Punto Final, odisea del periodismo disidente

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Hasta el día de hoy en Chile no existen ni la cláusula de conciencia, ni una garantía legal a la propiedad intelectual del trabajo periodístico, no sólo para cautelar eventuales derechos de autor –que son muy legítimos–, sino en el sentido de asegurar el respeto de jefes y editores sobre la integridad de los textos y entrevistas, en un ambiente donde predomina el hábito de cambiar hasta el sentido mismo de la labor profesional del reportero o redactor.

Otro propósito inicial de la revista fue agotar un tema, en una suerte de monografía que marcara el ‘punto final’ de la cuestión de papitante actualidad seleccionada para sus páginas. Así apareció la primera edición impresa en los talleres Horizonte –del partido Comunista– con el título ‘La tragedia de la Janequeo’, un reportaje a fondo sobre el naufragio de una nave de la Armada investigado por el reportero Miguel Torres, quien no pudo publicar su trabajo en el medio donde trabajaba.

El equipo fundador costeó la publicación con sus salarios en el vespertino ‘Las Noticias de Ultima Hora’ y la revista ‘Panorama Económico’. Además, ellos mismos se encargaron de vender el folleto en los cafés del centro de Santiago, recibiendo el apoyo de numerosos periodistas que colaboraron en la difusión y distribución de la nueva publicación.

DE FOLLETO A REVISTA

Manuel Cabieses recuerda hoy que PF no surgió con una finalidad política partidista, aunque el editorial del primer folleto ya señalaba: “Los autores, que por lo general serán periodistas, tendrán absoluta libertad para desarrollar los temas de acuerdo a su conciencia. Eso no quiere decir que Punto Final no tenga una posición. Es democrático y de avanzada. Cree que las grandes masas son las protagonistas de la historia y se coloca a su servicio. Pero no se encajonará en fronteras artificiales, no rehuirá la polémica ni sentirá temor de decir la verdad”.

Unos cinco meses después, al calor del éxito alcanzado por la monografía quincenal, comenzó su conversión en una revista con secciones de política nacional e internacional, economía, cultura, etc. Se formó un consejo de redacción que designó a Cabieses como director, al ‘Chico’ Díaz como secretario de redacción y al abogado Alejandro Pérez Arancibia como gerente.

El resto del consejo lo integraron el economista Jaime Barrios Meza, que fue uno de los principales promotores de la idea de convertir el folleto en revista, más el abogado Jaime Faivovich Waisbluth, los periodistas Augusto Olivares Becerra, Carlos Jorquera Tolosa y Hernán Uribe Ortega. Más adelante se incorporaron los periodistas Augusto Carmona Acevedo y José Carrasco Tapia.

Barrios y Olivares terminaron sus días en el Palacio de La Moneda, junto al Presidente Salvador Allende, en tanto Faivovich falleció en el exilio en México. Carmona y Carrasco fueron asesinados alevosamente en 1977 y 1986, respectivamente, mientras Díaz y Pérez también fallecieron. Del consejo original sobreviven Jorquera y Uribe, pero sólo Cabieses continúa al frente del proyecto, con colaboradores como su hija Francisca y el sociólogo Hernán Soto, entre otros.

El capital inicial fue enterado con aportes de los miembros del consejo de redacción. Luego se constituyó una sociedad, integrada por Pérez, Díaz y Cabieses, que suscribió un contrato de impresión con Prensa Latinoamericana, que pertenecía al Partido Socialista.

Entonces PF se definió como ‘izquierda independiente’ y se proclamó tribuna del pensamiento revolucionario’ o un un espacio al que podían acceder diferentes corrientes progresistas. Su propio consejo de redacción reflejaba ese propósito plural, puesto que sus miembros provenían experiencias marxistas y cristianas de la izquierda chilena.

fotoCUATRO DÉCADAS

El acuerdo político básico consistió en apoyar al movimiento continental anticapitalista y antimperialista, en especial a la Revolución Cubana; luchar por la unidad de los pueblos latinoamericanos; y la defensa de los intereses de los trabajadores y del pueblo chileno. Asimismo, optó por las técnicas del lenguaje periodístico, desechando por igual al academicismo de las revistas teóricas y el estilo panfletario de la prensa militante.

Desde el comienzo, PF se propuso difundir las ideas revolucionarias desde una perspectiva latinoamericana, ofreciendo análisis de la realidad con argumentos y lenguaje claros. Hasta 1970, la revista sufrió numerosas querellas judiciales amparadas por la Ley de Seguridad Interior del Estado y el Código de Justicia Militar, todo esto bajo el gobierno democráta-cristiano de Eduardo Frei Montalva (1964-1970).

Su director –Cabieses– estuvo detenido varias veces, la revista padeció el secuestro de sus ejemplares y en uno de esos episodios se le prohibió circular por dos ediciones. En esa época, y a pesar del boicot de los grandes consorcios periodísticos que controlaban los circuitos de distribución, PF alcanzó una circulación de 15 mil ejemplares quincenales, pero su récord de 65.000 ejemplares lo registró con la publicación exclusiva en América del Sur del Diario del Che en Bolivia, que apareció simultáneamente en Paris y La Habana en julio de 1968.

La primicia del Diario… la obtuvo la revista de manera fortuita, por el rol que casualmente desempeñaron sus redactores en el rescate del histórico documento. La copia fotográfica del diario de campaña del comandante Ernesto Guevara fue sacada clandestinamente de Bolivia y entregada a PF para hacerla llegar al gobierno cubano.

Con el triunfo del Dr. Salvador Allende en septiembre de 1970, algunos miembros del consejo de redacción se incorporaron al gobierno. Augusto Olivares fue designado director de Televisión Nacional; Jaime Faivovich, Intendente de Santiago; Jaime Barrios se hizo cargo de la gerencia general del Banco Central; Carlos Jorquera pasó a la secretaría de prensa del Presidente; y Hernán Uribe asumió la dirección del vespertino ‘Las Noticias de Ultima Hora’, del partido Socialista.

PERIODISMO QUE HACE MÁRTIRES

La revista mantuvo una línea editorial de apoyo crítico al gobierno del Presidente Allende, más cercana a las posiciones del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que a las de la Unidad Popular (UP). El día del golpe militar –11 de septiembre de 1973– sus oficinas fueron asaltadas y destruidas por el ejército. En esa misma jornada Augusto Olivares se quitó la vida en el palacio de La Moneda; Jaime Barrios fue detenido y hasta hoy se encuentra desaparecido; Carlos Jorquera fue enviado al campo de prisioneros de Isla Dawson, en el Estrecho de Magallanes y, más tarde, al exilio en Venezuela.

Jaime Faivovich, Hernán Uribe, Alejandro Pérez y Mario Díaz marcharon al exilio en México –donde murió el primero–, Cuba y Venezuela. El “Chico” Díaz murió en Buenos Aires el 14 de agosto de 1985.

Otros redactores fueron asesinados en distintas épocas por los servicios secretos de la dictadura, Augusto Carmona en 1977, Máximo Gedda en 1974 y José Carrasco, en 1986. Los tres pertenecían al MIR. Cabieses estuvo detenido en varios campos de prisioneros entre 1973 y 1975. Fue expulsado del país y estuvo exiliado en Cuba hasta 1979, año en que regresó clandestinamente a Chile con su esposa, Flora. Las historias de vida de los colaboradores de la revista y todos los demás periodistas chilenos y extranjeros asesinados y/o desaparecidos por la dictadura están en el libro Morir es la Noticia, publicado en Chile y que se puede leer sin costo en la biblioteca multilingüe virtual Wordtheque (http://shop.logos.it/users/carmona/index.html); también en www.derechos.org/nizkor/chile/libros/reporter.

Después de una edición internacional en México, a cargo del “Chico” Díaz, Punto Final reapareció en Chile en julio de 1989, cuando las condiciones políticas permitieron su circulación legal. En lo esencial, su línea editorial sigue siendo la misma de origen, pero exhibe mayor apertura a la diversidad de ideas y propuestas democráticas y de justicia social que caracterizan a la época actual.

La circulación, probablemente por efecto de la crisis de la prensa escrita y de sus propias limitaciones materiales, es menor a la que tuvo hasta 1973, aunque posee considerable influencia y convocatoria en sectores populares. Asimismo, ha participado en numerosas campañas e iniciativas solidarias y entrega apoyo activo a los proyectos de reunificación del campo popular.

VIVIR PARA SOBREVIVIR

fotoUna encuesta publicada en el Manual que edita la Industria Publicitaria y Marketing de Chile revela que la mayoría de los lectores de ‘Punto Final’ son jóvenes de 15 a 19 años de los grupos socio-económicos medio-bajo (C-3) y bajo (D). Aunque la publicación figura entre las principales revistas informativas del país, las empresas privadas o del Estado no la utilizan para colocar su publicidad por razones ideológicas.

Punto Final carece de todo tipo de anuncios que se sabe constituyen la principal fuente de financiamiento de los medios de comunicación. La publicidad en Chile invierte alrededor de 700 millones de dólares al año, donde más del 60% se destina a televisión –existen 8 canales de TV abierta–, mientras el resto se reparte entre las radios –383 FM y 99 AM– y 120 periódicos y 748 revistas –en su mayoría institucionales– que existen en Chile según el Anuario (1998-99) de Cultura y Medios de Comunicación del Instituto Nacional de Estadísticas.

PF ha realizado numerosos intentos por conseguir publicidad**, sobre todo estatal, pero sin resultados. Tampoco le ha sido posible obtener apoyo de las organizaciones sindicales y ONGs importantes, que prefieren sostener sus propias publicaciones institucionales o avisar en la gran prensa comercial. Por lo tanto, la venta directa en quioscos y las suscripciones constituyen su principal fuente de ingresos. A pesar de que sus costos son bajos, de todos modos se acumula un déficit.

Hasta ahora, la revista cubre esa pérdida con los aportes de Grupos de Amigos de ‘Punto Final’ organizados en varias ciudades del mundo por chilenos que se quedaron en el exilio y que simpatizan con la línea editorial, quienes promueven campañas y organizan actividades para recolectar fondos que también se realizan en Chile. La solidaridad, sin embargo, constituye una fuente de financiamiento variable y esporádica, que hace muy vulnerable y precaria la sobrevivencia una revista que debe pagar por adelantado el 50% de la impresión de cada edición y el resto, en un plazo de 60 días.

A la revista ingresa menos de la mitad del precio unitario, una vez deducidos los gastos de distribución y venta, por lo tanto mantenerla es una tarea riesgosa e incierta que –según sus animadores– “proporciona muchas satisfacciones como el reconocimiento y estímulo que se recibe de muchas personas que hacen suya la línea editorial de esta publicación”.

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* Periodista chileno. Este trabajo fue escrito especialmente para Argenpress, agencia independiente de noticias argentina (www.argenpress.info)

** En Piel de Leopardo puede leerse la misiva enviada por Manuel Cabieses , director de Punto Final, al entonces señor ministro Sceretario General de Gobierno, Francisco Vidal Salinas –en la actualidad ministro del Interior– en abril de 2004, acerca del asunto de la publicidad estatal y los medios de información independientes:
Chile: una carta sin respuesta.

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