Putin volverá al Kremlin; gana la presidencia con más de 64% de votos

El primer ministro Vladimir Putin ganó los comicios presidenciales de ayer domingo en Rusia y al obtener la requerida mayoría absoluta en primera vuelta podrá regresar al Kremlin como jefe de Estado para un tercer periodo de seis años.

Realizado el escrutinio de 82.41 por ciento de los votos, pasadas las 3 horas de esta madrugada, la Comisión Central Electoral informó que Putin consiguió 64.83 por ciento de los votos.

En segunda posición, con 17.03 por ciento, quedó el líder comunista Guennadi Ziuganov, seguido del magnate Mijail Projorov, con 6.99 por ciento, que disputa el tercer lugar al ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky, que obtuvo 6.34 por ciento. El socialdemócrata Serguei Mironov cierra la lista como el menos votado con 3.73 por ciento.

Se registró una participación de 64 por ciento del total de 108 millones 137 mil 957 rusos con derecho a voto dentro de los casi 143 millones de habitantes del país.

Con estos resultados preliminares, Putin puede afirmar que –pese a los inconformes, que a raíz del «ajuste» de resultados en las legislativas de diciembre anterior llevaron a cabo las mayores protestas contra el Kremlin de los últimos 20 años– tiene el respaldo de la mayoría de los rusos.

Putin evitó ir a una riesgosa segunda vuelta de votación, pero no podrá gobernar como antes, sin tomar en cuenta que un sector importante de la población urbana rechaza su permanencia en el poder.

En unos comicios marcados por la desigualdad de condiciones, Putin se benefició de las ventajas que no tuvieron los otros candidatos y, ante la dispersión del voto en su contra, ninguno de los rivales pudo disputarle la presidencia.

Los seguidores de Putin se concentraron esta noche en el centro de Moscú para celebrar el triunfo. En torno de 100 mil personas, muchas de ellas llegadas esta mañana en autobuses desde el interior de Rusia, se congregaron en la Plaza Manezhnaya, frente al Kremlin, para escuchar un concierto de rock hasta que llegó el ganador.

Visiblemente emocionado –con una lágrima cayendo sobre su mejilla–, Putin advirtió: «ganamos en un una lucha abierta y honesta. Nadie podrá quitarnos este triunfo justo ni imponernos desde fuera modelos que sólo buscan hundir a Rusia», dando a entender una vez más que quienes rechazan su permanencia en el poder son traidores a la patria, financiados desde el exterior.

Putin necesita la legitimidad de las urnas y ordenó instalar miles de cámaras web para vigilar la votación. Sus adversarios alegan que con desconectar la transmisión unos segundos se pueden alterar los resultados, e incluso sin apagar las cámaras como sucedió –y quedó grabado y expuesto en Internet (bit.ly/AzsVDm)– en una aldea de Daguestán, Tarumovka, cuando dos hombres, media hora antes del cierre de las casillas, metieron en las urnas cerca de 30 boletas de quienes no fueron a votar.

La Liga de los Electores, el partido Yabloko y el equipo de Projorov a la media noche de este lunes habían contado 5 mil 432 irregularidades, incluidos 326 casos de «transporte masivo de electores» para votar por listas y 123 casos de urnas con votos falsos, reportadas por sus 27 mil 533 obervadores, 298 de los cuales fueron expulsados bajo diferentes pretextos (bit.ly/zgWkR3).

De los perdedores sólo Zhirinovsky y Mironov telefonearon a Putin para felicitarlo por su triunfo. Ziuganov y Projorov no reconocieron estos comicios como limpios.

«No veo sentido en felicitar a nadie. Hoy perdimos todos. Hoy perdió Rusia», apuntó el líder comunista, antes de asegurar que, a diferencia de las legislativas de diciembre, esta vez el Kremlin «utilizó métodos menos burdos pero igualmente cínicos para inflar los resultados de su candidato, como la votación a domicilio (cuando en el medio rural se llevan las urnas a las casas) y el sufragio fuera del sitio de empadronamiento».

En cambio, el director de cine Stanislav Govorujin, titular de la coordinación de campaña de Putin, llegó a decir que estos fueron «los comicios más limpios y transparentes de toda la historia de Rusia».

Moscú volverá a ser escenario de manifestaciones y mítines en contra y en favor de Putin y, a la vez, no se prevé que la protesta callejera propicie, en el corto plazo, un cambio de gobierno, como ocurrió hace ocho años en Ucrania, por poner un ejemplo.

Tampoco parece viable que Putin quiera gobernar con mano dura y desate una represión que aisle a Rusia, pues nadie quiere aquí romper con Estados Unidos y Europa.

La prensa local asegura que muchos miembros de la élite gobernante –por más que el discurso oficial sea inculcar a parte del electorado que hay injerencia foránea en los asuntos internos rusos– tienen a sus esposas, hijos y cuentas bancarias lejos de las fronteras rusas.

*Corresponsal de La Jornada de México en Rusia

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