Estado de 1976, se dedicó a aniquilar a quienes pensaban diferente. “Bastaba con la simple disidencia de pensamiento, no de acción, para ser víctima del terrorismo genocida”, aseveró Terraf.

A pesar del fallo, la situación judicial de Bussi y Menéndez no termina ahora, porque ambos están imputados en otras 600 causas por crímenes de lesa humanidad.

Antonio Bussi fue el hombre fuerte de la provincia de Tucumán durante la dictadura y el responsable de los tormentos de quienes fueron detenidos en más de 30 centros clandestinos de detención que existieron en aquella provincia. Luciano Menéndez ejerció un papel similar en Córdoba.

Vargas Aignasse fue secuestrado en Tucumán el 24 de marzo de 1976. Unos días después desapareció y no volvió a ser visto.

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