Pujas de la izquierda en Chile

990

Rivera Westerberg.

Es, pujar, el consejo, la orden y la exigencia a las mujeres en proceso de parto; pujar, empujar, romper un equilibrio insostenible, hacer carne la cuota de dolor para que acceda a la vida una vida nueva. Alguna vez se sostuyvo que la violencia es la partera de la historia; los pueblos pujan en la barricada, sufren para dejar atrás el sufrimiento —o la maldición— del hambre, de la desigualdad, de la discriminación. Los pueblos sufren siempre, pero empecinados, pujan.

Dijo alguna vez Neruda que su pueblo (los chilenos) eran los más explotados, los que más sufrían; acaso haya que sumar al poeta: decididamente es uno de los más traicionados; de rica agricultura alguna vez su territorio, pasó a no poder alimentar a su población; el salitre no fue el duro trabajo que conduciría a Arcadia, lo encerró en la Escuela Santa María; el cobre nacionalizado a golpe de audacia, trabajo, conciencia y por el precio de un virtual "embargo" al comenzar los setentas, vuelve a ser pasto de locales y transnacionales asociadas.

Los años de dictadura (y es un sarcasmo de la historia) fueron limando antinomias entre los hoy ex izquierdistas y los ayer golpistas hasta repartirse alegremente las dirigencias Alianza y Concertación todo lo que falta en la mesa popular —salud, educación, trabajo, vivienda, respeto por la vejez, dignidad a la juventud encerrada en las poblaciones polvorientas. Lo que no iguala, probablemente, a los más rancio abolengo con los rastacueros contemporáneos es el buen gusto para gozar de "esas cosas buenas de la vida"; en parte porque los segundos aprendieron demasiado rápido y superficialmente el valor de tomar lo ajeno, lo público, para sí.

Y porque fracasaron en crear su propia "nomenkatura". Nuevos en las cosas del poder —o de la ilusión del poder— ninguno de los añosos parece dispuesto a permitir una poca de oxígeno a las generaciones de reemplazo y, así las cosas, los que ayer "aggiornaron" frentes y unidades populares están imposibilitados hoy para engendrar cambios en sus anquilosadas estructuras. No quiere decir lo señalado que enfrenten ya el tránsito de la muerte política, en vez agonizan; es decir: luchan por mantener la nariz fuera del agua servida.

Arrate adelantó la adhesión de la Nueva Fuerza de Izquierda a las movilizaciones convocadas para el mañana (hoy) sábado en rechazo al proyecto energético de Hidroaysén y su apoyo tanto a la lucha de los sectores estudiantiles como al reclamo del pueblo mapuche a favor de la libertad de cuatro de sus dirigentes presos por atentar contra un fiscal en 2008, que no se ha probado, y sujetos a condenas de entre 20 y 25 años al amparo de la ley antiterrorista heredada de la dictadura y que más de 20 años de democracia no han sabido derogar.
 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.