Segunda vuelta en Uruguay: Balotaje, barro y bloquismo
Restan menos de veinte días para la segunda vuelta de las elecciones nacionales en Uruguay. El domingo 24 de noviembre, van a medir fuerzas las dos fórmulas más votadas en la primera vuelta del 27 de octubre. Estamos hablando de la fórmula oficialista del Partido Nacional, Álvaro Delgado – Valeria Ripoll versus la oposición centroizquierdista del Frente Amplio con la fórmula Yamandú Orsi – Carolina Cosse.
Al día siguiente de la primera vuelta, la derecha se reunió inmediatamente para planificar su estrategia de cara al balotaje. En la foto se vió a Álvaro Delgado comandar la misma, secundado por su candidata a vicepresidenta, Ripoll; luego Andrés Ojeda, ex candidato por el Partido Colorado, mediático abogado que pretende diluir a su histórico partido dentro de la coalición gobernante; a Pablo Mieres del Partido Independiente, ex Ministro de Trabajo y Seguridad Social que no alcanzó el 3% de votación, no consiguió banca al senado y fue desplazado como la sexta fuerza política siendo superado por el voto en blanco y anulado.
Para completar la foto, se encontraba a la derecha Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto que también fue uno de los grandes derrotados en la primera vuelta y que dicha formación perdió todos sus senadores y nueve diputados. Por último, se encuentra el nouvelle integrante de la coalición, Eduardo Lust del Partido Ambientalista, un abogado ex cabildante.
Los líderes de estas formaciones llamaron a votar por Delgado y no es ninguna novedad, la cuestión pasa por ver si los votantes de cada partido fidelizan su voto con lo que convocan sus líderes. Allí el Frente Amplio intentará restarle votos a la coalición, sabiendo que la elección de 2019 fue muy reñida y acortó una ventaja de 9 puntos en solo un mes. Lacalle, en esa instancia, salió victorioso por apenas 35.000 votos.
Esto solo lo vamos a saber el 24 a la noche, pero lo que ya sabemos es cómo quedó conformado el parlamento en sus dos cámaras. Solo resta saber quién ocupará la presidencia del Senado, ya que dicho cargo lo ocupará la vicepresidenta triunfante.
Senado
En la cámara alta el Frente Amplio consiguió la mayoría absoluta del Senado, incluso prescindiendo de su presidencia. 16 de 30 senadores. Nueve bancas obtuvo el Partido Nacional y cinco el Partido Colorado. Este es uno de los argumentos que maneja el Frente Amplio para resultar electo: la gobernabilidad. Dicha fuerza política tiene la llave en el senado de nombrar a directores de entes públicos, de las venias a embajadores, etc.
Una posible presidencia de Álvaro Delgado sería bastante obstruida, no por el simple hecho de oponerse, sino por propuestas ideológicas distintas. Se está hablando mucho de un “gran diálogo social”, pero la derecha no ha sido muy afecta a sentarse en la mesa y llegar a acuerdos siendo oficialismo u oposición.
Dentro de la cámara, como en cada elección, hay bancas que se renuevan, nuevos nombres, retornos y apellidos que se repiten.
En el Senado, la única debutante será Blanca Rodríguez por el Frente Amplio. La bancada de senadores del Partido Nacional estará conformada por nombres de peso, personas que confrontan, que atacan y que tienen un encono explícito por el Frente Amplio.
La lista 40 del Partido Nacional resultó ser la lista más votada dentro de ese partido logrando 4 senadores. Javier García, Sergio Botana, Carlos Camy y Sebastián Da Silva. Este último, por ejemplo, posteó en su red social X “Por un Uruguay sin izquierda”. Un mensaje bastante totalitario y de poco diálogo como le quieren hacer creer a la población. Da Silva recibió un tirón de orejas y rápidamente borró dicha publicación.
La bancada nacionalista se completa con: el propio candidato Álvaro Delgado, Graciela Bianchi, Martín Lema, Nicolas Olivera y Luis Alberto Heber. Para los que no lo conocen, todos “attack dogs”, poco dialoguistas y fieles creyentes de que todos los males del país los creó el Frente Amplio.
Dentro del Partido Colorado asumirám: Pedro Bordaberry, que retornó a la política y triunfó en la interna de su partido por encima del candidato Andrés Ojeda que también tendrá su propia banca. Lo siguen Robert Silva, ex candidato a vice y ex presidente del Codicen, adalid de la lucha contra los sindicatos de la educación. Completa la lista Gustavo Zubía y Tabaré Viera.
Esta bancada posee casi las mismas características de las del Partido Nacional. El único matiz es el componente Bordaberry, un hombre con años de experiencia política, quizá más centrado en el diálogo, pero que su pensamiento riverista es de los más a la derecha del Partido Colorado.
En Diputados, en cambio, ninguno de los dos bloques principales lograría mayoría propia. La cámara baja se conformará con 48 bancas del FA, 29 del PN, 17 del PC, dos de Identidad Soberana, dos de Cabildo Abierto y una del Partido Independiente.
Yendo al núcleo
De este balotaje se espera el debate entre candidatos, ya que en la primera vuelta no están obligados a debatir y justamente, debate y confrontación de ideas es lo que falta en esta campaña. De igual manera, es sabido que los debates tampoco inclinan la balanza y es más un espectáculo para convencidos que para indecisos.
Del resto de la campaña, se vaticina barro y un intento de descalificación por parte de la derecha. Se habla de “la peor fórmula del Frente Amplio” y así. Es decir, hablar en contra del Frente Amplio y pocas propuestas. La coalición gobernante presentó recién su programa en caso de gobernar. Sin embargo, no es segura la coalición en caso de perder. Manini Ríos declaró que “no tiene sentido seguir siendo coalicíón”.
Es que Manini ha sido el único que ha mantenido un perfil distinto y crítico dentro de la misma. Distinto a lo de Ojeda que ha sido por demás “coalicionista”, “lacallista” y olvidándose que forma parte de unos los partidos fundacionales de la política uruguaya.
La derecha por su parte, se dió cuenta de que si en esta elección iban con un lema en común, como “Coalición Republicana” (CORE) hubiesen obtenido mayoría en ambas cámaras.
Se está pensando dicho dispositivo para las elecciones departamentales de mayo del año siguiente. A pesar de los réditos electorales que le podría dar a esta nueva conformación política, no solo en el Parlamento sino a nivel departamental, estaríamos asistiendo a la desaparición de los dos partidos históricos de Uruguay.
Los que antaño se enfrentaban en batallas y siempre tuvieron sus diferencias aunque pertenezcan “a la misma familia ideológica”, varios dirigentes entienden que de no unirse formalmente, corren riesgo de no volver a gobernar. Máxime cuando el Frente Amplio obtuvo una buena votación en el interior del país.
Lo curioso es que el Frente Amplio pasaría a ser el partido más longevo del Uruguay y se conformaría oficialmente un bibloquismo electoral. Habría que pensar también, qué espacio electoral le quedarían a formaciones nuevas o pequeñas. ¿Habrá forma de que surjan otras? ¿Serán absorbidas por los grandes bloques o asfixiadas?
Final abierto para el 24 de noviembre que presenta varios panoramas de aquí en adelante. Con la calma que caracteriza a Uruguay, pero donde igual pasan cosas.
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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