¡Todo lo que falta en Brasil para el Mundial!

Hay demoras preocupantes en los estadios de San Pablo (presupuesto de construcción: 482 millones de dólares, lo que significa que sale más barato construir un estadio de 65 mil plazas que reformar el Maracaná con sus 78 mil) o Natal, en el nordeste (presupuesto de construcción: 235 millones de dólares), cuyas obras siquiera han empezado.

Pese a todo, interlocutores cercanos a la presidenta Dilma Rousseff aseguran que ella tiene certeza de que todo estará listo a tiempo y con la calidad exigida y esperada. Nada le quita a la presidenta una de sus características centrales: la de gestora eficaz y rigurosa, conocida por su obstinación por detalles y datos minuciosos y concretos. No hay semana en que no pida explicaciones, explanaciones, minucias, sobre cada una de las obras relacionadas con el Mundial de 2014.

Si para la inmensa mayoría de los mortales la certeza de Dilma se parece a un surto de optimismo exagerado, para sus allegados se parece claramente a convicción. Ella dice y reitera que todo saldrá a contento.

Ese es el panorama general cuando faltan menos de mil días para que empiece el segundo Mundial disputado en Brasil. El anterior, en 1950, tuvo un final de pesadilla. Brasil brilló en las canchas más que las estrellas en el firmamento. En el partido final, frente a Uruguay, le bastaba con un empate para sacramentarse como lo que era: el mejor del mundo. Perdió por dos a uno. Fue el estreno del Maracaná, y lo que se oyó de las 200 mil personas que aquella tarde desbordaban el estadio ha sido, en palabras del dramaturgo y cronista deportivo Nelson Rodrigues, “el más elocuente de los silencios”.

Por lo que se vio hasta ahora, el desempeño del equipo que se prepara frente al Mundial de 2014 está muy parejo a lo que se ve fuera de las canchas: totalmente desencontrado. Pero al menos de momento, mejor dejar ese tema para otra crónica. Ya basta con las otras preocupaciones, que exigen a más de un Pelé para superar los obstáculos. Y más: dos años después del Mundial, Río de Janeiro tendrá los Juegos Olímpicos de 2016. Hay mucho con que preocuparse, y mucho más habrá.

*Escritor y periodista brasileño

 

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