Resurgió el Mercosur
Natalia Brite*
La 39º Cumbre del Mercado Común del Sur fue muestra de una unidad y sincronía que no se observa en otros bloques. Código aduanero común, soberanía efectiva sobre el Acuífero Guaraní y el acuerdo de libre comercio con Egipto fueron los acuerdos destacados.
La cumbre en la ciudad argentina de San Juan fue la instancia donde los presidentes del bloque dieron otra muestra más de madurez y de visión estrátégica de cara al nuevo esquema económico y político regional y mundial. “Puedo garantizar que esta fue la reunión más importante, productiva y tranquila en la que participé”, expresó el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva.
Pese a los vaticinios de analistas y medios de comunicación, las jornadas estuvieron colmadas de sonrisas y distensión.
Esa cordialidad fue expresión de fortaleza. La presidenta anfitriona, Cristina Fernández aseguró que América del Sur cumplirá, “en el siglo XXI, un papel más que importante en el concierto de la política internacional, donde ya se divisan nuevos actores, nuevos protagonistas, y un multilateralismo por el cual hemos venido bregando desde hace mucho”. Esta fue una de las primeras expresiones que resonaron en relación a la nueva configuración regional y su peso cada vez mayor frente al mundo.
Todos los mandatarios y funcionarios que tuvieron intervención en la cumbre repasaron las políticas exitosas de los países frente a la crisis económica mundial. Las medidas anticíclicas que se tomaron, según Fernández, fueron clave para el bienestar social en medio de la crisis. “La región ha tenido un comportamiento ejemplar frente a la crisis. Nuestros modelos han podido sobrellevarla airosamente para que, a diferencia de lo que probable unos años atrás, no fuese letal en términos de crecimiento de la desigualdad y pobreza”.
De modo sugerente, el presidente de Bolivia, Evo Morales, exclamó: “la crisis económica de Estados Unidos no ha sido dramática para nuestros países, lo que sucede en Europa tampoco tiene mucha influencia. Quisiera escuchar economistas y expertos que digan por qué esta crisis del capitalismo no nos afecta mucho”.
El mandatario del Estado asociado al bloque dejó en claro el poder que empezó a demostrar en lo últimos años América Latina: “Siento que los países de América del Sur, con inteligencia, con el Mercosur, con Unasur han superado los problemas y no deben ser afectados por problemas internos de otro país”. Al cierre de su intervención, Morales hizo otra demostración de fuerza: “Con tantos recursos naturales, nuestra región es la esperanza para la humanidad”.
Hubo invitados especiales como el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Néstor Kirchner; y la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Alicia Bárcena.
La presencia del primero fue una reafirmación de la complementariedad de Unasur y Mercosur. La segunda intervino en la reunión de mandatarios para dar a conocer el informe ‘La hora de la igualdad. Brechas por cerrar, caminos por abrir’. Destacó “los logros del Mercosur y las políticas públicas anticíclicas aplicadas por sus países que ayudaron a mitigar los costos sociales de la crisis. Recordó que previo a las turbulencias internacionales, la desigualdad había cedido terreno por primera vez en décadas gracias a políticas sociales y macroeconómicas progresistas y prudentes”. Otro respaldo al nuevo tinte político regional, frente a las recetas ortodoxas de los países centrales.
El bloque atraviesa el momento de mayor solidez política desde su origen, a mediados de los años ochenta. La cumbre de San Juan tuvo una fuerte impronta económica y política. Significó un salto de calidad para la integración regional. Esos avances obedecen al nuevo escenario regional que surgió con los gobiernos de sesgo popular y democrático.
En tiempos del apogeo neoliberal -desde finales de los ochenta hasta entrado el nuevo milenio- el Mercado Común del Sur (Mercosur) era un espacio que apuntaba, según dijo a APM la periodista y analista geopolítica Elsa Bruzzone, a allanar “la instalación de las empresas trasnacionales en la región”. Aquella primera época del organismo se caracterizó por ser un ámbito de discusión en el que se dirimían las ventajas arancelarias que cada país integrante podría imponer sobre el resto. .
La voluntad de , las reuniones del bloque no se alejaban de una cerrada agenda en torno al comercio exterior. Era un asunto de economistas, de técnicos y de especialistas. La penetración de las políticas estadounidenses en los países de la región configuró un Mercosur que se desarrollaba de espaldas a los pueblos. Era el terreno adecuado para el ingreso del ALCA en tanto expresión máxima del sometimiento de nuestros países al los designios de Washington.
Así como el neoliberalismo fue un destino común para los países de la región, las crisis de agotamiento del modelo y la emergencia de gobiernos de nuevo tipo atravesaron las fronteras de nuestros países. El Mercosur, entonces, comenzó también una nueva etapa.
Un dato del nuevo rostro del organismo es la Cumbre Social del Mercosur que se celebra en paralelo a la de presidentes y que está protagonizada por organizaciones sociales, dirigentes de los pueblos y organismos de gobierno que articulan con ellos. Este año se celebró en la provincia argentina del Chaco y trató temas como la necesidad de una moneda común. También la creación de una Comisión para la Memoria del Mercosur que investigue el Plan Cóndor y que tienda a llevar a juicio oral a los gobiernos dictatoriales así como a la anulación las leyes de amnistía a los militares.
Al igual que la presidenta argentina, el mandatario de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, reconoció que en los últimos siete años hubo un resurgimiento del bloque, lo que, según Cristina Fernández, fue “un segundo nacimiento”. Este nuevo Mercosur surgió por la decisión de algunos gobernantes de tomar el asunto como política de Estado: “nosotros ganamos las elecciones, luego ganó Kirchner, y años después ni siquiera Estados Unidos hablaba del ALCA”, dijo el brasilero.
El liderazgo de estos países también fue reconocido por José Mujica: “Los gobiernos de Brasil y de Argentina tuvieron el coraje histórico de sepultar viejos chovinismos nacionales, para empezarnos a juntar y a ser alguien en esta América Latina”.
Bruzzone se expresó en ese mismo sentido: “En esta cumbre se demostró nuevamente que se le está dando al Mercosur un rumbo que no se limita al objeto que tuvo en su comienzo, que era básicamente la integración de las multinacionales. Se ha superado lo económico y se sustenta en lo político, lo social y lo cultural. Esta característica cobró mayor vigor en los últimos 5 o 6 años”.
En la cumbre número 39 hubo avances económicos centrales, como el acuerdo aduanero y el tratado comercial con Egipto. Pero esto fue así solo a expensas de la política. Durante seis años se discutió arduamente la configuración de una política conjunta para la eliminación del doble cobro del arancel externo común, la distribución de la renta aduanera y el Código Aduanero del bloque.
Antes de la cumbre quedaba un punto de discordia pendiente en torno a la potestad de cada miembro del bloque para definir sus derechos de exportación. Esa discusión debía ser zanjada, sobre todo, por Argentina y Uruguay. El acuerdo se logró: “El presente Código Aduanero no trata sobre derechos de exportación y por lo tanto la legislación de los Estados parte será aplicable en su territorio aduanero preexistente a la sanción de este código, respetando los derechos de los Estados parte” establece el documento rubricado.
Pero la unificación aduanera hubiese sido impensada si Fernández y el presidente de Uruguay, José Mujica, no hubiesen solucionado en las semanas previas el conflicto que mantenían a raíz de la actividad de la planta de celulosa ubicada en el margen oriental del río Uruguay. La instalación de la fábrica generó denuncias de contaminación de las aguas, cortes de rutas y manifestaciones por parte de asambleístas del lado argentino. Tras un fallo de la Haya al respecto, los mandatarios y sus cancilleres acordaron una política de monitoreo conjunto de todas las industrias que rodean al río.
Esa resolución fue relevante en el clima de la cumbre. Mujica expresó durante la reunión de mandatarios: “construir un nuevo edificio, cuando se viene de una historia atomizada requiere compromiso, devoción y paciencia. Benditos sean los conflictos, que obligan a crear políticas que hoy nos llevan a saber, por ejemplo, la realidad de uno de los más grandes ríos de nuestra geografía. Todos los ríos de América Latina van a necesitar mecanismos de este tipo”.
El conflicto entre Venezuela y Colombia surgió tanto en la reunión de cancilleres como en la de presidentes. En ambas, la representación Venezolana estuvo a cargo del titular de la cartera de relaciones internacionales, Nicolás Maduro. El presidente Hugo Chávez desistió a último momento de su participación en la cumbre por “motivos de salud y de Estado”, según explicó el funcionario.
Tal como había previsto el canciller anfitrión, Héctor Timerman, el tema se mencionó, se expresaron voluntades de mediación, de paz y de integración más allá de las diferencias. Pero se preservó la pertinencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para su tratamiento.
En declaraciones para APM, Elsa Bruzzone reconoció que “Mercosur y Unasur no se ven como incompatibles sino como complementarias” desestimando las críticas de algunos analistas y medios de comunicación por el hecho de que la cumbre no dictaminó en particular sobre el conflicto. Agregó que “acertadamente se decidió dejar el tema en el seno de la Unasur y se dejó claro que la pertinencia en el tema le corresponde al organismo que nuclea a los países suramericanos y no a la Organización de Estados Americanos (OEA)”.
El presidente paraguayo, Fernando Lugo, dio por descontado que la región será zona de paz: “dos pueblos hermanos se encuentran con la dificultad de no poder congeniar posturas, pero Unasur demostró la capacidad institucional para superar las crisis en nuestro continente. No existen razones en la América Latina del 2010 que ameriten otros caminos que no sean los de la integración en paz. Los vientos de guerra ya no soplan ni soplarán en la región, aunque intenten enarbolar falsas consignas en base a intereses que nada tienen que ver con el deseo de nuestros pueblos”.
A su turno, el presidente de Brasil expresó que en Sudamérica sólo hay “guerras verbales”. Minimizó, así, el riesgo armado mientras de los países latinoamericanos dependa. El canciller venezolano valoró el esfuerzo de Unasur y la voluntad de su país “para que en su diversidad siembre la paz para siempre, superando todos los conflictos armados y concesiones guerreristas que se quieran imponer”.
La más exitosa
Por qué sostenemos que fue la más exitosa cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur) si mencionamos que se aprobó el Código Aduanero Común (CAC)? Porque se trataba de una medida pendiente desde 1991 y que impedía dar un salto de calidad institucional al bloque constituido por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay como miembros plenos; Venezuela en proceso de incorporación, y Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú como estados asociados.
Y este tema en principio arancelario impedía avanzar hacia mayores grados de integración. Hasta la entrada en vigencia de CAC, un producto procedente de un país extra Mercosur pagaba un arancel de importación al ingresar a alguno de los cuatro miembros, y si de allí se lo movilizaba a otra miembro, debía pagar otro arancel. Existía un doble cobro de arancel, lo cual en un bloque que pretende convertirse en mercado común es inviable.
Además, perjudicaba mayoritariamente a Paraguay, que al no contar con litoral marítimo, gran parte de sus importaciones extra Mercosur pasaban con antelación por Argentina o Brasil mayoritariamente. Ahora, las manufacturas que ingresen a una nación pero tengan como destino final otra integrante del bloque, tributará en el país de destino final.
La información dura nos señala que en la ciudad argentina de San Juan, se realizó el lunes y martes pasados la 39º Cumbre de Presidentes del Mercosur y Estados Asociados, donde la anfitriona y presidenta pro témpore del bloque, Cristina Fernández, recibió a sus pares de Brasil, Lula da Silva, de Paraguay, Fernando Lugo, de Uruguay, José Mujica, de Bolivia, Evo Morales, y de Chile, Sebastián Piñera.
La prensa hegemónica argentina iteró y reiteró un inevitable fracaso de la Cumbre. Pero gracias a elogiosos esfuerzos diplomáticos al más alto nivel, y cuando los sectores que representan el pensamiento extranjerizante ya celebraban el fiasco, Cristina Fernández pudo anunciar el acuerdo alcanzado, que comenzará a instrumentarse en lo inmediato para tener total vigencia a partir de 2012.
El CAC establece unos 300 puntos que hacen el funcionamiento de la unión aduanera, cuyo concepto básico implica un sólo impuesto general para todos los productos que ingresen al bloque y, luego, la circulación libre por todos los países.
Los miembros menores habían expresado sus resistencias en dos ejes. La posición de Asunción sostenía que el tema de la distribución de la renta aduanera no los convencía. En este sentido, Buenos Aires y Brasilia (las dos capitales que más “enfriaban” el acuerdo por el CAC) coincidieron proponer que la renta la perciba el país de destino del producto.
Montevideo, por su parte, no estaba de acuerdo con la propuesta de sus tres socios sobre la autoridad de aplicación. Mujica sostenía con firmeza que debía ser el Mercosur quien aplicase la normativa, mientras que Fernández, Da Silva y Lugo pretendían que un organismo de cada país lo haga por su cuenta.
Tras un encuentro entre la presidenta Fernández y Mujica, se lo convenció de sumarse a la proposición mayoritaria. "Todos los medios (de prensa) tenían expectativa de que esto no saliera y en letras de molde dijeron que era imposible", enfatizó Cristina Fernández en conferencia de prensa junto a su par de Brasil.
"Anuncio la aprobación del Código Aduanero, algo que veníamos trabajando arduamente durante años", agregó como corolario la mandataria ante el plenario de presidentes.
Otro ítem en el cual había hecho hincapié la prensa hegemónica era la cuestión de los derechos de exportación (retenciones) que cobra Argentina a las exportaciones de origen agropecuarias. Y se convirtió en otro deseo no cumplido para este reaccionario sector, ya que la fría letra del acuerdo admite que no se van a modificar los actuales esquemas en vigencia. Consultado el canciller argentino Héctor Timerman, precisó que "el Código Aduanero permitirá ahora que cada país fije las retenciones como lo prefiera".
El “valor histórico” de esta cumbre (Lula dixiet) fueron los acuerdos citados antes, pero también es de destacar la firma de un tratado de libre comercio (TLC) entre el Mercosur y Egipto, y avances en las negociaciones con India y la Unión Europea (UE).
Y no es menos destacable el incremento de los recursos del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) a 794 millones de dólares destinados a obras de infraestructura e integración física.
"El espacio del Mercosur es algo mucho más amplio que una unión aduanera, es un espacio político de diálogo y entendimiento", dijo Cristina, al entregarle la presidencia pro témpore a Lula, quien la por la reunión de San Juan.
"Ha sido la mejor y la más productiva reunión desde Ouro Preto y desde mi larga experiencia como presidente decano del Mercosur. Los progresos fueron extraordinarios", fueron las contundentes palabras del presidente de la nación lusoamericana.
Según señala el diario Wall Street Journal, el Mercosur está en vías de alcanzar este año un comercio interior por 41.000 millones de dólares, en comparación con los 4.500 millones de 1991 cuando se creó el bloque o los 9.000 millones de 2002.
En el haber quedó el ingreso pleno de Venezuela al bloque. Hasta el año pasado, los Congresos de Brasil y Paraguay no habían aprobado su membresía, pero ahora sólo resta la ratificación de Asunción.
Ahora, la presidencia rotativa quedó en manos de Lula da Silva. Estos serán los últimos seis meses del brasileño como presidente de su país, y querrá cerrar su administración con el ingreso venezolano y con un acuerdo con la UE.
La más importante Cumbre de Presidentes del Mercosur, le pese a la prensa hegemónica.
*Columnista de la Agencia Periodística del Mercosur