Siembra curiosa / En Chile flores que quieren primavera

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Son hechas a mano con hojas de periódico, papel de envolver, recortes de cartulina por madres cuyos hijos padecen la injuria de no tener dónde estudiar con dignidad; las comenzaron, una por una, a fabricar a mano para depositarlas frente a los establecimientos cerrados, en perpetua remodelación o prácticamente en ruinas.| RIVERA WESTERBERG.

 

El movimiento se inició en el bandejón central de la Avenida Cumming, en Santiago, ante las puertas del Liceo de Aplicación —monumento nacional—, cuyos alumnos van a clases van a ser dos años ya en otro recinto —que carece de las comodidades y dependencias propias de uno de los liceos más importantes de Chile.

 

También proteger
Para evitar que sus hijos insistieran con sus protestas ante autoridades sordas —lo que, es bien sabido les significa ser apaleados por la fuerza pública— las madres optaron, los días sábados, por juntarse frente al colegio y «sembrarlas». como una forma quieta de representar a quienes corresponde su impericia, su falta de interés en la educación, el negociado de la empresa que renueva las instalaciones (y a la que, oh casualidad, se le incendia una sala —y todo, la entrega del liceo, se vuelve a retrasar).

 

Curiosas jardineras de la desolación y, a la vez, de la esperanza que cumplen su cometido sin un grito, sin consignas ante la mirada t al vez atónita de las fuerzas especiales de Carabineros, que uniformadas/disfrazadas de guerreros del futuro o de antaño por ahora no las han gaseado ni empapado ni apresado.

 

Ejemplo que prende
Lo que fue una curiosidad al margen —por fortuna— de partidos políticos encerrados en sus espirales de luchas internas y barriales por un poder que se les escabulló y que difícilmente de veras recuperarán, fue tomado por otras madres y padres.
Y en otras avenidas, calles y ciudades chilenas se ven jardineros que desbrozan el ceño fruncido, siembran sus flores de papel y sonríen por el trabajo común de llamar a la primavera de la educación en medio del frío invierno chileno.

 

Alguna vez los chilenos se creyeron uno de los faros culturales y de la educación continental. Vino el apagón de 1973, que se extiende; nunca se volvieron a iluminar los faroles —que la Concertación amorosamente, se diría, envolvió con primor usando pantallas oscuras a las que el actual gobierno, con usura de ese amor, pone gruesa capa de alquitrán con lucro.

 

Ni unos ni otros —ni dizque gobierno ni dizque oposición— contaban con la creatividad popular ni con esas madres que hacen, una a una, sus flores de papel.
Alguna vez todos los movimientos (movimientos sociales) aprenderán a articularse. Será cuando llegue de verdad la primavera.

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2 Comentarios
  1. Gasans dice

    Sin duda que es impactante ver cuadras y cuadras con estas flores que parecieran inertes, pero que cobran vida cuando la desesperanza cunde entre los chilenos y, más aún cuando grupos armados hasta los dientes, denominados policías, pisotean a esos rayitos de sol que se anticipan a la primavera.

  2. Ximena Andrea Toro dice

    Me emociona ser parte de esta maravillosa forma de protestar por una educaciòn y liceos publicos con dignidad.Para mi, lo bello es que cada vez que vaya al liceo cuando nuestros hijos vuelvan a clases allà y sienta que en algo muy hermoso y fuera de lo comùn colaboramos algunas mamas.Felicidades por la nota esta muy bella.XiToro.

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