ROL FEMENINO EN EL DESARROLLO CULTURAL

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Según Wendt (1981, 286) las primeras investigaciones de primates se hicieron en zoológicos y fueron llevadas a cabo por varones llenos de prejuicios; por lo que los primeros estudiosos de la conducta primate llegaron a conclusiones falsas, que sin embargo se hallan muy divulgadas.

fotoEstudios posteriores se realizaron en el hábitat natural sobre los simios más cercanos a los humanos: orangutanes, gorilas, chimpancés y monos del Viejo Mundo: macacos y babuinos. Y los más recientes en chimpancés enanos/bonobos. Los estudios más importantes han sido llevados a cabo por investigadoras, empezando por los llevados a cabo por:

– Dra. Jane Van Lawick-Goodall, «el ángel de los chimpancés». Etóloga que los estudió desde 1960 durante más de treinta años en la reserva Gombe a orillas del lago Tangañica, Tanzania (con beca de investigación de National Geographic Society (NGS).

– Biruté M. F. Galdikas, que estudió orangutanes en Borneo y Sumatra, Indonesia desde 1960 (con beca de investigación de NGS).

– Dian Fossey (abajo der.) que estudió a los gorilas de montaña desde 1967 en las montañas Virunga de Ruanda tras establecer el Centro de Investigación de Karisoke (financiada por el Comité para la Investigación y la Exploración de National Geographic Society).

– Shierley Strum que inició los estudios de babuinos en 1976 en el rancho Kekopey junto a Gigil, Kenia.

– Los nuevos descubrimientos realizados en chimpancés bonobos tras ser estudiados por Nancy Thompson-Handler en Lomako, República de Zaire entre el río Zaire y Kasai y en observaciones realizadas en el zoológico de San Diego, California.

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Estos y otros estudios han sido ejecutados libres ya de los conceptos tradicionales de jerarquías y libres de los estereotipos en que se denigraba la posición femenina y dan la pista y amplían los conocimientos de las formas de vida primate.

Corrección de óptica

Las observaciones han descubierto el importante papel social que las hembras desempeñan en los grupos. Por ejemplo, Strum lo intentaba descubrir en babuinos, según nos narra en su documental Monkey Business desde Kenia: «No obstante sabíamos que en otras sociedades de primates, las hembras tenían un papel importante en la organización de dichas sociedades y tenían gran poder dentro de sus propias familias ¿por qué no iba a ser lo mismo dentro de las familias de babuinos?»

Descubrió que «las hembras son las raíces estables del grupo, son ellas quienes proveen a la familia de una estructura estable (…) Así que muchas de las funciones que las gentes atribuían a los machos dentro de una manada o dentro de una familia en realidad son desempeñadas por las hembras en beneficio de sus descendientes; las hembras en realidad tienen una gran importancia en todo y no se limitan a las relaciones banales…»

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También en otras especies de primates los grupos están formados por miembros estables femeninos con sus crías a las que alimentan en exclusiva, los machos no ayudan: entran de manera transitoria y salen, a excepción de los bonobos entre quienes en referencia de Meredith F. Small (1996, 115): «Otra característica de los bonobos es que son las hembras las que dejan el grupo una vez alcanzada la madurez sexual y las que logran alzarse con una posición en otros grupos extraños».

Según la antropóloga Helen Fisher en (1984, 114 a 119) se ha observado que son las hembras primates las que dirigen la escena social: entre los babuinos de Sumatra y Java, entre los orangutanes de Kenia… La hembra primate es la jefa de familia; los vínculos emocionales se establecen entre madre y bebé. Son ellas las que rigen sus familias e impiden el incesto. Son las hembras las que ejercen en realidad un tremendo influjo en sus familias matricéntricas y son las que las mantienen unidas.

A este propósito manifiesta Annette Ehrlich (1978, 7/129): «Pruebas recientes muestran que son las hembras más que los machos quienes ejercen una influencia estabilizadora sobre los grupos. Por una cosa: son miembros relativamente permanentes de un grupo mientras los machos no lo son».

Refieren Kay Y Voorhies (1978, 109): «Esta familia matricéntrica, que se da en todas las comunidades de primates, es la unidad de vida socioeconómica más probable de la sociedad protohumana, según propuesta de Linton (1970) (Sally).»

fotoSon las hembras con sus crías en los grupos sociales estables las que viajan unidas y en grupos cooperativos y las que deciden a donde ir en busca de entornos con recursos alimentarios abundantes y territorios sociales entretenidos. Son vegetarianos y aunque veces comen carne, si cazan lo hacen en grupos –técnicas tradicionales depredatorias y recolectoras compartidas por los primeros humanos nómadas–.

En el proceso de aprender
alguien debe enseñar

Son las madres primates las que enseñan: «…dónde están los mejores árboles frutales y cuándo la fruta está madura. Con su ejemplo transmite esos mismos conocimientos a sus hijos. Qué se puede comer y qué no… «, como apunta Goodall (1996) de la chimpancé Fifí que lo había aprendido de su madre Flo, que llegó a vivir cincuenta años, en su documental: Jane y los chimpancés.

Oímos en el documental de Dawkins (1996): Et Dieu crea le singe: «Cuanto más nos acercamos al hombre más se alarga el período de la infancia. Este período educativo es muy importante tanto en la vida de los monos como en la nuestra ya que en él se aprende a domesticar el entorno».

Los primates aprenden en su infancia de la observación de una madre que con su ejemplo le transmite las conductas. Y no solo las madres enseñan a sus hijos: dónde hallar comida y qué comida comer. Sino que además enseñan a sus crías el rango; las dominantes enseñan a que adquieran alto rango y las sumisas enseñan timidez y sumisión. Y también otras conductas, como el uso de plantas medicinales (observado en chimpancés por Goodall, según Pérez de Albéniz, 1996, 50).

Pero además no solamente las madres son las transmisoras de las tradiciones, sino que son las inventoras de sus propias conductas sociales, que dan lugar a auténticas tradiciones que transmiten a sus descendientes y extienden a los demás miembros del grupo.

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Y así lo corrobora los diferentes grupos de animales que tienen conductas distintas dentro de la misma especie, llegando a desarrollar diferentes culturas que han sido aprendidas en la infancia. Apoya esta idea la referencia de Peláez del Hierro a Mason (1982, 35): «Comienza afirmando que cada generación de animales construye su propia sociedad».

De la que es un ejemplo la fabricación de herramientas para usarlas como «caña de pescar» y así alcanzar objetos inaccesibles observada por Jane Goodall en una madre chimpancé. Observó que con gran destreza despejaba de hojas un tallo de hierbas, lo metía por un agujero de un termitero y esperaba el tiempo justo para retirarlo lleno de termitas, conducta que requiere gran habilidad, mientras sus hijos la observaban y sólo lo aprendían tras haberla observado muchas veces (según el documental citado).

Otra conducta inventada por una madre, en la que muestra gran atrevimiento y el aprendizaje de los otros miembros del grupo por observación, se muestra en el documental de Gerard Vienne. En él podemos ver a una orangutana libre de Indonesia, que no sabe nadar, con su cría a cuestas arrancando unos arbolillos para cruzar un riachuelo, conducta que es imitada por un par de orangutanes adultos. En relación a ello Vienne comenta de la orangutana: «… enfrentados a una dificultad técnica los grandes monos hacen un alarde de reflexión para escoger los útiles que la naturaleza pone a su disposición».

También se ha observado a hembras chimpancés inventoras de nuevos hábitos, como informa Wolfgang Köhler de la chimpancé Tschengo, que inventó un juego, citado por Campbell (1991, 406): «… que consistía en dar vuelas y más vueltas como derviche, al que después se unieron todos los demás».

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Estas hipótesis de que son hembras las que muestran mayores actitudes experimentadoras, mayores muestras de atrevimiento, las más listas creadoras de nuevos hábitos y las que los transmiten a los demás miembros del grupo, han sido corroboradas en observaciones etológicas y experimentaciones con animales libres. De la que son ejemplos los experimentos sobre monos salvajes de la variedad macaca fuscata –macacos– llevados a cabo en 1979 en la isla japonesa de Koshima por el Japan Monkey Centre, revelada por Lyall Watson.

Lavar antes de comer. Los científicos experimentaron dejando al alcance de los animales batatas y trigo manchadas con arena. Y según Ehrlich (1978, 7/130) ante el problema de quitar la arena de las batatas, fue una joven hembra la que: «… encontró una manera más rápida: llevó sus batatas al océano y las lavó».

O frente al problema del trigo mezclado con arena, también fue una joven hembra la que: «… encontró una forma más sencilla de vérselas con el trigo: lo echó en el agua y luego recogió el trigo que flotaba…» y esa misma conducta de lavar el trigo en charcos de agua de la playa ha sido enseñada culturalmente a las posteriores generaciones por sus madres.

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No sólo de hormonas…

Siguiendo con el estudio de los grupos matricéntricos de diferentes especies de primates en estado libre, se observa que los machos abandonan el grupo y son sustituidos por otros que entran con el consentimiento de las hembras adultas (según afirma la antropóloga Fisher de las observaciones de la etóloga Strum en 1996, 114). Los jóvenes primates machos abandonan el grupo familiar en la pubertad y vagan solos buscando un territorio y hembras a quienes atraer y convencer para que los dejen aparearse.

Los machos protegen al grupo de los depredadores. Y lo hacen porque, en palabras de Ehrlich (1978, 7/128): «La razón para esto es la de que los machos están relativamente disponibles. Para que la especie sobreviva sólo es necesario un pequeño número de ellos para fertilizar a las hembras, pero todas las hembras son necesarias…»

Los machos establecen el rango entre ellos, bien con enfrentamientos en los babuinos, bien con mero despliegue de fuerza en otros primates. Lo confirma la declaración de Kay y Voorhies en (1978, 153): «Los chimpancés y gorilas, ciertamente, muestran lo que algunos han llamado pautas de dominio. Ahora bien, entre los monos el dominio se establece mediante actos de exhibición en lugar de hacerse a base de agresiones dentro del grupo. Estas actividades exhibicionistas suelen tenerlas los machos para con los machos y a menudo su carácter es casi teatral …

«Aunque el dominio así conseguido puede a veces llevarse a la práctica en presencia de alimentos, nunca es ejercido en el campo de la sexualidad. Es significativo que la jerarquía de dominio de los monos es exterior a las relaciones macho-hembra. ¿Cuál es, entonces su función?…»

fotoEspecie «in toto». La hembra es la que elige a las parejas que no pueden imponerse por la fuerza. Son ellas las que dominan a los machos tanto sexual como socialmente.

Aporta José Luis Moreno la referencia de De Waal en (1997, 44): «Por lo demás, la hembra, según De Waal, es libre de elegir si quiere tener o no relaciones sexuales. Si la hembra no quiere aparearse, no hay nada más que hablar, y los insistentes corren el riesgo de ser perseguidos no sólo por la hembra a la que acosa, sino también por las demás hembras».

Según Kay y Voorhies (1978, 109): «Esta autora (Sally Linton) afirma que la idea de que los machos seleccionen y posean con exclusividad a las hembras es una noción típicamente euroamericana…»

Informa Meredith F. Small refiriéndose a las hembras bonobos (1996, 115): «Las hembras son las que dirigen el negocio: sexo y comida –dice Dewaal– creo que es una especie ideal para feministas».

Afirma Strum de los babuinos en su documental: «Al ser más grande y más fuerte, un macho como Belius podía desplazar con facilidad a una hembra o a un macho más pequeño (…) pero por lo visto los machos más fuertes no podían obtener cuanto deseaban por la fuerza, tenían que encontrar otros medios…»

Corrobora que es la hembra la que elige pareja, el comentario de Kay y Voorhies (1978, 109): «Se ha observado asimismo que las hembras de orangutanes, gibones, gorilas y chimpancés muestran a veces claras preferencias por machos concretos y han sido vistas cuando rechazaban, durante el estro a machos completamente dispuestos y capaces. Estas observaciones indican que la actividad sexual de las hembras de estos primates superiores no depende totalmente de las hormonas».

Y más adelante en pg. 153: «Según Van Lawick-Goodall (1971), los chimpancés machos en estado libre tienen una actitud muy despreocupada ante el coito y no sienten interés por la competencia o los celos relacionados con las relaciones sexuales. Del mismo modo, Schaller (1963) informa que los gorilas machos no compiten por obtener determinada hembra y de hecho no muestran gran interés por el coito».

Ronald Nadler ha investigado la conducta sexual de los gorilas en el Centro Regional Yerkes de Investigación de Primates y descubrió, según refiere Fisher en (1984, 22): «Los machos no se acercaban nunca a las hembras, y las hembras que no estaban en celo rara vez se acercaban a los machos. Pero cuando una hembra estaba en celo (un período breve de unos cuatro días) perseguía realmente al macho y en algunos casos le obligaba a copular varias veces».

Otros estudios (en los que se investigaba la naturaleza del pensamiento y el lenguaje, por lo que se limitó a conductas de aprendizaje observables en primates) han sido llevados en animales introducidos en familias humanas. Se han entrenado exclusivamente hembras ya que se ha observado que son las más capaces y que mejores resultados dan. Así están:

– EL estudio de la chimpancé Viki criado en un hogar descrito por Hayes en 1951 (Cohen, 1983, 141).

– El estudio del matrimonio Gardner en 1966-69 sobre la chimpancé Washoe, a la que les enseñaron el método ameslan de sordomudos (Cohen, 1983, 104 107).

– El de David Premack en 1970 que enseñó a la chimpancé Sara a leer y escribir mediante símbolos de plástico (Cohen, 107-110).- El de Roger Fouts que enseñó a la chimpancé Lucy el ameslan.

– El de Rumbaugh en 1977 y la chimpancé Lana, a la que enseñó un sistema de lenguaje llamado «Yerkish» (Cohen, 110-112).

– El de Francine Pattersonque enseñó el lenguaje de los sordomudos ameslan a la gorila Kpko en 1978 de la que Mayor en (1984, 384) comenta: «Los resultados han sido, en realidad sorprendentes, sobre todo en el caso más avanzado de Koko que adquirió un vocabulario extenso, fue capaz de combinar los signos en expresiones no entrenadas, pudo decir mentiras o referirse al pasado etc.».

– Y finalmente los entrenamientos de primates enanos para ayudar a minusválidos, que son exclusivamente hembras.

Estas nuevas investigaciones vienen a respaldar las teorías matriarcales acerca del origen de las primeras familias humanas. Confirman, respaldan y refuerzan las ideas sobre el matriarcado primordial: las primeras familias estaban formadas de manera estable por la madre y sus crías y era ella la que les enseñaban los comportamientos y tradiciones sociales que ella, también, inventaba.

Bibliografía:

CAMPBELL, J. (1991): Las Máscaras de Dios: Mitología primitiva. Alianza Editorial, S. A., Madrid.
COHEN, G. (1983): Psicología cognitiva. Editorial Alhambra, S. A., Madrid.
DAWKINS, R. (1996): Et Dieu crea le singe. Documental emitido por TV-2
EHRLICH, A. (1978): Los Primates Adaptables. Psicodeia, Nº 38, Madrid.
FISHER, H. E. (1984): El contrato sexual. La evolución de la conducta humana. Editorial. Argos Vergara, S. A., Barcelona.
GOODALL, J. (1996): Jane y los chimpancés. Documental de la BBC emitido por Canal +, 13 de mayo.
KAY M., M. y VOORHIES, B. (1978): La mujer: un enfoque antropológico. Editorial Anagrama, Barcelona.
MAYOR, J. (1984): Psicología del pensamiento y del lenguaje. Tomo 1. UNED, Madrid.
MORENO Ruiz, J. L. (1997): Hermano Mono. Interviu, Nº 1085, Madrid, febrero.
PELÁEZ del Hierro, F. (1982): Estructura social y conductas de saludo en dos especies de babuinos. Estudios de Psicología, Nº 10, Madrid.
PÉREZ DE ALBÉNIZ, J. (1996): La reina de los monos. Periódico el País Semanal. Madrid, 12 de mayo.
SMALL, M. F. (1996): Supina obsesión. La agitada vida amorosa de los bonobos. Muy Interesante, Nº 185, Madrid, octubre.
STRUM, S. (1996): Monkey Business. Documental emitido por Canal +
VIENNE, G. (1996): Le peuple singe. Documental emitido por TV-2.
WENDT, H. (1981): Del mono al hombre. Editorial Bruguera, S. A., Barcelona.

Foto de cabecera de madre y cría de bonobos procede de la url: http://www.williamcalvin.com/img/UprightBonobo.jpg

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