Conmoción en el turismo mundial. Quebró Thomas Cook la empresa fundada por un pastor evangélico hace 178 años. Atravesó las 2 grandes guerras mundiales y también la crisis de 1930, pero no pudo hacerlo respecto a algunos fenómenos actuales.
Ello afecta a 22 mil trabajadores, 9 mil de los mismos son británicos. En 17 países -de los 50 a los cuales estaba dirigido su turismo- quedaron varados 600 mil turistas, unos 150 mil son británicos, quienes fueron evacuados por el gobierno de su país, a un costo de alrededor de 680 millones de dólares.
Es interesante saber que el mayor éxito y despegue de esta empresa fue de la mano con la creación de la red de ferrocarriles del Reino Unido. Haber logrado integrar, a su plan de negocios, a ese avance tecnológico fue una notable ventaja para esa naciente empresa. Un hecho semejante, aunque opuesto, está entre las causas de su actual derrumbe.
En efecto, su tradicional despliegue organizativo con personal e infraestructuras en diferentes puntos del mundo fue quedando obsoleto ante el avance de aquellas organizaciones fundadas en redes de internet con escaso personal y bajas necesidades logísticas. Los bajos costos de los sistemas on line terminaron con cerca de 2 siglos de prósperos negocios.
Cuestiones vinculadas al avance tecnológico –el ferrocarril- le permitieron proyectarse como una empresa mundial. Ahora otras razones de tipo tecnológico la hundieron. No fue capaz de adaptarse a las novedades traídas por internet, los actuales sistemas de trabajo y comunicación que incorporaron esas nuevas tecnologías.
Las crisis como el conflicto chino-norteamericano y el Brexit en el Reino Unido ahondaron los problemas. Un par de meses atrás había logrado zafar de una situación crítica mediante aportes de capital de Fosun, una empresa china. Ahora no hubo “salvadores”; las “leyes” del capitalismo son inexorables y la empresa quebró.
Estamos transitando el complejo camino de incorporar las nuevas capacidades tecnológicas al sistema laboral y económico. Se trata de un aspecto de este difícil tránsito hacia un nuevo modelo económico, en el cual la tecnología sea un instrumento al servicio de la reducción del esfuerzo humano en una economía fundada en relaciones diferentes, en la asociación y la solidaridad, no en la explotación.
Juan Guahán