SIEMPRE CONTIGO. LA VIDA CHEVROLET

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Una pareja de familiares –mi hijo menor y su esposa– tuvo la mala idea de comprar el año pasado una Chevrolet Meriva (izq.) cero kilómetros en la agencia Tolosa, del Km. 53 de la Panamericana –Ramal a Pilar–. Nunca pudieron usar el aire acondicionado porque una falla de fabricación les impedía girar la perilla hacia el frío.

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Luego de muchos reclamos inútiles ante la fábrica y la agencia, optaron por hacerlo arreglar por su cuenta.

En menos de 10 meses se les rompió tres veces la polea del alternador. La General Motors y Tolosa reconocieron que era una falla de fábrica, pero siempre se limitaron a cambiarles sin cargo, y como un gran favor, la polea dañada. En una oportunidad, dicho desperfecto afectó seriamente la correa del distribuidor que, de haberse cortado, habría roto partes vitales del motor.

Ante ello, mis familiares optaron por cambiar de vehículo. La General Motors se negó a reconocerles bonificación alguna, mientras que Tolosa sólo aceptó recibirles la unidad a precio de mercado, y entregarles una Zafira –modelo más caro (der.)– con la única ventaja de no cobrarles los gastos de registro y patentamiento.

La Zafira anduvo bien 26 días. O mejor dicho nunca, porque de los ocho parlantes sólo funcionaban aceptablemente cuatro.

Pero la mañana del 27º día de uso, mientras la manejaba mi nuera en plena Panamericana, se produjo un incendio espontáneo en la zona del motor, que puso en peligro su vida y llenó el habitáculo de un humo oscuro e irrespirable. Afortunadamente iba sin sus 4 hijos menores –cuatro á 12 años–. Con el susto del caso y la ayuda de otros automovilistas, logró apagar el incendio para lo cual debieron descargar completamente tres matafuegos.

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Una grúa llevó la Zafira a la agencia Tolosa. La agencia y la General Motors se lavaron las manos: «No encontramos la causa del incendio». Limpiaron los restos del matafuego y pidieron a mis familiares que retiraran la unidad, aún cuando se observaban desperfectos en la pintura por acción del fuego. Entonces intervine yo como abogado.

Enviamos sendas cartas documentos. Ambos responsables ni siquiera se dignaron contestarlas. El propietario de la agencia Tolosa reconoció que General Motors debía entregar una Zafira nueva, sin cargo, y recibir la incendiada como estaba, y agregó:

«Si fuera mi caso, yo no dejaría a mi esposa manejar ese auto, y menos con mis hijos adentro».

Mis familiares perjudicados viven en el Km. 48 de la Panamericana, ella trabaja en la Capital, y él en el Km. 70 de esa ruta, y deben llevar sus 4 hijos a la escuela (Km. 13), a sus actividades deportivas, etc. Por ello, solicitamos que facilitaran una unidad usada hasta tanto se dirimiera el conflicto.

General Motors se negó, y la agencia nos aconsejó alquiler un auto mientras tanto pues, afirmó, «la fábrica deberá pagarlo». Pero pasaron los días, y resultó muy arriesgado seguir gastando en el alquiler de un auto, pues nadie nos asegura que ese dinero podrá recuperarse algún día.

Mis familiares, pues, se vieron obligados a retirar la Zafira incendiada, y ahora están frente a un dilema: si la venden obtendrán un precio vil, debido al incendio sufrido; si la usan, y más con sus hijos y en la Panamericana, corren un riesgo enorme; comprar otro vehículo sin vender éste requiere una inversión que no están en condiciones de afrontar. Y la General Motors se mantiene muda como una esfinge.

Nos obligan a iniciar un juicio, que sabemos se prolongará. Recurriremos a la Comisión de Defensa del Consumidor, para que dentro de algunos meses… Están jugando con nosotros, porque saben que ellos pueden resistir mucho más que un particular.

Los estadounidenses suelen decir que «lo que es bueno para la General Motors es bueno para EEUU». Evidentemente, así anda la General Motors, y así anda EEUU: trampeando al resto de la humanidad.

En EEUU la General Motors jamás se habría animado a cometer un atropello de esta naturaleza. Acá lo hacen, e impunemente, por lo visto.

La única solución está en nuestras manos: tratemos de no comprar productos de estos pulpos altaneros e insensibles. Quizás los japoneses o los europeos sean más civilizados.

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*Dirigente político, ex parlamentario.

Nota

Los vehículos mencionados tienen en Argentina, nuevos, los siguientes precios promedio:

– Meriva, motor 1.8, $ 47.060 (alrededor de US$ 15.500) más gastos de patentamiento.

– Zafira, motor 2.0, $ 59.600 (alrededor de US$ 20.000) más gastos de patentamiento.

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