¿Recuerdan Gaza? Último informe de la OMS sobre la situación sanitaria en 2009

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Javier Segura del Pozo.*

Solo fijamos la mirada en las guerras y los conflictos mientras los medios lo consideran “un tema de actualidad”. Cuando desaparecen de los periódicos y los telediarios creemos que el conflicto se ha resuelto o no es merecedor de nuestra preocupación. Este es el caso del conflicto de Palestina y de la dramática situación y condiciones de vida que llevan sufriendo los habitantes de Gaza desde hace décadas.

A contracorriente de la actualidad "periodística", reproducimos parte del ultimo informe oficial de la Organización Mundial de la Salud sobre la situación de salud de la población se Gaza tras el último ataque del ejercito israelí –Operación Plomo Fundido, que tuvo inicio el 27 de diciembre de 2008 y que finalizó el 18 de enero de 2009.

La crudeza de la situación es tal que su lectura impresiona, a pesar de la frialdad del lenguaje técnico-administrativo utilizado y de los condicionantes político-diplomáticos de la Asamblea Mundial de la Salud, donde se presentó el mes de mayo pasado. Reproducimos integramente a continuación las principales conclusiones, añadiendo solo las cabeceras de los párrafos.

Encargo del Informe

En su 124ª reunión el Consejo Ejecutivo adoptó la resolución EB124.R4 en la que, entre otras cosas, pidió a la Directora General que enviase una misión sanitaria especializada para determinar las necesidades sanitarias y humanitarias urgentes y evaluar la destrucción sufrida por las instalaciones médicas en el territorio palestino ocupado, en particular en la Franja de Gaza, y que presentase a la 62ª Asamblea Mundial de la Salud un informe sobre las necesidades actuales y a plazo medio y largo relativas a los efectos sanitarios directos e indirectos de las operaciones militares israelíes.

Evaluación y alcance de la destrucción

Durante las tres semanas que duraron los ataques resultaron dañados 15 de los 27 hospitales, y al menos 43 centros de atención primaria de salud quedaron dañados o destruidos (…) Entre el personal de salud 16 personas resultaron muertas y otras 25 sufrieron traumatismos en el ejercicio de sus funciones; 29 ambulancias fueron dañadas o destruidas.

Durante la crisis sólo se practicaron intervenciones quirúrgicas de urgencia. En las primeras horas de los ataques, sólo en el Hospital Al-Shifa unas 300 personas ingresaron muertas o con diversas heridas. El hospital movilizó a 600 profesionales de la salud y habilitó 11 quirófanos; también se realizaron operaciones en pasillos y otros lugares. Pese a la enorme y repentina carga de pacientes, el personal logró prestarles una atención clínica de calidad.

Después de recibir tratamiento inicial, 1053 pacientes con heridas graves fueron evacuados, la mayoría de ellos para recibir tratamiento gratuito en hospitales de Egipto y el resto (96 pacientes) en otros países. La evacuación fue organizada por las Sociedades de la Media Luna Roja de Palestina y de Egipto y los equipos médicos de respuesta sanitaria rápida del Ministerio de Salud de Egipto. Tres víctimas recibieron tratamiento en Israel.

La infraestructura de suministro eléctrico resultó totalmente destruida en muchas zonas y también sufrieron daños carreteras, puentes, campos de cultivo, ganado, pozos de agua y sistemas de riego; la destrucción afectó a los sectores industrial, comercial y de servicios. Los sistemas de abastecimiento de agua potable y de alcantarillado resultaron gravemente dañados. Por falta de materiales de construcción las únicas reparaciones que pudieron realizarse en los hospitales dañados consistieron en colocar láminas de plástico en las ventanas rotas.

Efectos sanitarios directos e indirectos

– Heridas sospechosas.
(…) El personal sanitario y el público en general han expresado preocupación por el cuadro clínico poco usual de algunos heridos y se han preguntado si podía deberse al armamento utilizado.

Durante la crisis, los equipos médicos de urgencia y sus ambulancias tuvieron muchas dificultades para circular. Sin embargo, la mayor parte de las personas con traumatismos fueron transportadas rápidamente a salas de urgencia, pese al peligro que ello suponía para dichos equipos y para los conductores de las ambulancias.

Antes de los ataques se habían agotado los suministros de más de 100 medicamentos esenciales y no existían reservas de seguridad del resto de los medicamentos. Al aumentar el número de bajas, el Ministerio de Salud, sus asociados sanitarios y los donantes externos respondieron rápidamente entregando gran cantidad de suministros. Sin embargo, su distribución en los hospitales se vio dificultada por las limitaciones a la libertad de circulación y la inseguridad reinante.

– Aumento del riesgo de epidemias
Antes de la crisis el 80% del agua suministrada en la Franja de Gaza no cumplía las normas de potabilidad de la OMS. Durante los ataques la red de abastecimiento de agua resultó gravemente dañada y el acuífero quedó contaminado debido a los daños sufridos por el sistema de tratamiento de desechos. Esta circunstancia, junto con el hacinamiento en las viviendas, puede aumentar el riesgo de epidemias cuando llegue la estación más cálida.

Debido a la falta de seguridad y de combustibles para los camiones se interrumpió el servicio de recogida de basuras y la gestión de los desechos sólidos quedó bloqueada por la imposibilidad de acceder a los vertederos. En cuatro localidades – y una planta de emergencia de tratamiento de aguas residuales – resultaron dañadas las redes de alcantarillado y las estaciones de bombeo, de manera que varias áreas fueron contaminadas por aguas residuales.

– Los efectos del bloqueo sobre la salud y las condiciones de vida
Como consecuencia del aumento de la pobreza y del bloqueo, la alimentación de los palestinos se ha deteriorado desde el punto de vista tanto cualitativo como cuantitativo. Más de la mitad de los hogares padecen inseguridad alimentaria y aproximadamente dos tercios de los ingresos se dedican a la adquisición de alimentos (cuyos precios aumentan a un ritmo acelerado). El programa de alimentos del OOPS sólo asegura la satisfacción del 60%, aproximadamente, de las necesidades calóricas diarias de un millón de refugiados.

Si bien los suministros humanitarios están recuperando el nivel de la etapa previa a las operaciones militares, el bloqueo es casi total y resulta prácticamente imposible efectuar reparaciones y actividades de rehabilitación.

Desde 2006 los efectos sanitarios de bloqueo han consistido en el estancamiento de la esperanza de vida, el aumento de la mortalidad de niños menores de cinco años y el retraso del crecimiento en la niñez. El aislamiento de la población ha ido en desmedro de su salud mental: por ejemplo, aproximadamente el 30% de los niños en edad escolar presentan secuelas importantes a raíz de las experiencias que han vivido, lo cual puede tener efectos graves en el futuro como ser abulia, alienación y comportamiento destructivo y violento.

* Médico.
En http://www.palestinalibre.org, donde se encontrará mas información.

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