Rusia: la plaza de servicios rituales

De 30 años de edad, Kashin había ejercido como periodista para los diarios Komsomolskaya Pravda y Kommersant, en los que se había destacado como un periodista crítico con el régimen. Kashin, quien recientemente había sido amenazado por la organización juvenil oficialista, salió el pasado viernes del coma.

El 31 de octubre se celebró en la Plaza Triumfálnaya la primera concentración de la opositora plataforma Estrategia-31, perseguida por las autoridades. La policía llevó al creador de la Estrategia-31 a la concentración por la fuerza. El corresponsal de El Poder Oleg Kashin considera que así puede considerarse concluida la operación de las autoridades de liquidación de la Estrategia-31.

Contado a terceros, todo esto debe de sonar curioso, como una especie de chiste. Hace casi dos años, Eduard Limónov [fundador del Partido Nacional-Bolchevique Ruso, miembro de la coalición opositora Otra Rusia, N.T.] exigió que le permitieran celebrar concentraciones los días 31 en la Plaza Triumfálnaya. Durante dos años no se lo habían permitido. Ocupaban la plaza con cualquier cosa: campañas de donación de sangre, conciertos, carreras, incomprensibles “festejos invernales”… Por último, la llenaron de obras y la vallaron: que no se pueden hacer concentraciones aquí, que no.

Limónov y quienes habían apoyado su Estrategia-31 sólo conseguían los porrazos de antidisturbios y los furgones policiales. Ya se había convertido en un ritual: las personas llegan a la plaza, les dan una paliza y las meten en autobuses policiales, y así hasta la próxima. La rosa es una flor, el ciervo un animal, el gorrión un pájaro, el 31 en la Triumfálnaya el OMON [nombre genérico por el que son conocidos los cuerpos especiales de la policía rusa, N.T.] disuelve la concentración en defensa de la libertad de concentración. Y así durante dos años.

Y de repente se la autorizaron. Se lo podría llamar milagro, se lo podría llamar victoria: Limónov intentaba conseguir el derecho a concentrarse en la Triumfálnaya y finalmente lo consiguió.

Y aquí empieza el chiste: lo consiguió pero, por alguna razón, le vuelven a agarrar los antidisturbios y vuelven a llevarle, ya no al autobús enrejado, sino tras los detectores de metal de la concentración autorizada, a la tribuna autorizada, con su autorizado micrófono. Le llevan a la fuerza, él no quiere, y, según sus palabras, con un ardid (¡la policía no le permite abandonar la concentración autorizada!) abandona la plaza Triumfálnaya. Fin del chiste.

, para mantener esa asistencia necesita traer a Moscú autobuses de manifestantes desde la región de Moscú y otras regiones, de lo contrario también los comunistas tendrían unos poco convincentes centenares concentrados. En Rusia, parece que simplemente no hay nadie ni hay nada por lo que concentrarse en serio.

Da mucha lástima reconocerlo, pero ni hay políticos que pudieran llevar tras de sí a las personas, ni ideas que permitieran la aparición de nuevos políticos, ni personas a las que importe exigir algo con tanta fuerza como para que tiemblen los muros del Kremlin. "Cada uno tiene su vida, cada uno tiene algo propio. No saldrán de su jaula, no quieren hacerlo".

Parece que todos están conformes con todo. Incluso los periodistas: yo, por ejemplo, estoy ahora escribiendo sobre la defunción de la Estrategia-31, lo que significa que tengo algo de que escribir, y, ¿qué más, estrictamente hablando, necesita un periodista?

El principal capital simbólico de Eduard Limónov es el odio patológico e irracional que experimenta hacia el Kremlin. Ese odio garantiza a Limónov que una acción en la calle organizada por él nunca será permitida. Limónov es la garantía en persona de que van a aparecer antidisturbios con porras. Los antidisturbios, por otra parte, son la única posibilidad de romper el rutinario, aburrido, impotente y no interesante para nadie ritual de las concentraciones.

La suma de ambos factores fue la que garantizó el éxito de la Estrategia-31, pero ambos justamente no estaban en manos de los organizadores de la Estrategia sino en las del Kremlin. “El director del carrusel, un mayor del GULAG, se dedica a hacer girar al caballo: el carrusel giraba tan entretenidamente que nadie se daba cuenta de que gira por la mera voluntad del director del carrusel”.

Habiendo autorizado la concentración, el Kremlin convirtió la carroza de la Estrategia-31 en una calabaza (puede que precisamente a eso, y no al Halloween, estuviesen aludiendo los provocadores de las organizaciones juveniles pro-kremlin que deambulaban por la Triumfálnaya disfrazados de calabazas: una concentración autorizada en la Triumfálnaya se hizo indistinguible de otras concentraciones autorizadas: detectores de metal, la camioneta-tribuna, aburridos oradores.

Ludmila Alekséyeva, que aceptó ponerse ante el autorizado micrófono, parece que no lo entendió. Limónov lo había entendido siempre y por eso se resistía tanto a estar en esa concentración autorizada. Un buen chiste, ¿verdad?

* Periodista ruso.

En www.sinpermiso.info. Traducción al castellano de Antonio Airapétov.

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