El alma del partido Demócrata constata que la victoria del socialista en Nueva York va mucho más allá de un político carismático y plantea una nueva línea de acción de cara a las legislativas del 2026.
La resaca electoral del martes, con una oleada de victorias demócratas clave en Nueva York, Nueva Jersey y Virginia, se diluye bajo la cristalización de la dicotomía que afronta el partido: el fenómeno del socialista Zohran Mamdani, con una campaña abiertamente de izquierdas, o la fórmula más moderada de las campañas de las ahora gobernadoras Abigail Spanberger (Virginia) y Mikie Sherrill (Nueva Jersey).

El establishment demócrata nunca vio con buenos ojos a Mamdani y ahora se encuentra ante la constatación de que el socialista no solo era un político carismático, sino el inicio de un movimiento desde la base que se ha consolidado en las urnas.
La histórica participación en los comicios de la ciudad más poblada de Estados Unidos, con más de dos millones de votos emitidos, confirma la capacidad de movilizar el voto que ha tenido la campaña de Mamdani. Algo que volverá a ser clave en las elecciones legislativas del 2026, donde los demócratas intentarán recuperar el control de al menos una de las cámaras del Congreso para intentar frenar a Trump.
El subtexto de todo ello era el de volver a dar voz a los de abajo contra los de arriba. Es la base con la que Sanders y la congresista Alexandria Ocasio-Cortez iniciaron su propio tour político a principios de año, centrando su discurso en la lucha contra la oligarquía tecnológica que se está creando con la presidencia de Trump.La victoria de Mamdani en Nueva York plantea una disyuntiva similar a la que vivieron los demócratas en 2016 en su proceso de primarias para elegir el candidato que se enfrentaría eventualmente a Trump. Sanders se lanzó con una propuesta abiertamente de izquierdas y muy enfocada a la clase trabajadora, pero perdió contra Hillary Clinton, de perfil moderado y parte del establishment del partido. El resto de la historia ya es conocido: la demócrata perdió contra Trump.
El presidente ahora sí está usando todas las herramientas que tiene al alcance para lograr quebrar los límites de su poder a costa de erosionar los pilares democráticos: ha militarizado ciudades disidentes, declarado movimiento antifascista «terrorista» y ha convertido en departamento de Justicia en su ministerio de ajustes de cuentas personales. Ante este escenario, la estrategia a seguir de cara al 2026 exige a los demócratas tomar una acción decidida y firme.
Aunque Mamdani sea un claro rival de Trump, quien no ha parado de rabiar contra él, el electorado demócrata a nivel nacional es más diverso que el de la ciudad de Nueva York y también más conservador, en otras áreas. La victoria en Virginia y Nueva Jersey de Spanberger y Sherrill también da fuerza a los posicionamientos más moderados que no quieren dejar que el alma más izquierdista gane más fuerza dentro de las estructuras del partido. 
El lunes por la mañana, el líder de la minoría demócrata en el Congreso, Hakeem Jeffries –que apoyó a Mamdani a última hora y con la boca pequeña–, aseguraba que el candidato de Queens «no» representa el futuro del partido demócrata. En parte, porque es mucho más probable que la dirección del partido se base en las campañas estatales de Abigail Spanberger y Sherrill para conseguir sumar votos en los estados más reñidos en el 2026.
Ambas comparten una trayectoria muy similar, con una campaña basada también en rebajar el coste de vida de los estadounidenses, pero sin las medidas populistas de Mamdani como subir los impuestos a los más ricos. Spanberger, de 46 años, fue agente de la CIA y trabajó como operativa de antinarcóticos antes de entrar en política. Sherrill, de 53 años, es expiloto de helicópteros de la Marina.
Ambas forman parte de la misma generación política, marcada por la ola azul, que tomaron el control del Congreso durante la primera administración Trump en las elecciones de medio mandato del 2018. Fue en ese momento en que ambas consiguieron por primera vez su escaño en el Congreso, donde mostraron el mismo interés por la seguridad nacional.
El presidente del Comité Nacional Demócrata, Ken Martin, decía en una entrevista reciente que las victorias de este martes ayudarían a energizar el partido y podrían servir de punto de partida de cara al 2026. El gran interrogante es si los demócratas, después de vagar un año sin rumbo, se perderán en las luchas intestinas. Las tensiones internas y la inacción del partido ante la candidatura de Joe Biden estropearon una campaña ya suficientemente debilitada construida en torno al miedo al regreso de Trump.
La otra cuestión es si el establishment del partido será capaz de escuchar a las bases y saber entender que lo que ha pasado en Nueva York va más allá de la figura de Mamdani.
*Corresponsal de Público.es en Estados Unidos
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