¿Qué es el “ejército secreto de la OTAN” en Ucrania?
El neonazismo en Ucrania revela que las operaciones terroristas atlánticas no han terminado con el escándalo de la “Operación Gladio” en Europa; asimismo, revela que la dependencia de la OTAN del nazismo es una doctrina de inteligencia militar.
El ex oficial de la Marina de los Estados Unidos. Scott Ritter afirma en una entrevista con George Galloway, que los cuerpos de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá han entrenado, organizado y armado a grupos neonazis y nacionalistas fascistas desde el golpe de Estado de 2014 en Ucrania.
El oficial, así como otros, no han revelado secretos que no circulan en los ámbitos correspondientes, ya que muchos escritores interesados en este tema en Estados Unidos y Europa están en vías de publicar investigaciones, completando obras anteriores e investigaciones documentadas que trataron el tema de los “ejércitos secretos de la OTAN” en relación con los nazis y fascistas en Europa y en el mundo.
Los nazis de Ucrania proceden del corazón de la “Revolución Naranja”
La invasión nazi de tierras soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial dejó su huella en Ucrania y a pesar de la derrota del nazismo esta dejó pequeñas organizaciones que tenían su origen en el ejército nazi, como lo son Svoboda y Bandera.
La “Revolución Naranja” gestionada por la inteligencia estadounidense y europea en 2004, adoptó como su fachada política en la “Plaza de la Libertad” los llamados a la democracia estadounidense lanzados por instituciones internacionales y “organizaciones no gubernamentales” vinculadas al modelo de libertades estadounidense.
A la sombra de la fachada política, creció la marea de grupos nazis y nacionalistas fascistas que volvieron a recuperar el legado de su “héroe nacional” Stepan Bandera (1909 – 1059) en su guerra “patriótica” del lado de Alemania contra Polonia en el oeste de Ucrania, y en el bando de Hitler contra el ejército soviético en el Donbás.
El grupo «Svoboda», que se remonta a su vinculación con las facciones militares de Hitler, creció también en la “Plaza de la Libertad” junto con grupos neonazis y grupos nacionalistas ucranianos; la “Revolución Naranja” inflamó su fascismo de extrema derecha en contra de la cultura y la Iglesia Ortodoxa Rusa y contra las culturas y religiones del “mundo de color”.
Estos y otros grupos combatientes no cuentan con el apoyo de la inteligencia de las embajadas, las agencias estadounidenses y europeas y las tradicionales “instituciones internacionales”, que generalmente “fomentan” la democracia estadounidense y sus libertades, sino que están “patrocinados” por fuerzas especiales militares y cuerpos de inteligencia encargados de crear ejércitos secretos de la OTAN, de acuerdo con la doctrina militar atlántica y su dilatada experiencia.
Su relación con los servicios especiales secretos de la OTAN, que se reveló en 2004, se consolidó con la conexión con los servicios militares y de seguridad ucranianos en preparación para el golpe de 2014; en el primer momento del golpe, los grupos nazis y fascistas estaban entrenados. y armados para librar la guerra contra los “separatistas” en el Donbás y contra los sindicalistas y políticos adversos a la OTAN.
La organización nazi «Svoboda», la cual fundó el “batallón Azov” junto con otros grupos, fue fusionada por el líder del golpe Petro Poroshenko con las fuerzas regulares en 2014, cometiendo estas masacres de limpieza étnica en Mariupol en asociación con la “Organización de Acción Nacional Británica”, (The Guardian) y luego en Odessa y Kharkiv hasta el punto de que la Comisión de Derechos Humanos pidió en 2016 su inclusión en la lista de organizaciones terroristas por delitos de violación, tortura y saqueo en Donbás; al principio, el Congreso de Estados Unidos vaciló y luego hizo la vista gorda.
Según la revista británica Times, esta organización nazi fue precedida por los fascistas de la organización “Sector Derecho” (Bravi Sector) en 2013, que incluía a unos diez mil combatientes, y la cual adoptó como símbolo al “héroe nacional de Ucrania” en la Segunda Guerra Mundial llamado «Dmitro Kotsio Palio» (Da Vinci) y tiene como integrantes a muchos “voluntarios” europeos.
Una organización similar surgió de las masacres en Odessa y Donbás, formando el “Batallón Patriot”, dirigido por Andrei Belinsky, y contó con entre diez mil y quince mil combatientes, con la ayuda de “voluntarios” de la organización estadounidense “SITE Intelligence Group”, según el New York Times y se integraron a la misma simpatizantes de Francia y Finlandia.
Batallones y milicias militares, entrenadas y equipadas con las armas estadounidenses, británicas y canadienses más modernas, superan las diez organizaciones grandes, son organizaciones que el gobierno de Zelensky y los países de la OTAN clasifican como “fuerzas de reserva” del ejército ucraniano.
En la práctica, estas organizaciones controlan, desde 2014, el nombramiento de oficiales y comandantes del ejército en los frentes, (especialmente el batallón «Azov») y controlan en gran medida las salas de operaciones, las técnicas de escucha y las comunicaciones modernas con la ayuda de un equipo especial de “asesores” de la OTAN.
¿Qué es ese equipo especial de “asesores militares” que los entrena, arma y organiza? ¿Cómo los patrocina y supervisa su trabajo?
Quizá no sepamos el nombre de esta “operación” que acomete la dirección de la guerra y el trabajo de organizaciones y batallones, como tampoco sabíamos los nombres de la “operaciones” de la OTAN con DAESH en Iraq, Siria y África; pero podemos deducir de las experiencias cómo forma el Atlántico los ejércitos secretos con o sin conexión con las agencias gubernamentales correspondientes, cómo planifica y cómo gestiona e implementa.
La doctrina de la OTAN “quedarse en la retaguardia”
Antes de que se desarrollara la segunda guerra mundial y antes de que se estableciera la OTAN, el director de la CIA, Allen Dulles, concluyó en 1942 que Estados Unidos estaba “luchando contra el enemigo equivocado” al referirse al error de aliarse con la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial contra la Alemania nazi, la Italia fascista y Japón… (la alianza contra el Eje).
A la misma conclusión llegó el presidente estadounidense Harry Truman en 1949 cuando intentó bombardear Moscú con armas nucleares para supuestamente “corregir el error”, pero la Unión Soviética lo sorprendió revelando que estaba en condiciones de dar una respuesta nuclear; el objetivo estadounidense no ha cambiado esperanzados siempre de eliminar al “aliado equivocado” con el fin de controlar el mundo.
Pero ha cambiado el enfoque y los mecanismos de acción; de esta manera, Truman estableció, en el mismo año, la “OTAN”, y sobre la base de su Carta Magna, formó las “Naciones Unidas y las instituciones de la comunidad internacional” como arma para difundir la democracia estadounidense y sus libertades, junto con las instituciones económicas de Bretton Woods (el dólar, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) como armas para promover el modelo estadounidense con el fin de expandir el imperio y dominar el mundo, lo cual requería de la eliminación del “enemigo” (en aquel entonces la Unión Soviética, y luego los movimientos de liberación…).
Además de las instituciones políticas oficiales, el aparato militar y los cuerpos de inteligencia, la OTAN activó el aparato secreto de las operaciones militares y de inteligencia que durante la guerra estuvo operando detrás de las líneas del antiguo enemigo, con el fin de “quedarse en la retaguardia” (las redes de Stay Behind) contra el “nuevo enemigo”.
La que era denominada la “Alianza de Defensa Europea” la cual precedió a la OTAN, continuó su labor a través del organismo secreto llamado “Comité de la Unión Occidental”, haciendo planes, en palabras del exdirector de la CIA William Colby, para una “guerra no convencional”, en alianza con el criminal de guerra nazi Reinhard Hehlen, las bandas de la mafia y neofascistas en la organización “Ordo Novo” (Daniel Jasrow, Los ejércitos secretos de la OTAN – el Terrorismo en Europa occidental, Ginebra, 2005).
El aparato secreto establecido por Winston Churchill, detrás de las líneas enemigas y después de la caída de Francia en manos de Hitler en 1940, continuó “quedándose en la retaguardia”, reforzado por la colaboración de ex-nazis a través de empresas estatales y la “Red de Unidades Auxiliares” en Escocia, bajo el mando del mayor Colin Gobbins y el oficial de ingeniería de explosivos Mad Mike. (Paul Williams, The Unholy Alliance between the CIA, the Vatican, and the Mafia, New York, 2015).
La cueva de Alí Babá es iniciada por la “Operación Gladio”
Durante la investigación de una masacre sospechosa que resultó en la muerte de civiles en Italia en 1978, la “investigador Phyllis Casson” descubre que la organización neofascista “La Familia” estaba involucrada en esa masacre y en otras masacres, además de cometer muchos “actos terroristas y delitos graves” que involucran a los servicios de inteligencia militar y a ex fascistas, liderados por el “autor intelectual” Vincenzo Vinceira, a lo largo de los “Años de Plomo” desde principios de los años sesenta hasta finales de los ochenta del siglo pasado.
El descubrimiento de campos de concentración secretos, contrabando de dinero producto de las drogas desde Alemania, billetes falsos, y 127 depósitos de armas… estas pistas llegaron al general Geraldo Serraval, quien a su vez reveló el plan de “quedarse en la retaguardia” al frente del ejército secreto de la OTAN en Italia llamado “Operación Gladio”.
El general revela la existencia en América Latina de la “Operación Cuandro” derivada de “Gladio”, y las muchas organizaciones paralelas aliadas con las bandas criminales, neonazis y fascistas esparcidas por Europa y el mundo.
En cada país, la “operación” toma un nombre distinto y mantiene bases de entrenamiento, centros de detención y almacenes de armas… y realiza sabotajes, asesinatos y golpes militares con “fines nobles”, como lo comentó el portavoz del departamento de Estado estadounidense, Nicholas Berner, cuando se produjo la bulla mediática.
Estos “fines nobles” varían desde el sabotaje y el asesinato hasta acusar a la izquierda de criminalidad y terrorismo, “para evitar que la izquierda italiana avance en las elecciones”, según la investigación italiana; o el hecho de promover de un golpe militar fascista en Grecia en 1967 para cancelar las elecciones e impedir la victoria del socialista Andreas Papandreou.
También incluyen el asesinato de colaboradores nazis cuando es necesario para arrojar sospechas sobre la izquierda “terrorista” en Alemania, y el asesinato de un agregado militar oficial que extiende su dedo a los hilos de la red secreta, como lo es el asesinato del agregado militar británico Stephen Saunders en Atenas. (Eric Vartini, “El Ente”, Santa Alianza y Organizaciones Negras, Madrid, 2006).
Gobiernos cómplices e investigaciones sumisas
El descubrimiento del escándalo “Gladio” obligó al primer ministro italiano, Giulio Andreotti, a anunciar ante el Parlamento el 24 de octubre de 1990 de la participación de cuerpos militares, que calificó de “actos criminales y terroristas graves”; en cuanto a la existencia de “ejércitos secretos” similares en todos los países europeos y otros lugares, el parlamento europeo adoptó una resolución llamando a las autoridades judiciales de cada país a “investigar las sospechas graves y sus extensiones reales”.
Solo el poder judicial italiano se ha movilizado de entre los órganos judiciales en veintisiete países de la Unión Europea y solo el poder judicial suizo se movilizó entre los países fuera de la Unión Europea, revelando la existencia de un “ejército secreto” en la Suiza neutral durante la Segunda Guerra Mundial, el cual se quedó en la “retaguardia” después de eso, continuando en suelo británico cumpliendo funciones de entrenamiento, contrabando y preparando las operaciones de combate y sabotaje…
El juez de instrucción italiano Guido Salini finalizó su investigación en el 2000, diez años después de que se le encargara, señalando que el primer ministro Giulio Andreotti había estado involucrado en su “encubrimiento del ejército secreto desde 1984”; el juez usó los documentos de Francisco Caciator, que documentan la historia de las operaciones encubiertas de la OTAN durante la guerra, y las operaciones de “quedarse en la retaguardia” a partir de entonces en Europa y el mundo.
La operación francesa “Plan Azul” supervisó las operaciones de la “organización militar secreta” terrorista en Argelia durante la revolución de la independencia argelina entre 1954 y 1962; y el “Plan Azul” belga supervisó el golpe del Congo y el asesinato de Patrice Lumumba; y el “Plan de Contingencia” británico supervisó las operaciones de terrorismo y sabotaje en la India, África, Palestina y en los territorios del “imperio en el que el sol nunca se pone”; asimismo, la operación “Piel de Oso Rojo” se encargó de las operaciones terroristas fascistas en Grecia… etc.
Los documentos también revelan operaciones de “quedarse en la retaguardia” después de la guerra, y sobre las redes de ejércitos secretos de la OTAN en Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Francia, Dinamarca, Turquía, los países bálticos y Finlandia… y sobre el sabotaje, asesinatos, contrabando, depósitos de armas, campos de prisioneros, las redes de organizaciones nazis y fascistas involucradas en los crímenes…
Finalmente, el anuncio de los resultados de la investigación terminó sin acusaciones, arrestos y juicios, como una burbuja de jabón, como si nada hubiera sucedido, solo porque el departamento de Estado de Estados Unidos expresó su pesar por “algunas violaciones atroces” que describió que se salieron del plan original diseñado para proteger al “mundo libre” de las peligrosas amenazas “totalitarias” (expresiones de aquellos tiempos).
En todos los crímenes que Estados Unidos comete contra el mundo y la humanidad, su “mundo libre” las aprueba señalando que la necesidad permite lo prohibido.
Las ideas y opiniones expresadas en este artículo son las de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Al Mayadeen
*Investigador, Diplomado en Estudios Antropológicos de la Universidad de Sorbonne en París. Escritor en varios periódicos.