Territorialidad de la dominación, integración de la infraestructura regional suramericana (IIRSA) – II

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Ana Esther Ceceña, Paula Aguilar, Carlos Motto.
Del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica.
Mayor información al pie de la entrega IV

Las nuevas fronteras sudamericanas
La iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA), que parece estar diseñando nuevas fronteras internas para el Sur del Continente, se anuncia públicamente en agosto-septiembre de 2000 en una reunión auspiciada por Fernando Henrique Cardoso en Brasilia, con la presencia de los representantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El BID fue creado en 1959 para apoyar el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe, justo cuando la revolución cubana empezaba a abrir nuevos cauces. En 1961 se lanza la Alianza para el Progreso (ALPRO), iniciativa contrainsurgente que intentaba impedir otra experiencia como la de Cuba, junto con la siniestra USAID como su brazo operativo, con un objetivo similar al del BID pero con dos líneas de financiamiento: la del desarrollo económico y social y la militar. Hoy ya no se habla de la ALPRO sino del ALCA, el PPP y la IIRSA, pero la USAID y el BID siguen funcionando y, en términos generales, el marco sigue siendo el mismo, aunque los objetivos específicos y las modalidades operativas son otros.

Megaproyecto de enormes implicaciones, el IIRSA pretende “…construir un nuevo paradigma para el desarrollo de la infraestructura regional, sustentado sobre los requerimientos de la demanda…” (Fon plata, 2007. Cursivas nuestras), logrando posicionarse ágilmente en los mercados europeos y los del Asia Pacífico, y en los dos flancos territoriales de la economía estadounidense.

Para lograr todo ello, y ante la esquizofrenia de tratar a la naturaleza a la vez como objeto del deseo y obstáculo, el territorio suramericano ha sido subdividido de acuerdo a sus virtudes económicas y estratégicas.

Destacan dos regiones por su actividad industrial y concentración poblacional, es decir, por la fuerza de trabajo real y potencial que ofrecen, y el resto por las dádivas de la naturaleza, puesto que se trata de poner en ruta la explotación de yacimientos hidrocarburíferos, minerales, genéticos, acuáticos y también agropecuarios. Justamente porque la IIRSA está pensada a partir de la demanda tiene un diseño centrífugo, extractivo, de expulsión de riquezas hacia los centros de demanda.

De la misma manera que el Plan Puebla Panamá se construye desde Panamá hacia Estados Unidos, la IIRSA se piensa desde el centro hacia las costas o hacia los ríos que fluyen rumbo al mar. No obstante, como bien nos recuerda Raúl Zibechi, es un proceso de doble orientación, en el que no hay que dejar de considerar las lógicas regionales, a pesar de que la dinámica global está marcada por los intereses y perspectivas del gran capital mundial y de su centro hegemónico. Así, en el caso de IIRSA “[se trata] de una integración doblemente subordinada: a Brasil, por parte de los países suramericanos, y del conjunto de la región al mercado y el empresariado mundiales.”
(Zibechi, 2006)

En este proyecto los puertos se convierten en piezas clave de organización regional. Puertos en las costas, pero también sobre los ríos de gran caudal. En total se han diseñado ocho ejes transversales y dos longitudinales, con un enfoque profundamente estratégico que determina que algunas regiones particularmente importantes por su dotación de recursos se encuentren bajo el manto de dos o tres ejes simultáneamente,
una visión económica formal que a la vez considera los intereses regionales, indica como ejes principales los de la zona del Cono Sur que concentran la mayor parte del Producto Bruto Interno (PBI) suramericano.

Sin embargo, a partir de una visión estratégica los ejes principales son el Amazonas y el Capricornio, por sus riquezas naturales, y sus conexiones a través del río Madera hasta Beni y de la Hidrovía Paraguay-Paraná.
 
Ejes de integración regional sudamericana y de diseño estratégico-económico de fronteras

Eje Amazonas
El eje Amazonas es una franja de unos doscientos kilómetros de ancho, que se despliega a lo largo de 20.000 Km. de vías fluviales navegables. Es el eje más ambicioso de todos y, sin duda, el de mayor importancia y potencialidad, porque cruza la mayor y más variada selva del mundo y porque abre una fisura en el Continente por su parte más ancha. Hasta ahora los pasos interoceánicos habían sido trazados (o pensados) en los istmos; esta vez, con el fin de abarcar lo más posible las grandes riquezas suramericanas, el canal atraviesa un área 250 veces mayor que la del Canal de Panamá.

Esta franja concentra alrededor de un 40 % de la biodiversidad del planeta y entre el 15 y 20% del agua dulce no congelada. Además del carbón que contiene en su subsuelo, es una fuente incalculable de biomasa. Su potencial de utilización productiva es enorme y sumamente variado.

La vía de interconexión, entonces, tiene como objetivo penetrar en las riquezas de la selva amazónica, dirigiéndolas hacia los dos océanos mediante la unión de los ríos que casi la dibujan naturalmente, (3) a través de los puertos Tumaco (Colombia), Esmeraldas (Ecuador), Paita (Perú), Manaos, Belén y Macapá (Brasil). El área definida para el eje se estima en 4.5millones de km2 y cuenta con 52 millones de habitantes.

Además de su riqueza natural, se trata de una zona económica muy variada pues abarca actividades industriales (electrónica, biotecnología, química, farmacéutica, cemento, naval, aluminio, fertilizantes), agrícolas (caña de azúcar, algodón, tabaco, café, algodón, soja, sorgo), agroindustriales, forestales, pesqueras, extractivas (petróleo, gas, carbón, metales, uranio, hierro, oro, esmeraldas) y turísticas, con excelentes condiciones para la generación de hidroelectricidad.

Por sus condiciones, de los primeros 44 proyectos IIRSA para esta franja 21 son para obras fluviales, 12 carreteros, 3 marítimos, 5 para transporte aéreo, uno para adecuaciones fronterizas y los otros dos son de interconexión energética, en la que se identifcan “serias difcultades” dado que los sistemas de generación eléctrica se encuentran muy distanciados. Por esta razón, este eje tiene un desprendimiento hacia el sur siguiendo la ruta del río Madera, principal afluente del Amazonas y con un potencial hidroeléctrico invaluable.

La cuenca amazónica, por su importancia estratégica, ha merecido el interés de diversos tipos de proyectos, todos encaminados a su apropiación: los conservacionistas “profundos” que pretenden cercarla; los ecológico-productivos que buscan rentabilizar (patentar) la mayor cantidad de especies endémicas y conocimientos locales sobre su uso; los económicos que promueven la construcción de carreteras y el aprovechamiento exhaustivo de algunas riquezas de alto valor; los estratégico-militares que buscan su control total y que avanzan de la mano del Plan Colombia y de acuerdos específicos sobre los sistemas de radares, monitoreo, satélites y, especialmente, los energéticos, que se orientan a la explotación de las diversas fuentes que ofrecen estos territorios.

La zona más militarizada de Suramérica es justamente la de la cuenca amazónica. En torno a ella se encuentran las bases estadounidenses de Aruba y Curação que sustituyeron, junto con Manta en Ecuador[4] y ampliando el área de alcance, las posiciones de Panamá; las de Caño Limón, La arandía, Tres Esquinas, Marandúa y Toleimada en Colombia; Iquitos en Perú, y múltiples aeropuertos y helipuertos asociados a las actividades de la DEA.
(Ceceña, 2006; Gómez, 2002).

En la región amazónica se concentra el mayor potencial de generación de energía hidroeléctrica de Brasil (aproximadamente un 50%), con 46 represas hidroeléctricas construidas y 258 inventariadas, y una previsión en torno a 130.000 MW (MAB, 2007). De este total, 39 represas están planeadas en el estado de Rôndonia y las prioritarias son las que se ubican en el río Madera.[5] Este río se forma por la unión de los ríos Beni y Mamoré. Es uno de los cinco ríos más caudalosos del mundo, con 1.000 kms. de recorrido, y con capacidad para trenes de barcazas mayores a 6 toneladas.

Según FOBOMADE, por el río Madera fluye más del 95 % del caudal total de los ríos bolivianos y es la fuente principal de sedimentos en suspensión y sólidos disueltos de la cuenca. Desde el punto de vista energético, el proyecto del río Madera forma parte de un conjunto que “intenta convertir la Amazonía en una gigantesca usina hidroeléctrica, trastocando y destruyendo todo el equilibrio ambiental y regional, lo que tendría graves efectos para la naturaleza y la vida misma”
(FOBOMADE, 2007).[6]

El proyecto hidroeléctrico para el río Madera esta conformado por la construcción de una Hidrovía de 4.200 kilómetros de largo, que hace posible la navegación de grandes embarcaciones. A esto se le suma la construcción de 4 represas para la producción de energía. 2 Además se planea la construcción de una gran línea de conexión y transporte de la energía producida de unos 1.500 Km. de extensión
(MAB, 2007).

El consumo nacional de electricidad en Bolivia no alcanza a 800 MW y el de la región a 20.000 MW. Por tanto, las obras del río Madera están dirigidas a la exportación, ya que las propuestas para Bolivia generarían alrededor de 3.600 MW, mientras que las situadas en territorio brasileño, más de 7.000 MW.
(FOBOMADE, 2007).

5 Existen en el mundo unas 45.000 represas cuya construcción ha desplazado a unos 80 millones de personas. En Brasil, hay más de un millón de desplazados y son más de 2.000 las represas construidas, tanto para la producción de energía como para el abastecimiento de agua. 650 de ellas son hidroeléctricas.
(MAB, 2007:5).

6 De acuerdo con el MAB las empresas más interesadas en la construcción de represas son: Alcoa Aluminio (USA) que produce con energía “subsidiada” de grandes hidroeléctricas ya en otros estados. La mayor empresa privada de generación de energía eléctrica en 2004 en Brasil es la Suez Tractebel, filial del grupo Suez (Francia) cuarta mayor empresa del mundo de negocios con agua.

La privatizada CVRD (Companhia Vale do Río Doce) (USA) segunda empresa minera del mundo, consumió alrededor de un 5% de la energía eléctrica producida en Brasil en el 2005. Otros intereses en juego son los del grupo Votorantim dueño de 31 represas (Brasil), BHP Billiton (Inglaterra) mayor minera del mundo y asociada con Alcoa, el Banco Citicorp (USA) financiador de estas últimas, Duke Energy (USA) con el 2% de la energía generada en Brasil y por último la CTIC (China) Compañía de generación de energía del gobierno de China. (MAB,2007).[7] Son las hidroeléctricas de San Antonio y Jirau en territorio brasileño, las de Guajará y de Cachuera Esperanza en territorio boliviano.

Eje Capricornio
El eje Capricornio se desarrolla en torno al trópico del que toma su nombre, extendiéndose en una superficie de aproximadamente 1.798.700 km2. Su trazado surca territorios de Argentina, Paraguay, Chile, Bolivia y Brasil y queda ubicado entre —y ligeramente sobrepuesto a— los ejes interoceánico central y Mercosur-Chile, garantizando entre todos un abarcamiento total del territorio rioplatense.

Estratégicamente esta es una de las dos franjas más importantes. Incluye los yacimientos de gas de Bolivia; el petróleo del área fronteriza entre Bolivia y Argentina; una parte de los yacimientos metálicos de la Cordillera de los Andes en suelo de Chile y Argentina; comprende asimismo el sur industrializado de Brasil; la zona agrícola y particularmente sojera de Paraguay, Argentina y Brasil; la capacidad hidroeléctrica de Itaipú y Yaciretá; y el Acuífero Guaraní, tercero en tamaño del mundo y el mayor del Continente, con un área de 1,195.700 km2, aproximadamente, y una capacidad de almacenamiento de 40 mil kilómetros cúbicos.

Uno de los puntos clave dentro de esta franja es sin duda la triple frontera, que aparece como gozne entre las zonas industriales y agrícolas, ubicada en el corazón del Acuífero Guaraní, que marca el área de colindancia entre los dos países más fuertes del Mercosur, y que ha sido señalado como punto crítico por el Pentágono en vistas a la instalación de diversas posiciones militares, o directamente de una base.

Geopolíticamente éste es uno de los puntos de mayor importancia estratégica, por su alcance y su capacidad de irradiación hacia el Cono Sur, y la combinación de desarrollo industrial, agua, gas, petróleo y metales —que se extiende a sus lados sobre el curso de este eje— le otorga un carácter esencial dentro de todo el proyecto IIRSA, carácter que comparte con el eje Amazonas, a pesar de sus diferencias.

El desarrollo de la agricultura sojera es una de las bases de entrecruzamiento entre el empresariado local y transnacional. El área dedicada a este cultivo, que circunda la triple frontera, va ampliando rápidamente su extensión, desplazando campesinos, introduciendo transgénicos y agrotóxicos, y entrando en contradicción con la conservación de las selvas, pequeñas pero importantes, de ese punto del planeta.[8]

Como en todos los otros ejes, los proyectos que aparecen abriendo brecha son los de transportes, que en este caso combinan terrestres y fluviales, y que buscan resolver el “obstáculo” de la Cordillera de Los Andes creando pasos fronterizos o puentes más accesibles, e impulsando, al mismo tiempo, el movimiento extractivo de las distintas subregiones.[9]

De los 33 proyectos registrados actualmente, sólo uno es de interconexión eléctrica y los demás son de transporte:16 viales, 3 marítimos, 2 fluviales, 9 ferroviarios, uno aéreo, 2 pasos de frontera y un proyecto. A éstos se sumarían incrementos de inversión privada en telecomunicaciones.

Eje Hidrovía Paraná-Paraguay
Esta hidrovía conforma, junto con la del río Madera-Beni, el corte longitudinal que integra la región sudamericana central de norte a sur y que le da salida al Atlántico por el río de la Plata. Se desarrolla a lo largo del curso de los ríos Paraguay, Paraná, Uruguay y Plata, haciendo contacto con territorios de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, justo en la zona de los pantanales.

El sistema de humedales del eje Paraguay-Paraná, desde el Gran Pantanal del alto Paraguay, incluyendo los pantanales del río Paraguay medio e inferior, el valle aluvial del Paraná medio e inferior hasta el río de la Plata, constituye el corredor de humedales de agua dulce más extenso del planeta […] Este sistema de áreas húmedas se estructura a lo largo de más de 3.400 kilómetros de ríos libres de represas, un caso hoy poco frecuente en el mundo.

Más de 20 millones de personas habitan en este gigantesco sistema de humedales […] Sólo el Gran Pantanal matogrossense, con más de 14.000.000 hectáreas, es el humedal más extenso del mundo y una reserva de megadiversidad. A pesar de que no existen relevamientos completos, en la región del Pantanal fueron catalogadas alrededor de 3.500 especies de plantas, más de 100 especies de mamíferos, 180 de reptiles, más de 260 especies de peces y 650 de aves. Abriga especies amenazadas de extinción.

Por su parte el río Paraná, colecta agua del sistema hídrico más grande de Suramérica después del Amazonas, la Cuenca del Plata —la cuarta más grande del mundo y una de las mayores reservas mundiales de agua dulce.
(Foro Ecologista de Paraná-Coalición Ríos Vivos, 2002)

El aprovechamiento de estas riquezas naturales es preocupación de organizaciones como Conservación Internacional, dirigida, entre otros por el señor Tomkins que ha comprado grandes extensiones en los Esteros del Iberá[10], y de empresas interesadas en el agua del acuífero.

No obstante, los intereses sobre la región, si bien todos privatizadores y expropiadores, son contradictorios entre sí. La adecuación de la hidrovía para agilizar el transporte, por el uso intensivo que implica, tendrá un efecto destructor sobre los humedales y todas las formas de vida que los habitan, pero apoyará el llamado desarrollo económico de esta área facilitando su vinculación interna y con el mercado mundial.

A partir de los proyectos definidos, la Hidrovía Paraguay-Paraná pretende desarrollar un sistema complejo de navegación modificando las características naturales de los ríos Paraguay, Paraná y Plata en un tramo que recorre 3.442 kilómetros navegables, contando desde Cáceres en Brasil, hasta Buenos Aires en Argentina, afectando 2.202 kms. sobre el río Paraguay y 1.240 kms. sobre el río Paraná.[11]

Los principales productos transportados actualmente son los granos, cereales (trigo y soja sobre todo), madera, cargas pesadas (minerales de hierro y manganeso que va de Corumbá a Barranqueras, San Nicolás, Villa Constitución y Nueva Palmira), fertilizantes y combustibles líquidos y gaseosos
(Capra, 2003).[12]

Pero con la posibilidad de encontrar los puentes de entrelazamiento de la hidrovía Madera-Madre de Dios-Beni y ésta, la variedad de productos en tránsito y la intensidad de los intercambios crecería notablemente. La reducción de los tiempos de transporte con la adaptación de la hidrovía es realmente significativa, pues pasará, según los cálculos de Katherine Capra (2003), de 36 a 16 días para el trayecto Corumbá – Río de la Plata – Corumbá (5.500 kms.). Asimismo, la posibilidad de conectar fluvialmente Sao Paulo con Buenos Aires, los dos grandes centros económicos de la región, se abre con el tramo Paraná-Tieté (Bloch, 2000), que es considerado por IIRSA como un proyecto-ancla.

El conjunto de proyectos correspondientes a la hidrovía Paraguay-Paraná ha sido definido en Agosto del 2007[13]. La adecuación de esta vía navegable inicia aparentemente sus trabajos[14], a pesar de que provocará un daño irreparable a la sociedad y al medio ambiente destruyendo los humedales y, con ello, afectando también la recarga del Acuífero Guaraní. “Existe un serio riesgo de desecación del Pantanal…” nos recuerda José Da Cruz (2007).

Hay zonas del río Paraguay, por ejemplo, que son muy delicadas; muy cerca del Pantanal algunos expertos dicen que para que el ecosistema pueda soportar la navegación tendría que estar pasando sólo un tren de barcazas por semana, de manera tal que la naturaleza pueda restablecer todo lo que es el ecosistema acuático sin que la navegación lo afecte. Pero con la carga que hay proyectada por día podrían estar pasando 8 o más trenes de 20 barcazas cada uno.
(Stancich, 2006)

…el Sistema Pantanal-Paraguay-Paraná con su rica diversidad biológica y étnica, constituye una unidad hidrológica, ecológica, cultural y poblacional que es una condición fundamental para el mantenimiento de los ciclos hidrológicos, la calidad ambiental, la conservación de la biodiversidad y la sustentabilidad de los ecosistemas y de las comunidades…
(Foro Ecologista de Paraná-Coalición Ríos Vivos, 2002).

Hay ya 97 proyectos para este eje. 33 relacionados con infraestructura portuaria, 18 fluvial, 16 ferroviaria, 20 de transporte vial, uno aérea; uno hidroeléctrica, dois centrales termoeléctricas, un gasoducto, una estación transformadora, un proyecto de trasposición de Itaipú, y tres relacionados con las tecnologías de la información (TIC).

La actividad agroindustrial, que marca crecientemente la dinámica económica de la zona, es en gran medida el motor de la hidrovía —para beneficio de unos cuantos empresarios y el deterioro general de las condiciones de vida (naturaleza y sociedad) en este territorio privilegiado.

La concentración de grandes empresas, por ejemplo en el área de Rosario, Argentina, tuvo en los últimos años una inversión millonaria para todo lo que es el complejo aceitero basado en la soja, lo cual ha traído aparejado impactos ambientales de consideración por la utilización de agrotóxicos, la repercusión de los mismos sobre el cuidado del suelo y del agua, pérdida de nutrientes, las transformaciones en las áreas urbanas y por lo tanto el deterioro de la calidad de vida de las personas que viven cerca de estos emprendimientos.
(Stancich, 2006)

Un deterioro similar camina de la mano de la actividad de las pasteras, con el caso extremo de las de Botnia en territorio uruguayo, y de la actividad forestal que ha sustituido especies arrasando los bosques y recortando las selvas.

La hidrovía Paraguay-Paraná atraviesa el eje Capricornio justo en la triple frontera, que es, a la vez, uno de los puntos críticos del equilibrio estratégico, ecológico y económico regional. Es aquí mismo donde Estados Unidos brega por instalar una base militar y, por lo pronto, coloca oficinas del FBI y de la DEA, hace aprobar localmente leyes antiterroristas y negocia convenios de inmunidad para sus tropas.
(Sigue).
Aquí para regresar a la primera parte.

Y aquí para leer la tercera parte de este documento.

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