RECORDAR A MARÍA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Entre la pequeña comunidad chilena que reside en el norte de San Francisco, acabamos de perder a una gran líder entre los latinos** de Santa Rosa, California. Conocí a María cuando celebraba sus 90 años. Era muy conocida y había ganado muchos honores por su servicio a la comunidad asistiendo, compartiendo lo poco que tenía con los menos afortunados.

María Rifo nació en La Serena, Chile, y falleció el 27 de febrero pasado a los 98 años. No dejará de existir entre nosotros, ya que vivirá por siempre entre esta comunidad en la cual dejó una gran impresión.

El fin de semana que fui a visitar a María, dos días antes de fallecer, me abrió la puerta con esa sonrisa y la sorpresa de tenerme de visita. María me había llamado para ayudarle a planear sus 99 primaveras el 12 de marzo, aunque el plan favorito de María era celebrarlo el 11 de marzo, día en que la presidenta chilena Michelle Brachalet tomaría el poder, haciendo historia para ese país, y para muchos de lo países del Hemisferio Sur. Estaba muy orgullosa de haber vivido para presenciar tal honor de su país natal.

Hace dos años debutó su primer libro para niños jóvenes que lleva el mensaje ¡Sí se puede! que ella aprendió de César Chávez, el líder de los campesinos obreros y los emigrantes que vienen a los Estados Unidos desde México en busca de una vida mejor.

María salió de Chile a los sesenta años después de haber jubilado como maestra de educación física en Santiago. Terminó trabajando como voluntaria de VISTA, y luego como secretaria de César Chávez en Délano, California, con quien pasó cerca de doce años. El destino la trajo a Santa Rosa donde pasó su tiempo sirviendo a la comunidad de habla hispana, y también a los anglosajones, a quienes les enseñaba español como segundo idioma.

Nadie la miró en menos por su edad avanzada cuando trabajó con César Chávez. Su trabajo lo hizo con gran sacrificio debido a sus años, pero con mucho orgullo y dignidad a cambio de aprender del líder campesino. Estos fueron grandes años de crecimiento y descubrimiento nos contaba María. Con él aprendió nuevos valores personales, que aunque los tenía innatos se incrementaron al lado de César quien nunca aceptó un ‘no’ como respuesta a lo que le pedía hacer.

«Tú puedes María, si quieres» le decía César.

La justicia social que estas enseñanzas representaban María las hacía realidad con sus actos de bondad, para todos y con todos, sin prejuicio alguno. Su libro para niños que cuenta este tiempo de su vida es acerca de la vida de una niña llamada María quien crece preguntándose ¿Qué hace a la gente feliz o triste? La niña María crece y ya más adulta aprende las respuestas del conocido líder mexicano, César Chávez, quien también cumple años este mes, el 31 de marzo.

Con esto ella quiso dar el mensaje de los valores personales a niños que viven muchas veces, como decía María, «en un mundo artificial, como en una aspiradora, viviendo de la TV dictándoles valores que no son reales o los que no necesitan». César Chávez le enseñó valores de justicia social, donde si las voces se juntan pueden adquirir poder. María enseña que la violencia no es la respuesta, sino que la manera de defenderse es con las palabras, y aprender sin golpes a demandar los derechos como humanos.

María siempre estaba lista a aprender algo nuevo. Su energía y curiosidad por las cosas y la vida no se habían disipado y vivió cada momento lleno de gozo. Su amiga Laura Duggen tomo la iniciativa de ayudarle a escribir su librito y ha sido la fuerza y creatividad detrás de este hermoso proyecto que Maria vio como su pequeña contribución a los niños de hoy.

La comunidad chilena de Santa Rosa, se reunía de vez en cuando a celebrar el 18 de Septiembre, o simplemente a celebrar las raíces chilenas. Hace unos pocos meses atrás también perdimos a Elisa Russeau otra chilena que nos dejo un gran vació.

Maria ha pasado a ser una hermosa leyenda, una modelo de mujer que con su ejemplo alentó a muchas mujeres con pocos recursos. Si ella empezó su vida a los 60 años, no dejaba que nadie se quejara de no poder hacer algo con su vida en un país en que las oportunidades están al alcance de todos.

Nos hará falta esta querida amiga, líder, maestra y ejemplo que nos enseño que la felicidad no se basa en las cosas materiales pero en preservar una actitud positiva y vivir cada día como si fuese el último. Casi nueve años mas tarde de conocerla, volveremos a juntarnos para celebrar el día de su cumpleaños en este mismo lugar, y nos reuniremos donde tuve la oportunidad y el privilegio de conocerla por primera vez cuando celebraba sus 90 años.

Sólo que esta fiesta que planeaba será aun más grande de lo que ella esperaba y sabemos que estará sonriéndonos porque estará presente con cada uno de los que ella toco durante su tiempo en esta tierra.

Maria era muy organizada. Ya tenia esta celebración programada con muchas de sus amigas a quienes confió su ultima despedida hasta con lo detalles mas mínimos, incluyendo el tener pastel de choclo el cual será servido a su pedido. Gracias a la vida que me ha dado tanto, será el lema que junto a Violeta Parra continuaremos celebrando en nombre de Maria Rifo.

¡Gracias Maria, porque también nos diste tanto!

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* Ellie Gálvez-Hard es escritora y profesora de la Universidad Estatal de Sonoma, California.

Artículo escrito especialmente para Por la Libre (www.porlalibre.org), por cuya gentileza se reproduce aquí.

**latino: Denominación generalizada y legal en Estados Unidos para designar a personas de origen o ascendencia hispanoamericana. Cultural y jurídicamente en ese país se adhiere a clasificación de los seres humanos por raza, asunto reñido con la ciencia.
Un «latino» es diferente a un «negro» (hoy llamado afroamericano -cosa de corrección política, nada que ver con antropología-) casi del mismo modo como aquel se diferencia de un «euroasiático» o de un asiático a secas.
En términos sociales el «latino» ocupa un lugar inferior en el gallinero anglosajón, aunque a veces su aplicación a alguien puede denotar un dejo de admiración, en especial cuando el «latino» parece «blanco» y dispone de recursos sobre la media.
Dicho lo anterior sin ánimo de ofender a nadie, que también algunos reivindican –cayendo en la trampa racista– el término y lo utilizan como si en él hubiera algo que reivindicar.
Las razas no existen, salvo en el ideario(?) del chauvinismo, algunos «instructivos» del III Reich, otros similares y epíogonos varios.
Así son las cosas. Y si no lo creen lean El obsceno pájaro de la democracia liberal en esta misma revista.

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