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Luego de que el presidente Rafael Correa denunciara que los servicios de inteligencia habían sido infiltrados por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), anunció la creación de un sistema de inteligencia que aglutine a los equipos de las Fuerzas Armadas y de la Policía. El anuncio constituye uno de los cambios que afrontarán los miembros de la Fuerza Pública.
Correa, aseguró que tiene en su poder los informes que avalan la denuncia y que en los próximos días se difundirán públicamente. “Dije claramente que nuestros servicios de Inteligencia están infiltrados por organismos extranjeros, entre ellos la CIA, ya me presentaron el reporte donde se confirma en todas esas cosas. El país conocerá ese reporte hecho por miembros de las FF.AA. y de la sociedad civil, incuestionables, donde se ratifica todo”, manifestó el mandatario.
En su discurso, también afirmó que se prepara una reestructuración del sistema de Inteligencia. Extraoficialmente, se conoció que esos cambios tocarán a unidades especiales como la Unidad de Investigaciones Especiales Uiess de la Policía y GIOM del Ejército.
La Uiess cumple tareas contra el narcotráfico y la subversión o terrorismo internacional. Llevó adelante operativos contra el tráfico de drogas y se calcula que 70 por ciento de las capturas de la última década se pudieron hacer por el accionar de la unidad. Pero su principal cuestionamiento es por recibir ayuda económica de Estados Unidos igual que sucede con la Dirección Nacional Antidrogas.
Por eso, en los informes de investigación de la infiltración se dice que la Policía tiene una dependencia total de EE.UU.
En tanto, el equipo de la Fuerza Terrestre se dedica a tareas de Inteligencia externa e interna, es decir, realiza investigaciones a personas, grupos o movimientos sociales del país. Las principales críticas que afronta son porque esos seguimientos se dieron sobre movimientos de izquierda o estudiantiles.
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