Secuestro en la Argentina, los ejemplos persisten, la impunidad se construye

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Alejandro Tesa

Entre las cuatro y cinco de la madrugada del 1º de noviembre fueron secuestradas Andrea Elizabeth Shröeder, de poco más de 20 años, y Melany Ailén Sotto Shröeder, de sesenta días. El largo brazo de la ley al parecer sufre reumatismo y no se extiende. La mujer, probablemente víctima de abusos sexuales, y su hija estarían confinadas en Mar del Plata, muy lejos de su domicilio.

El secuestro ocurrió en la localidad de Etcheverry, en las proximidades de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires y fue perpetrado –según informaciones proporcionadas por familiares– por tres varones. La policía de Etcheverry 48 horas después no consideraba la denuncia presentada el mismo domingo por el cónyuge de la mujer secuestrada. Recién el martes, al reiterar la denuncia la cuñada de la víctima en otra jurisdicción, se comenzaron a cumplir algunas diligencias.

La familia acudió a la organización privada Missing Children y a redes solidarias para activar la investigación. Hasta el martes por la tarde, empero, ningún organismo oficial se hbía acercadao al atribulado padre y marido para trazar siquiera un perfil del que estima sospechoso de ser el autor intelectual del secuestro. Éste es un ex novio de la joven, probablemente con problemas de inestabilidad mental. Tampoco la policía le ha indicado cómo conducirse en caso de recibir solicitud de rescate u otra comunicación de los raptores.

La pista de Mar del Plata, a más de 400 kilómetros de distancia, saltó al señalar el servicio de telefonía celular Movistar que se había hecho una llamada desde su teléfono celular desde esa ciudad de la costa argentina. El secuestrador, piensa la familia de Andrea Elizabeth Shröeder, podría ser un soldador naval, con el que novió la mujer antes de conocer a su cónyuge y que reside precisamente en la ciudad atlántica.

Personas enajenadas o presa de emciones que no pueden controlar hay y habrá en todo tiempo y lugar, solo que la locura suele manifiestarse de acuerdo a parámetros de conducta social conocidos; la impunidad de que gozan en la Argentina –pero no sólo en ese país– quienes cometieron delitos semejantes (y violaciones y asesinatos y mutilaciones y desaparecimiento de cadáveres) durante los años negros de las dictaduras del Cono Sur asoma, como un cáncer social, detrás de delitos como este secuestro.

Porque no pertenecen esas conductas al pasado, como quieren que se acepte por parte de los ayer entusiastas que apoyaron esas dictaduras y que hoy, como en Chile, incluso ocupan puestos de alta dirigencia política, como, por ejemplo, la Presidencia del Senado de la República. Enfermos mentales o no los secuestradores, ciertamente han sido capaces de tomar como ejemplo el hecho de que caminan libres por las calles de las ciudades argentinas, uruguayas, chilens, paraguayas, brasileñas, etc…, multitud de torturadores y asesinos de ayer.

Cualquier información sobre Andrea Elizabeth Shröeder y su bebé hacerla llegar a:

darkroach_2@ hotmail.com
o al teléfono celular15.3606.5893

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