Territorialidad de la dominación, integración de la infraestructura regional suramericana (IIRSA) – III
Ana Esther Ceceña, Paula Aguilar, Carlos Motto.
Del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica.
Mayor información al pie de la entrega IV
Eje Mercosur-Chile
En una extensión de 3.1 millones de kms.2, esta franja o eje de integración abarca los estados de Minas Gerais, São Paulo, Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul en el Sur-Sudeste brasileño; todo Uruguay; la región occidental paraguaya; la Mesopotamia (provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos) y la región central de Argentina (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Pampa, San Luis, Mendoza y San Juan); las regiones chilenas de Coquimbo, Valparaíso, Libertador O´Higgins y Santiago.
Es la región más densamente urbanizada de América del Sur, con más de 10 concentraciones urbanas de más de un millón de habitantes. Entre éstas se encuentran las ciudades económicamente más importantes no sólo de los países que conforman el eje sino del subcontinente, con un PBI estimado en 469.7 miles de millones de dólares. Asimismo, en esta franja se encuentran varios de los territorios agrícolas más productivos del mundo.
De acuerdo con la información oficial, esta región agrupa el 62% de la economía argentina, el 63% de la brasileña, el 52% de la chilena y la totalidad de la uruguaya.
Entre sus productos actuales destacan los bienes primarios (llamados commodities): cereales, oleaginosas, hortalizas, frutas, carnes, soja, pieles, cueros, madera, pescados, minerales metálicos y no metálicos, petróleo y gas, algodón, tabaco, café; los de las agroindustrias, forestal, maderera, papel, alimentos, bebidas, jugos, lácteos, vinos; y los industriales: aeronáutica, automotriz, metalmecánica, petroquímica, materiales de construcción, metalurgia-siderurgia y aluminio, electrodomésticos, textil, confecciones, goma y plásticos.
No obstante, la importancia económica de esta región crece cuando se considera la presencia de los bosques nativos de la costa del sur de Brasil, señalados como "hot spot" (punto crítico o estratégico de biodiversidad) por Conservación Internacional (CI)[15], y una franja de la Patagonia argentina, muy bien dotada en aguas, bosques y aire puro, y donde el International Cooperative Biodiversity Group (ICBG), integrado por agencias gubernamentales y universidades de Estados Unidos, organismos como CI, y laboratorios privados como Glaxo, Bristol-Myers, Wyeth-Ayerst o American Cyanamid desarrollan proyectos de bioprospección[16[, en convenio con universidades locales.
Tal es el caso de un proyecto sobre zonas áridas a cargo de la Universidad de Arizona, que investiga la biodiversidad correspondiente de Argentina y Chile, junto con la Universidad Nacional de la Patagonia y el Instituto Nacional de Tecnología Agrícola en Argentina, y la Universidad Pontifcia Católica de Chile
(Giménez, 2001).
En términos de infraestructura se trata de una de las regiones mejor dotadas de servicios portuarios, logística, financieros y de comercio exterior, turismo y cultura, transportes, comunicaciones y electricidad, gas y agua. Cuenta, también, con una intrincada y vasta red de intercomunicaciones y servicios de telecomunicación. Sin embargo, el mejoramiento de las comunicaciones, insuficientes para el nivel de actividades proyectado, es uno de los propósitos centrales que comparten tanto los gobiernos regionales como los receptores de las exportaciones, muchas veces inversionistas directos.
Sus puntos naturales críticos son la Cordillera de Los Andes para la conexión con Chile y la salida hacia el Pacífico (o la de Chile hacia el Atlántico); y los ríos Paraná (Argentina y Paraguay-Brasil), de la Plata (Argentina-Uruguay), Uruguay (Argentina – Brasil – Uruguay) Paraguay (Argentina-Paraguay) y Jaguarón (Uruguay-Brasil) y, en general, la conexión con el eje Paraná – Paraguay (ver abajo).
La cartera de proyectos IIRSA para esta franja suma actualmente 68 en el ramo de las comunicaciones y transportes, de los cuales 39 corresponden al sector carretero, 8 al marítimo, 4 al ferroviario, 5 a pasos de frontera y 2 al aéreo. En el ramo de energía se incluyen 5 proyectos de interconexión: 3 interconexiones eléctricas y 2 nuevos gasoductos; y 5 de generación de energía: 4 hidroeléctricas y una termoeléctrica.
Eje Andino
Este eje está diseñado sobre una franja territorial que contiene los principales nodos de articulación (redes viales, troncales, aeropuertos, puertos y pasos de frontera) de Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. Ocupa una superficie de 2.351.134 km2, equivalente al 50% de la superficie de los países de la Comunidad Andina de Naciones, y su población se estima en 92millones de habitantes. Lo articulan dos corredores viales que unen las principales ciudades de estos países: la carretera Panamericana (a lo largo de la cordillera andina en Venezuela, Colombia y Ecuador y de la costa en Perú); y la Carretera Marginal de la Selva (bordea la Cordillera Andina a nivel de los llanos en Venezuela y de la Selva Amazónica en Colombia, Ecuador y Perú). Se articula transversalmente con los Ejes del Escudo Guayanés, del Amazonas, Perú-Brasil-Bolivia e Interoceánico Central.
El PIB de la región es superior a los 200.000 millones de dólares, provenientes fundamentalmente del sector primario (commodities). Los principales productos que exportan en la actualidad esta región son el petróleo (aproximadamente 50% del valor total) y sus derivados (16.3%), los productos mineros, el banano y el café (IIRSA, 2004).
Se trata de una región muy rica en recursos naturales, con las mayores reservas de gas, petróleo y biodiversidad de América, pues contiene aproximadamente el 25 % de la biodiversidad mundial. Con una variedad de minerales importantes (hierro, bauxita, cobre, bronce, silicio, oro, plata), abundante en piedras preciosas y carbón, esta franja tiene un interés fundamentalmente extractivo. No obstante, su riqueza energética podría atraer inversiones en industrias pesadas, muy consumidoras de los mismos, y también muy contaminantes, como la siderúrgica y metalmecánica.
La diversidad de pueblos y culturas que habitan la región la convierten también en una abundante fuente de conocimientos, transformando la sabiduría milenaria, por obra y magia de la racionalidad capitalista, en un yacimiento de saberes.
Contrariamente a lo que ocurre en el eje MercoSur, en esta franja la infraestructura de transporte es muy deficiente, en cualquiera de sus modalidades, por ello, a pesar de que la construcción de infraestructura energética es la prioridad mayor, con 13 proyectos de interconexión o conducción y 3 de generación de energía, otros 38 están anotados para garantizar el transporte carretero, 7 para el aéreo, uno para el ferroviario y uno más para el marítimo y fluvial. En total son 74 proyectos contando 11 para facilitar los pasos de frontera.
Eje Interoceánico Central
Este eje constituye una franja transversal que atraviesa cinco países de la región: Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Perú. Abarca ocho de los nueve departamentos de Bolivia (salvo Pando), cinco estados de Brasil (Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Paraná, Río de Janeiro y São Paulo), la primera región de Chile, todo Paraguay y las provincias peruanas Arequipa, Moquegua y Tacna. Se calcula que esta superficie ronda los 3.3 millones de kms.2, lo que equivale al 19% de la superficie de América del Sur, con una población de 86.867.980 habitantes.
Colindante y en un tramo sobrepuesto al eje Mercosur-Chile, es el otro eje de mayor desarrollo económico. Abarca una región agrícola (soja, oleaginosas, cítricos, caña de azúcar y forrajes) y agroindustrial (cárnicos, lácteos, vinos) muy importante, que se complementa con el corredor industrial Belo Horizonte-Río de Janeiro-São Paulo, con disponibilidad también de recursos minerales esenciales (carbón, cobre, estaño, hierro, litio, potasio, oro, plata y zinc).
En el terreno de los energéticos es una zona muy favorecida: las enormes reservas de gas del sur de Bolivia son el recurso motor de esta franja, en parte para abastecer las actividades económicas del propio eje, en parte para facilitar su exportación, pero simultáneamente se cuenta con hidroeléctricas de enormes dimensiones y capacidad como Yaciretá e Itaipú. El PIB total de la franja asciende actualmente a 291 millones de dólares.
Por la gran superficie sembrada de soja y caña de azúcar esta región se perfila como uno de los asientos para producir biocombustibles. De hecho Paraguay ha sido uno de los elegidos por el gobierno de Estados Unidos como pionero en este campo. No obstante las comunicaciones existentes, de transporte y energéticas son en general muy deficientes, aunque con las excepciones del corredor industrial brasileño que se encuentra mucho mejor dotado. Ecológicamente la construcción de estas vías de transporte es una amenaza adicional al sistema de humedales más importante del mundo.
En este eje hay 44 proyectos registrados de los que 22 corresponden a transporte carretero, 3 a marítimo, 7 a ferrocarrilero, 3 a aéreo y 6 pasos de fronteras. En total 41 proyectos relacionados con transporte, un proyecto de conexión energética y dos de telecomunicaciones.
Por el desarrollo económico de la zona este eje es pensado tanto para abastecer al merca-do mundial con bienes primarios o de poca transformación, como para autoabastecimiento con el fin de colocar en este mercado bienes con un mayor valor agregado producidos por empresas de alcance suramericano, y comprende un tramo de la hidrovía Madera-Beni, para conectar con la salida por el río de la Plata.
Eje Perú-Brasil-Bolivia
Eje transversal pero no bioceánico[17], su importancia se centra en gran medida en sus riquezas biológicas y en la solidez de sus culturas originarias que, combinadas, abren posibilidades a la industria farmacéutica, biotecnológica y todas las relacionadas con el aprovechamiento de los principios activos de las plantas o de sus trayectorias genéticas. “Se trata de un territorio propicio para la investigación científica en temas de biodiversidad, desarrollo y cultura indígena —incluyendo conocimientos ancestrales sobre el valor de la selva.”
(IIRSA, 2004:169).
Además de estas riquezas, esta franja territorial contiene significativos yacimientos de gas natural (aprovechados por el Proyecto Camisea) y capacidad excedente de energía eléctrica (sobre todo hidroeléctrica) que puede abastecer la interconexión con regiones cercanas.
Por su posición representa otra salida del centro de Suramérica hacia el Pacífico, alternativa a la del eje Amazonas; pero, sobre todo, este eje colinda con la región Madera-Beni, pieza clave de toda la articulación de IIRSA y salida al Atlántico por el río de la Plata. La superficie comprendida por el eje se estima en 3,5 millones de kms.2, de los cuales el 82% corresponde a territorio brasileño, 10% al peruano y el 8% restante al boliviano.
Tiene una población de 12,3 millones de habitantes, 68% urbanos. Casi el 70% de la producción de esta franja territorial corresponde a Brasil y el resto a Perú. Bolivia representa el uno por ciento del PBI total que asciende a US$ 30.825 millones.
(IIRSA, 2004:166).
La actividad económica de la región comprende agricultura y agroindustria, ganadería, fruticultura, madera y sus derivados, piscicultura, pesca, artesanías, papel, químicos (fertilizantes, pinturas), fitofármacos, electrodomésticos, metalúrgica, termoplásticos, relojería, textiles, castañas, generación de energía eléctrica, caña de azúcar, gas natural, soja, turismo, oro y diamantes.
Eje del Sur
El eje del Sur abarca la franja norte del territorio patagónico, desplegándose sobre territorios de abundantes aguas y minerales metálicos, con bosques fríos y aire puro, al lado de la principal zona petrolífera de Argentina, que con esto garantizaría una mejor ruta hacia el Pacífico norte. Corre desde los puertos argentinos de Bahía Blanca, al lado de la Pampa argentina, y San Antonio Este (provincia de Río Negro), hasta los puertos chilenos de Concepción (región del Bío Bío) y Puerto Montt (región de Los Lagos). Tiene una superficie de alrededor de490.000 kms.2 con 6,1 millones de habitantes.
Como puede verse en la secuencia de los ejes IIRSA, el sur del continente fue subdividido en franjas que lo incluyen casi completo, dejando por lo pronto fuera solamente la punta más cercana al casco polar. El interés en esta franja parece estar sobre todo dirigido a la explotación minera real y potencial, puesto que se presume la existencia de uranio y tierras raras en esa zona, pero, simultáneamente, al aprovechamiento del agua, las tierras y el clima.
En este caso los intereses son contradictorios y disparan en distintas direcciones. Lo mismo se orientan hacia la construcción de hidroeléctricas o nuevos campos mineros que dañan la naturaleza, como a la implantación de especies de aprovechamiento en gran escala, o al cercamiento de tierras con fines de conservacionismo a ultranza y que, ya sea desplazando a los pobladores originarios o manteniéndolos dentro (no como dueños sino como trabajadores), implican una privatización del territorio y una modificación de sus dinámicas y modos de vida.
Las tensiones entre los intereses transnacionales —o de empresarios locales con visiones similares— y los pueblos originarios son constantes en esta región. Los mapuche que habitan la zona han sido despojados de sus territorios ancestrales, perseguidos y criminalizados cuando se organizan para defenderlos. Las tierras están siendo adquiridas, muchas veces irregularmente, por grandes inversionistas que frecuentemente son extranjeros.
Si bien la economía regional actual está orientada en un 25 % hacia la exportación, con la modernización de las comunicaciones y el reforzamiento de las actividades extractivas o de uso directo de recursos naturales, la vinculación con el exterior se incrementaría. Pesca, frutas, ganadería, producción forestal, minería, agricultura, energía eléctrica e hidrocarburos son los principales productos. Hay industria siderúrgica en la zona chilena de Bío Bío y el turismo, a partir del interés internacional por la Patagonia, constituye una actividad de creciente importancia en la región.
El PBI alcanzó los 25.000 millones de dólares en el año 2000 y las exportaciones de Bío Bío, Neuquén y Los Lagos representaron ese año, en conjunto, el 13,3% de las exportaciones totales de Argentina y Chile.
(IIRSA, 2004).
El eje del sur cuenta con 21 proyectos, de los cuales 9 corresponden al sector de transporte carretero, 2 al marítimo, 3 al ferroviario y 5 están referidos a la optimización y coordinación de los pasos de frontera. Los dos proyectos restantes se dirigen a la interconexión energética (electricidad)
Eje Escudo Guayanés
El escudo guayanés es una formación geológica que cubre la región oriental de Venezuela (Sucre, Anzoátegui, Monagas, Delta Amacuro y Bolívar), el arco norte de Brasil (Amapá y Roraima) y la totalidad de los territorios de Guyana y Suriname. La superficie estimada del eje que toma su nombre, y que la abarca casi completa, es de 2.699.000 kms.2, habitada por 21 millones de personas aproximadamente. El PBI asociado al área de influencia del eje se calcula en alrededor de 24.000 millones de dólares.
Se destaca en esta región la importancia de los vínculos culturales y comerciales de Guyana, Surinam y Guayana Francesa con Europa, el Caribe y la India, por encima de los que tienen con el resto de América del Sur; cuestión que puede facilitar la introducción de productos de la Amazonia profunda a esos mercados.
IIRSA divide el trazado del eje en dos regiones económicas diferenciadas, las dominantes y las emergentes. Las primeras con predominancia de producción con valor agregado y concentración poblacional, sobre todo en Venezuela y la zona de Manaos, y las otras, en Surinam y Guyana, caracterizadas por una buena dotación de recursos naturales relativamente poco explotados y por bajos niveles de población.
Región rica en petróleo, bauxita, oro, hierro, gas, maderas, biodiversidad, abundante agua dulce, y cruzada por múltiples ríos que dificultan las comunicaciones pero ofrecen buenas condiciones para la generación de energía eléctrica; geográficamente óptima para la colocación de satélites; es además la salida atlántica de la cuenca amazónica tanto para la extracción de recursos naturales como para productos industriales de la región de Manaos.
El eje se articula a partir de 32 proyectos: 7 para generación y transmisión de energía eléctrica, 4 referidos al transporte fluvial y marítimo, 18 al terrestre, 2 para telecomunicaciones por fibra óptica, y un proyecto en Boa Vista para una planta de procesamiento de celulosa y de café.
(Sigue).
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