Reflexiones desde el espacio
G.T.
Una de la fantasías recurrentes a través del tiempo ha sido mirar la Tierra desde lo alto, más allá de la atmósfera. Para algunos un sueño de poder; en otros una forma de volver a ligarse con el cosmos. Hace millones de años comenzó el largo y áspero recorrido hacia la humanzación de nuestra especie, y ahora –finalmente– el sueño o la fantasía se ha convertido en realidad. ¿Qué pensamientos despiertan al ver el planeta desde el espacio?
El filme –una cortesía de de la Fundación por la comunidad global (Foundation for Global Community)– corre pocos minutos, 7.33 para ser exactos, y recoge en su brevedad lo que sintieron algunos de los hombres que han saltado al espacio desde que Yuri Gagarin abrió, por decirlo de algún modo, las puertas del Cielo a la humanidad.
No son ellos filósofos ni poetas, sino hombres de acción, ingenieros, científicos, matemáticos entrenados para una aventura que no puede ser predicha con exactitud, y cuyas alternativas –como lo han probado los accidentes– siempre dejan un rastro como de azar, de suerte o de desgracia, de imponderable, de eso que los griegos llamaron destino.
Algo, se diría, nos cambia al llegar a las puertas del espacio exterior y mirar la casa humana desde una distancia que, hace muy poco, hubiéramos creído imposible de recorrer. Esta película brinda testiminio de ello –aunque no se pronuncie sobre el cambio– al recoger las impresiones y pensamientos de esos primeros adelantados de los futuros astronautas.
Es posible que en un futuro todavía lejano la humanidad deba dejar la Tierra; los niveles de sobre explotación de sus recursos y la depredación ambiental quizá no dejen otra solución para la sobrevivencia de la especie. Es una realidad con la que, aseguran muchos científicos, deberemos lidiar. Si ello sucede, cuando ocurra, la más humilde brizna de pasto será un recuerdo final, y probablemente fatal, que los sobrevivientes atesorarán con más fuerza que aquel reservado a lo grandes descubrimientos y matanzas de los que para entonccs seremos innominados y lejanos ancestros.
Reflexiones desde el espacio, así, se convierte en un documento que no habla de progreso, habla de humildad; quizá su mensaje final se refiera a la necesidad de cautelar el patrimonio que en la actualidad birlamos a nuestros hijos y a los hijos de los hijos de aquellos. Siete minutos que tal vez despierten conciencia puestos del lado de la vida.
Para verla en otros formatos
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Si su conexión es por módem analógico de 56k:
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Si su conexión es por módem analógico de 56k:
Para ellos fue una aventura de máximo riesgo; para nosotros una interior. ¡Buen aterrizaje!