Terror made in USA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Comenzó la caza policial masiva. Es la sociedad de la violencia, se lamentó un periodista de televisión. Es el terror nuestro de cada día, que sólo tiene explicaciones made in USA, digo yo.

El terror y la muerte, y el temor a una catástrofe total, son el pan de cada día en la enorme y compleja sociedad norteamericana, la multi y pluri, como suele repetir el presidente George W. Bush. Es la violencia cotidiana que mata más inocentes y hace de esta gran y compleja sociedad, la más insegura del mundo.

Sí. Multirracial y pluricultural, factores que son parte del vigor histórico de la superpotencia. Pero esto tiene un precio. El choque de culturas: todos los días de la semana, muerte y violencia. Y temor a que algo terrible puede ocurrir en cualquier momento.

Por esto, hay entre sus grandes escritores, maestros del terror, como Stephen King y profetas de la catástrofe, como Tom Clancy o Michael Crichton. Clancy anticipó ya, varios años antes del 11 sep.01, el ataque con un avión contra el Capitolio, el Congreso de EE.UU.. En ese ataque, que provocó unos centenares de muertos, se descabezó, según Clancy, toda la dirigencia política norteamericana.

Michel Chrichton, famoso por Jurassic Park, acaba de publicar un libro sobre el recalentamiento del planeta Tierra. El tema no es nuevo. Hace poco se estrenó la película El día después, del director-actor independiente Dennis Quaid. Relata el catastrófico congelamiento de las principales ciudades norteamericanas, como consecuencia de fenómenos ecológicos. 

Hay otros ejemplos de este terror cotidiano desde que comenzó este año.
Un día en febrero un ciudadano norteamericano, de origen laosiano, se sintió ofendido y agredido por sus vecinos, todos de origen nórdico y como experto cazador, comenzó a dispararles, hasta que mató a 4 de ellos. Era una disputa por un coto de caza legal de venados en Minnessota.

El laosiano pertenece a la tribu Mong, una etnia que durante la Guerra en el Sudeste de Asia, fue adiestrada y armada por la CIA, para luchar contra los comunistas del Pathet Lao. Después de la guerra, según acuerdo firmado, los triben pos laosianos –en ese entonces, Washington no creía en una derrota– fueron traídos a EE/UU y están esparcidos por varios estados del Medio Oeste, donde son agricultores o cazadores.

Otro día de esa misma semana estalló un incendio en un piso 40 de un rascacielos de Chicago desatando un «towering inferno», y mientras las llamas se extendían hacia los pisos más altos haciendo temer una desgracia parecida a la de las torres gemelas de Nueva York, los bomberos, con heroismo y destreza, hicieron bajar a toda la gente y apagaron el fuego. Un par de meses después, no se sabía si el incendio fue intencional o accidente. Lo único seguro es que no hay ningún árabe islámico sospechoso.

Otro misterio en esa espectacular ciudad a orillas del lago Michigan y limítrofe con Canadá, ciudad que, por lo demás, es famosa por su historial de contrabando de licores y gangsterismo y por ejemplos de gran periodismo, como el Chicago Tribune y el escritor Ben Hecht, y por míticos policías, como los “intocables” del super detective Elliot Ness.

Pues esa ciudad incuba históricamente terror y violencia que no se le pueden atribuir a la multiple y dispersa globalidad.

Otro día, un hombre entró a un concierto de rock duro en Ohio y mató al guitarrista principal de una banda de heavy metal. Casualmente, un policía estaba entre el público, y batiéndose a balazos, mató al agresor, no sin antes balear a otras personas que resultaron heridas. Ocurrió en el estado de Ohio, donde en las elecciones ganó Bush, si bien con muchas dudas.

En la misma semana Bush  anunció con gran solemnidad la designación del policía neoyorkino Bernard Kirk, conocido por su estilo brutal, como nuevo secretario de seguridad interior, en reemplazo del renunciado Tom Ridge, quien durante su gestion se las ingenio para mantener al país permanentemente en estado de alerta, con un sistema de colores que iban desde el amarillo pálido al rojo quemante, según se evaluaban las sospechas y rumores sobre posibles ataques terroristas.

En beneficio de Ridge debe decirse que, durante su gestión, que comenzó al mes siguiente del ataque terrorista del 11 de septiembre del 01, no se registró, en territorio norteamericano, otro ataque terrorista de la magnitud del de las torres gemelas.

Apenas una semana después de la designacion de Kirk, éste ya estaba señalado por los medios y varios congresistas, como un hombre que si bien era reconocido como un policía duro, era moralmente incompetente como para ocupar el alto cargo de seguridad interior y su candidatura se deshizo en pedazos, como si le hubieran puesto una bomba terrorista.

Muy afecto a recibir regalos y pagos que muchos entendieron como sobornos. Entre otras cosas, se le acusa de haberse apropiado, en calidad de arrendatario, de dos apartamentos en Battery Park, muy cerca de “Ground zero”. El tremendo hueco con escombros de las torres gemelas, donde policías y bomberos trabajaban duramente buscando posibles sobrevivientes.

Los apartamentos de Battery Park habían sido destinados como lugares de descanso para los sacrificados policías. Kirk los utilizaba como niditos de amor, adonde llevaba a sus amantes, especialmente la editora de libros Barbara Regan, que justamente le publicó una bombástica y petulante autobiografía de sus hazañas policiales, que incluyen un accidentado paso como director de una prisión correccional.

Las noticias sobre terror local son casi cotidianas y no siempre hay un final feliz. Pero también ocurren fenómenos curiosos, con algún acento humano.

Brian Nicholson, el temible asesino de Atlanta, mató a otro guardia de seguridad para robarle su camión. Luego secuestró a una mujer rubia y la tuvo maniatada en su apartamento. Ella le rogaba que no la matara y le dijo que tenía que ir a recoger a su hija. Le contó que su marido había sido asesinado un año antes. El relato conmovió a su secuestrador y se inició un largo diálogo.

Ella lo convenció que escuchara algunos capítulos de la Biblia, hasta que terminó por ablandarlo. Entonce Brian la desató y la dejó salir para buscar a su hija. Una vez en la calle, la mujer liberada se dirigió a un teléfono y tranquilamente llamó a la policía. Poco después Brian fue capturado sin oponer resistencia.

Mientras escribía este artículo, en Minnessota un feligrés, molesto con los sermones de su pastor, entró a la iglesia evangélica y rápidamente disparó y mató a siete personas.

El proceso de violencia es rápido y ataca donde uno menos lo piensa. Cualquier dia le toca a uno. Es el terror made in USA.

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* Periodista. Publicado en Paralelo 21.

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