Region andina, en la lucha las raíces del futuro

Miguel Palacín Quispe*

No es un fantasma el que recorre la región andina. Somos hombres y mujeres con los pies bien puestos en la tierra, porque somos parte de ella, y por eso defendemos nuestros territorios, que son amenazados por las multinacionales extractivas, los Estados, los grandes terratenientes aliados con el imperio norteamericano. En una palabra, defendemos nuestro derecho, y el derecho de todos, a la vida.

 

La autodeterminación, un derecho esencial de la convivencia internacional, es amenazada en Bolivia, donde el triunfo del Sí en un referendo revocatorio desató las iras de las oligarquías y sus movimientos autonómicos, que pretenden fragmentar el país y derrocar el gobierno de Evo Morales Ayma. La arremetida violenta, brutalmente racista, con bandas armadas al estilo de las hordas hitlerianas, tuvo la inmediata respuesta de la solidaridad internacional, cuya mayor expresión fue el Encuentro Internacional de Solidaridad reunido en Santa Cruz del 23 al 25 de octubre.

Los pueblos indígenas de Colombia llevan décadas resistiendo el saqueo de sus territorios y una guerra que se libra en ellos y que sirve de pretexto para una criminalización de sus demandas, expresada en asesinatos, torturas, estigmatización, militarización, desapariciones, detenciones y juicios. Por ello decidieron iniciar el 4 de octubre una minga de resistencia indígena y popular que fue cruelmente reprimida por el gobierno de Álvaro Uribe, acusado ya de genocida por el Tribunal Permanente de los Pueblos. Aquí también respondieron los indígenas de todo el continente, con su más activa solidaridad.

En el Perú, el gobierno de Alan García, en julio del 2007, preparó el terreno para la aniquilación de las comunidades indígenas con la emisión de 11 decretos legislativos que agudizan la penalización de las protestas. A fines de ese año pidió facultades al Congreso para emitir normas dirigidas a implementar el tratado de libre comercio firmado con Estados Unidos. Fueron 102 decretos legislativos que vulneran severamente todos los derechos colectivos de los pueblos indígenas y constituyen un golpe de Estado legislativo.

La respuesta fue la articulación de una plataforma de lucha cuyo punto principal es la exigencia de derogar esos decretos legislativos. Ya se materializó un paro nacional el 8 y 9 de julio y las medidas de fuerza continúan. La lucha amazónica logró la derogatoria de dos decretos, pero quedan 100 que deben correr la misma suerte.

Detrás de todo esto están los mismos actores y los mismos propósitos: las transnacionales, el imperio norteamericano y –en el caso de Colombia y Perú– los Estados títeres de estos intereses. El objetivo sigue siendo el mismo: el saqueo de los bienes naturales y el exterminio de los pueblos indígenas, que son un obstáculo para su modelo económico extractivista.

Es una nueva conquista. Pero, al igual que hace 516 años y a lo largo de estos siglos, encuentran y seguirán encontrando la resistencia de los pueblos indígenas, que conservamos nuestras raíces y cimentamos en ellas el futuro. Porque los pueblos indígenas hemos pasado de la resistencia a la propuesta. Tenemos propuestas que oponemos a la crisis global del neoliberalismo y a la amenaza de hecatombe que el calentamiento global, consecuencia de su modelo productivo, representa para la supervivencia misma del planeta. Porque el mundo consumista carece de alternativas para salvarlo.

Nuestras propuestas se resumen en una: el respeto a la vida de todos: hombres y mujeres, la Pachamama y todo lo que ella alberga. Para ello recogemos nuestros principios y prácticas ancestrales de equidad, complementariedad y reciprocidad, para construir Estados plurinacionales comunitarios que expresen y promuevan nuestra diversidad como uno de nuestros mayores valores. Y ofrezcan el buen vivir como garantía de supervivencia para toda la Humanidad.

Lima, noviembre de 2008.

* Coordinador general Coordinadora Andina de organizaciones indígenas – CAOI.
www.minkandina.org

Un despacho de http://alainet.org

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