¿Requiem para el fútbol argentino? La Libertadores se la llevó River, el negociado fue de la mafia
La final de la Copa Libertadores de América terminó disputándose a 10 mil kilómetros de distancia de su sede, en la capital del antiguo imperio colonial, Madrid, restablecido por sus bancos, sus multinacionales expoliadoras y sus agentes financieros que siguen vendiéndole espejitos de colores a sus socios en las ex colonias.
Y la superfinal la ganó merecidamente River Plate a su clásico rival Boca Junior. Pero los 39 días que precedieron al desenlace en Madrid, dejaron una sensación de derrota para casi todo el ambiente futbolero sudamericano: jugadores, entrenadores, dirigentes e hinchas que saben que ya nada será como ese sábado 24 de noviembre, cuando debió jugarse en cancha de River, cuando en el aire flotaba la sensación de que algo importante estaba por suceder.
La Confederación Empresarial de Madrid (CEOE) informó que esta final de la Libertadores generó para la capital española 42 millones de euros de ganancias entre ingresos directos e indirectos. El cálculo no sólo tiene que ver con el número de visitantes que fueron al estadio realista Bernabéu, sino con los 200 millones que estiman de audiencia global, considerados como turismo sostenible y de alta calidad.
Para los anfitriones, el evento representa casi el mismo impacto económico que una final de Champions League: según datos que entregó la ciudad de Cardiff, que recibió en 2017 a Real Madrid-Juventus, esa final generó ingresos por 51 millones de euros.
«Vamos a recordar esto como una vergüenza total», dijo el entrenador de River, Marcelo Gallardo. El ídolo boquense Juan Román Riquelme fue claro: «Hay pocas cosas que eran nuestras: el asado, el mate, el dulce de leche y el Superclásico. Nos quitaron este último. Era nuestra fiesta en nuestro país. Se convirtió en el amistoso más caro de la historia». Un circo.
Otro ídolo boquense (jugó la final) Carlos Tevez señaló que: » pensé que era un burro en historia pero me parece que los organizadores me ganaron. ¿Es la Copa Libertadores? ¿En España? Pónganle el nombre que quieran. Esto es cosa de tres locos detrás de un escritorio que no entienden nada».
La final interminable tuvo su desenlace en la cancha, pero muy lejos de América, bajo un marco de sospechas permanentes. Se pudo realizar por el fallo en contra de Boca, que intentó obtener la Copa Libertadores a partir de un fallo y sin jugar, de dos organismos independientes de la Conmebol: la Unidad Disciplinaria y el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS).
El presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, remarcó que eso fue una “traición” después del acuerdo al que había arribado con su colega de Boca, Daniel Angelici -un empresario y operador macrista, dueño de casas de juego- para que la revancha se jugara al día siguiente de la emboscada. No se puede olvidar que el presidente argentino, Mauricio Macri, tomó notoriedad pública como presidente de Boca Juniors.
La debacle de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) quedó más expuesta cuando el suizofrancés Gianni Infantino, presidente de la FIFA, decidió que el partido se jugara en el estadio del Real Madrid, después de ordenárselo a Alejandro Domínguez, responsable de la Conmebol. El fútbol argentino continúa con respirador artificial hace tiempo.
¿Pero cómo esta dirigencia marcada por la corrupción y los negocios no iba a aprovechar la locura de unos estúpidos para hacer un gran negocio? Pregunta el escritor Sergio Olguín en Perfil. No tuvieron ningún reparo de llevar la Copa Libertadores de América a España: no saben lo que significa el nombre, deben creer que los libertadores de América son Washington y Jefferson. O Colón. Ya el torneo había sido vendido a una trasnacional y se llama Copa Toyota Libertadores de América.
Mientras el fútbol argentino sigue en crisis…
¿La final o un final? Fue la repetición de una humillación y más de 526 años de historia colonial. Le robaron la final argentina de la Libertadores a los argentinos y a los sudamericanos, de la mano de un gobierno entreguista e incomptente, fuerzas de (in)seguridad y jueces corruptos, presidente de clubes deportivos con praxis gangsteril, y un organismo como la Conmebol ligada a los negocios de sus dirigentes y apadrinada por una de las mayores empresas corruptas del mundo: la FIFA.
¿Quién se benefició con el traslado de la final de la Copa Libertadores -¿o Conquistadores?- de América a suelo español? La prensa no oculta los nombres detrás de la trama siniestra. Entre ellos aparece Florentino Pérez, un megaempresario de grandes obras públicas, amigo y eventual socio del presidente argentino Mauricio Macri, presidente del Real Madrid, que se transformó en el dueño de la superfinal que el Estado argentino y los directivos de Boca y River le robaron a los argentinos y los sudamericanos. Su dinero no es español, sino global.
La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y su presidente, el empresario paraguayo Alejandro Domínguez, fueron las caras visibles de la decisión de mudar la superfinal de Boca y River a España. La versión oficial –que suena a coartada- es que el partido no pudo jugarse en el Monumental el 24 de noviembre porque el hincha Matías Firpo embocó un botellazo en una ventana del micro que llevaba a los jugadores de Boca.
Las barras bravas no son más que una triste excusa para tapar los negociados de las instituciones futbolísticas y los responsables del Estado. Siempre hace falta un culpable para organizar un relato y son, en el fondo, víctimas del dramaturgo que las utiliza para hacer fructífera su historia y que haya un culpable-condenado que pague por todo, señala Eduardo Febbro.
No solo en Argentina, claro. Los cataríes propietarios del club París Saint Germain (PSG) utilizaron a los hinchas radicales para molestar y amedrentar al Real Madrid, cuando en marzo fueron a la capital gala a disputar una de las fases eliminatorias de la Champions League. La única diferencia es que en Francia hay un Estado.
Domínguez, graduado en Kansas y con vínculos en los negocios de marketing, alcanzó ese cargo –y por consiguiente el de vicepresidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado, FIFA- después del escándalo de corrupción con origen en una investigación norteamericana. Junto con el ítalo-suizo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, Domínguez fue uno de los invitados especiales a la gala del Colón en el marco de la cumbre del G-20.
Ni Infantino ni Domínguez son presidentes de naciones, pero todo da para pensar que la FIFA y la Conmebol son herramientas de la globalización financiera con sus movimientos de dinero blanco y negro, compra-venta de jugadores (tráfico humano), derechos de televisación. Patrocinios, venta de sedes para realización de torneos, y largos etcéteras.
El PP español, Macri y los peajes
No hay causalidades: es evidente el cruce permanente de intereses entre los conservadores españoles del PP, los conservadores argentinos del PRO, la obra pública, los peajes de Pérez y Macri, el negocio político y económico del fútbol en el Real Madrid, Boca, River y la vida en los palcos, donde se negocia todo.
Además de Pérez, entre los accionistas de ACS figuran la familia March, Miquel Fluxá Roselló y el dúo conocido en España como “Los Albertos” (Alcocer y Cortina) que ostentan el título de ser los hombres más ricos de España, quizá por casarse con dos hermanas, Alicia y Esther Koplowitz, ligadas a las grandes construcciones. Pero el que pesa de verdad es Florentino, quien comparte ACS con el Real Madrid en ese orden de importancia para su agenda cotidiana.
Es el mismo Florentino, amigo de Mariano Rajoy (quien a su vez es “padrino político” de Macri), que el miércoles 12 será interrogado en el Congreso para determinar su responsabilidad en el financiamiento ilegal de los conservadores españoles. El dinero de Pérez tiene diversas fuentes, la Argentina incluida. Es el principal accionista de ACS, con ramificaciones en el sudeste asiático, Alemania y América Latina.
En la Argentina, ACS es la sexta adjudicataria de obra pública, con actividades de soterramiento y una trayectoria rutilante en un rubro muy caro al ser argentino: el peaje en las autopistas. La relación entre Pérez y Macri data, al menos desde el año 2009, señala el matutino argentino Página12, cundo el hoy presidente era jefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y buscaba consolidar los lazos con el Partido Popular de José María Aznar y Mariano Rajoy, para lograr la presidencia de su país.
En julio de este año el gigante europeo Abertis renovó por 12 años, hasta 2030, la concesión de las autopistas Acceso Oeste (pasan por sus 119 kilómetros 85 mil autos al día) y Acceso Norte, de 56 kilómetros por donde transitan 77 mil vehículos por día. Según Europa Press las dos concesiones aportan 60 millones de dólares por año a los ingresos de Abertis. controlada por Atlantia y por ACS, el mayor concesionario mundial de autopistas con peajes.
La constructora española de Pérez detenta el 30% de las acciones. La filial alemana de ACS, Hochtief, el 20% menos una acción. Atlantia, de los Benetton, es poseedora del 50%.
El 10 de mayo de este año, la influyente web española elconfidencial.com señaló que “Florentino Pérez se pone al frente de la crisis de Abertis en Argentina” y “lidera el equipo que negocia con el gobierno de Macri para minimizar el recorte de 250 millones (de euros) por la posible retirada de las concesiones de dos autopistas en Buenos Aires”.
Los investigadores afirmaron que “el equipo de Florentino en ACS está evaluando el impacto de la crisis argentina especialmente en la recién absorbida Abertis”, inquietos por la devaluación y los compromisos de inversión firmados en 2017 antes de la corrida cambiaria de 2018. “Lo que ahora preocupa es el compromiso de inversión en Argentina de casi 700 millones que Abertis firmó en 2017”, con el que logró extender el contrato.
El Grupo Macri está en el origen de los peajes argentinos, a través de un conglomerado que creció al amparo de los beneficios estatales con saltos notables en la dictadura cívico-militar (1976-1983) y durante el gobierno de Carlos Menem en los años 90.
“Llegó a ser tan escandalosa la confusión de intereses públicos y privados que hasta el Gobierno tomó nota”, dice Página12. Por sugerencia de la Oficina Anticorrupción, el decreto con la extensión de las concesiones hasta 2030 fue firmado por la vicepresidenta Gabriela Michetti y no por Macri.
El juez Daniel Rafecas comenzó a investigar si Macri benefició a su familia con la suba del peaje en Autopistas del Sol antes de que el grupo vendiera las acciones por un precio cuatro veces mayor al de 2015. Macri vendió sus acciones 15 meses después de asumir la presidencia, tras garantizar que subieran las acciones. Uno de los compradores fue Natal Inversiones, socia de ACS en Abertis.
El fútbol, pasión de multitudes, dinámica de lo impensado… No, sólo un negocio que beneficia a los dueños de los clubes y las federaciones y a la mafia de los negocios turbios, entre ellos los de apuestas y lavados de dinero.
* Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)