Benjamín Forcano*
Quien no conozca un poco la historia seguramente pensará que en la Iglesia católica las normas son inamovibles. Pero nada más lejos de la realidad.
Es un hecho común que el Evangelio apenas tiene orientaciones o normas de carácter sexual. Vacío ese que debía colmarse históricamente con el recurso al modelo cultural dominante. Es lo que hicieron los Santos Padres, entre ellos San Agustín y Sto. Tomás. Sus doctrinas moldearon el pensamiento de Occidente. Pero, hoy nadie las identifica sin más con el mensaje del Evangelio. Su contenido han variado notablemente debido a las nuevas aportaciones de la cosmología, de la filosofía, de las ciencias bíblicas y teológicas y de las demás ciencias humanas.
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