Se acabaron los fuegos artificiales antes de la reunión de la UNASUR
Néstor Francia.*
El “Plan B” de Obama-Clinton para Honduras: el país a un segundo plano, dentro del plan imperial global. La visita de McMullen a Uruguay y Argentina. En Venezuela la Mitsubishi y la lucha de clases y preso Richard Blanco: así es que se gobierna.
Ayer, ante el fracaso de la misión de cancilleres de la OEA y el atasco que está sufriendo el plan conciliador Obama-Clinton para Honduras, planteamos lo siguiente, con respecto a los imperialistas: “Pero aun les quedan cartuchos por usar, como plegarse poco a poco a los hechos consumados, y tratar de abogar diplomáticamente por el paulatino reconocimiento del gobierno que surja de unas probables elecciones bajo el régimen golpista”. Las declaraciones de Insulza el mismo día de ayer confirman que esta segunda opción está sobre el tapete y constituye el “plan B” imperial.
De manera taimada, ladina, el Secretario General de la OEA, en medio de una declaración más larga que hay que leer entre líneas, informó que la misión de la OEA le planteó claramente a Micheletti que "era equivocado pensar que el problema se iba a terminar con las elecciones". Sin embargo, Insulza reconoció que "estas elecciones ya estaban convocadas", antes del golpe y afirmó que “El nuevo presidente de Honduras, que ojalá sea elegido de la manera más normal posible, va a asumir el día que le toque en enero”.
Es evidente la suavización del tono de Insulza después de su visita a Tegucigalpa al referirse a los golpistas y la intención de ir creando las matrices necesarias para el reconocimiento, aunque sea parcial y paulatino, del gobernante que surja de las elecciones ilegítimas.
Es completamente ingenuo seguir pensando en la pretendida inocencia de Barack Obama en cuanto al apoyo a los golpistas y en torno a su intención de frenar a como dé lugar la creciente lucha del pueblo hondureño. A decir verdad, el retorno de Zelaya al poder pareciera alejarse cada vez más, a pesar de las notables concesiones que éste viene haciendo. De manera que ante el pueblo de Honduras se plantea una lucha que acaso no será corta ni fácil, y que requerirá de gran trabajo, paciencia y constancia, y que podría conllevar a la adopción de distintas formas de expresarse, tanto pacíficas como violentas.
Sin duda, los últimos acontecimientos en torno a las bases militares gringas y el enfrentamiento Colombia-Venezuela, con ese asunto como principal telón de fondo, han colocado la situación de Honduras en un segundo plano, tanto en el ámbito mediático como en el político general. De momento el tiempo juega a favor de los golpistas. El pueblo de Honduras debe prepararse para una resistencia que no se ve fácil.
En realidad, todo lo dicho encaja dentro de un plan global configurado dentro de las nuevas políticas de dominación imperial diseñadas por el gobierno fariseo de Barack Obama. Un elemento más que se suma a esta apreciación es la visita latinoamericana del enviado estadounidense para Asuntos del Hemisferio Occidental, Christopher J. McMullen, quien se reunió con funcionarios uruguayos y argentinos precisamente antes de la "cumbre" de Unasur en Bariloche, para “explicar” el asunto de las bases. La nueva diplomacia imperial impulsada por Estados Unidos sigue moviéndose con relativo éxito para sembrar cizaña, dividir a los latinoamericanos y continuar vendiendo la baratija de “Obama el Bueno”.
El conflicto de la Mitsubishi refleja de manera nítida aspectos insoslayables de la situación de la lucha de clases en Venezuela, dentro de una situación que llama cada vez más a una caracterización precisa del proceso venezolano: un proceso revolucionario con un proyecto socialista, pero que se desarrolla en un país con un predominio mayoritario de las relaciones de producción capitalistas, con un gobierno revolucionario que debe actuar atado por la camisa de fuerza de un Estado esencialmente burgués en sus usos y estructuras, y en el marco de una democracia burguesa donde aun prevalecen los métodos representativos sobre los participativos.
Por eso siempre hemos afirmado, junto a otros revolucionarios, que éste será un proceso arduo, difícil, prolongado, con altibajos, marchas y contramarchas: un largo y sinuoso camino.
Al margen de los elementos concretos del conflicto de la Mitsubishi, que habría que analizar, no hay duda de que se producen allí las consecuencias del método burgués para resolver las contradicciones de clase: después de explotar por largos años a los trabajadores, pretenden dejarlos en la calle cuando ya no les son útiles o estorban sus planes mezquinos de lucro y riqueza.
Entretanto un silencio preocupante se genera en otros sindicatos y centrales obreras. Nuestra clase obrera, lamentablemente y en muchos sentidos, sigue siendo aun una “clase en sí” y no termina de alcanzar el status de “clase para sí”.
La detención del prefecto conspirador de Caracas, Richard Blanco es un asunto más que se suma a la intensa lucha que estamos librando contra el golpismo criollo y en defensa de la Revolución Bolivariana. Esta acción responde al permanente llamado de Chávez para impedir la impunidad y defender la revolución de sus enemigos, sin dobleces ni debilidades.
No podemos permitir otro 11 de abril. Hay que tomar el toro por los cachos y asumir la gran responsabilidad de defender al pueblo de sus enemigos jurados. Preso Richard Blanco: así es que se gobierna[1].
[1] Prefecto de Caracas; fue detenido el miércoles 26 de agosto. Paricipó en una manifestación contra la ley de educación que produjo graves disturbios; en un al parecer confuso incidente se lo sindica como responsable de la agresión a un policía. La prensa comercal venezolana cerró filas en defensa del hasta ahora alto funcionario (n de la r).
* Analista de asuntos políticos.