“Todos los golpistas son una caricatura”

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Mario Casasús*

En Tegucigalpa Allan McDonald ironiza con el humor que lo caracteriza: “Todos los golpistas son una caricatura, te puedes imaginar lo fáciles que son de ridiculizar, sin embargo por cuestiones de prestigio no mancho mis manos dibujándolos. Los golpistas dan más risa que cualquier caricatura, creo que Dios los debió haber hecho un domingo porque los hizo tan mal, tan caricaturescos, Dios descansa el domingo, por eso los hizo de mala gana”.

El 28 de junio, Allan McDonald (1975) fue secuestrado en un operativo del ejército hondureño y durante cinco horas estuvo privado de la libertad junto a su pequeña hija Abril (de 17 meses de edad); con la distancia de por medio, dice:

“Siempre figuro en las listas de la represión, lo que pasó con el golpe de Estado es que la gente salió a las calles a dibujar graffiti con personajes y frases de mis caricaturas, el secuestro es un homenaje que no quiero que nadie lo reciba, el hecho que pinten las paredes con tu trabajo también es un homenaje público”.

En la siguiente conversación McDonald aborda sus relaciones con Rebelión (España), teleSUR (Venezuela), Punto Final (Chile), Contrapunto (El Salvador) y The New York Times (EE.UU.); da sus razones para no renunciar al diario golpista El Heraldo: “Lo único en lo que creo de los periódicos son dos secciones: las caricaturas y el horóscopo (…) no puedo renunciar a un espacio ganado durante 25 años bajo fuego y amenazas, debo admitir que me han reducido el espacio, pero el tamaño de un papel no define el tamaño de las ideas” y comparte los proyectos realizados con el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).

Por otra parte, no duda en mencionar su admiración por los caricaturistas mexicanos y la envidia que le despierta el mundo editorial de Argentina y México; finalmente, habla de sus aspiraciones ante una nueva historieta: “Con Súper Pobre puedo sacar a otros personajes, quiero que sea el hermano mayor que saca a sus hermanitos de la pobreza, es una ambición que tengo, quiero ser editor de mis propios libros y contar la historia de mi país, hacer mi propio periódico exclusivamente de caricaturas, tengo más fe en Súper Pobre que en mí mismo”.

Los tres libros inéditos a los que hace referencia son: Artefacto (2009); Memorias encontradas en una esquina del mundo y La historia de los dictadores.

–Allan, ¿cómo te vinculas al colectivo Rebelión.org y a la revista chilena Punto Final?

–Primero me relacioné con Rebelión –hace 10 años– en Madrid, porque mi caricatura siempre ha sido combativa y contestataria; Mario ya viste que la caricatura en Honduras es conservadora, así que cuando me hice caricaturista –en 1984– ingresé tan fuerte al mundo del humor gráfico, que para mí siempre hubo un estado de sitio. Viví una sucesión de golpes de Estado, mi caricatura siempre fue prohibida en Honduras, toda la vida.

"Mi acercamiento con Rebelión se debe a que mi trabajo es muy fuerte, desde hace 10 años pertenezco al colectivo de Rebelión, incluso mi caricatura es más conocida en España que en Honduras, suelo recibir homenajes en Europa y no sucede en mi país –por ejemplo, en Uruguay armaron un club de fanáticos de mi trabajo, que nunca veré en Honduras–. Me invitan constantemente a las universidades de Suramérica para dar charlas sobre mi trabajo y no en Honduras; cuando asisto a Suramérica a inaugurar alguna exposición la gente me recibe en el aeropuerto, pero eso nunca sucederá en Honduras…

"A través de Rebelión me vinculé a Punto Final –piblicación socialista de Chile– y desde hace dos años estoy dibujando las contraportadas de Punto Final, con Manuel Cabieses trabajamos muy bien, ahí me respetan todas las ideas, a pesar de que muchas veces soy crítico de la izquierda.

"Haber publicado en Rebelión me abrió las puertas de Contrapunto, medio informativo bajo la dirección de Juan José Dalton –el hijo de Roque Dalton–, así que desde Rebelión, Punto Final y Contrapunto estamos luchando por una apertura de la información en Latinoamérica".;

–¿Por qué ejerces el oficio de caricaturista en un periódico de dudosa reputación como El Heraldo de Honduras?

–Desde hace 25 años estoy vinculado a El Heraldo, ahí me formé como caricaturista, El Heraldo formó mi trabajo en el sentido de publicación, no en el sentido político, yo ya venía formado políticamente por influencia de mi padre. Cuando tenía 12 años ingresé a El Heraldo por mi calidad de dibujo, en ese entonces las ideas en Honduras era limitadas a lo social, no a lo político, históricamente no había caricaturistas políticos en mi país, cuando aparezco con ese perfil novedoso me dan la venia del espacio porque tenía buenas ideas, así fui rompiendo el cerco informativo.

"Todos los días me enfrento con un golpe de Estado, El Heraldo sólo tiene una virtud: con mi caricatura nunca se han metido para censurarla, yo me hago responsable de mis trazos, lo único en lo que creo de los periódicos hondureños son dos secciones: las caricaturas y el horóscopo (risas). Si yo renuncio a El Heraldo renuncio a un espacio, que hasta hoy no me han censurado.

"Debo admitir que me han reducido el espacio, pero el tamaño de un papel no define el tamaño de las ideas, no puedo renunciar a un espacio ganado durante 25 años bajo fuego y amenazas. Por otra parte, cuando he publicado en The New York Times, lo veo como un sindicato que hace negocio con mi trabajo, la diferencia es que se trata de un medio muy grande que circula en 250 periódicos de todo el mundo, así que mi caricatura es muy respetada por todo el mundo".       

–¿Otro indicador sería que TeleSur retoma los cartones que dibujas para Rebelión?

–Los primeros contactos con TeleSur fueron desde su fundación, de hecho estaba el proyecto de hacer caricatura animada para la televisión, pero antes no había corresponsalía de TeleSur en Honduras, era muy difícil enviar el trabajo porque el formato de archivo adjunto (flash) es una carga enorme y no lo podían manejar; pero en la página de Internet de TeleSur publican mi trabajo de forma permanente.

–Decís que tenés un bajo perfil en tu país, pero el secuestro que viviste el 28 de junio con el inicio del golpe de Estado, ¿podría interpretarse como un reconocimiento a tu militancia en la Resistencia?

–Siempre figuro en las listas de la represión, lo que pasó con el golpe de Estado es que la gente salió a las calles a dibujar graffiti con personajes y frases de mis caricaturas, el secuestro es un homenaje que no quiero que nadie lo reciba, el hecho que pinten las paredes con tu trabajo también es un homenaje público de un grupo de hondureños, porque no todo el país está en Resistencia, no todo el país entiende de política. Yo no soy conocido físicamente, no asisto a lugares públicos, trabajo en silencio y no tengo los espacios para conocer personas, pero debo reconocer que nunca en la Historia de Honduras un artista fue tan querido en momentos tan difíciles.  

–En el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras he visto varias pinturas de tu hermano Johnny McDonald y afiches diseñados por vos, incluso existe un libro con tus caricaturas editado por COFADEH, ¿por qué la política va en paralelo a la defensoría de los derechos humanos?

–Nosotros con mi hermano siempre estuvimos vinculados a la lucha por los derechos humanos, por cuestiones genéticas, pero nunca hubo un desaparecido en la familia, vivieron el exilio y crecimos en medio de una vorágine de estados de sitio, teníamos que cambiarnos de nombre y de escuela, nunca tuvimos casa, siempre vivimos con miedo.

"Johnny estudió en Bulgaria, allá se especializó en arte y tiene una formación ideológica muy bien planteada, así que se dedicó a la pintura social, nunca quiso montar exposiciones ni vender sus pinturas, sino que se relacionó a la parte más social que era la defensa de los derechos humanos; el arte para nosotros es la defensa de la vida, la defensa de la libertad y las ideas.

"La caricatura que sólo denuncia se convierte en lamento, la caricatura tiene que ser un arma de lucha, tiene que ser una herramienta de cambio, tiene que ser una línea de estrategia para vencer a la oligarquía y a los cobardes; la caricatura no es un vehículo de lamentos, no es una oración para que esto cambie, tiene que ser fuerte".    

–En Latinoamérica destaca el grupo de caricaturistas mexicanos, con los patriarcas Rius, Naranjo, Helioflores, Palomo y los hijos del Chamuco: El Fisgón, Hernández, Helguera, etcétera; nos hablaste de Suramérica, ¿y al Norte?, ¿qué referentes tenés?  

–Latinoamérica tiene grandes referentes de la caricatura combativa, está Roger Sánchez de Nicaragua –que murió de joven–; como vos decís, está Rius, Helioflores y Naranjo de México; está José Palomo que salió de Chile con el golpe de Pinochet. Los mejores caricaturistas están en México, han sabido formar alianzas, tenemos el ejemplo de El Chamuco, desde hace muchos años editan revistas y coeditan libros con los periódicos, algunos caricaturistas cuando salen de los medios fundan revistas –recuerdo La Pistola.

"Como te digo, Honduras es un país muy conservador, no podría hacer una alianza de caricaturistas, porque sólo hay uno (risas), al resto les interesa hacer caricaturas de sociales, fútbol, o sobre el precio de la leche, no les interesa saber cuánto sube el precio de la sangre, la caricatura en Honduras no se puede dar.

"Los referentes míos son por supuesto: Rius, Helioflores y Palomo, incluso admiraba a un caricaturista venezolano “Zapata”, pero es un férreo enemigo del presidente Hugo Chávez, qué cosas más curiosa… Ahora Zapata es enemigo de la revolución venezolana… En Nicaragua Roger Sánchez formó una revolución de humor con sus pichinguitos del pueblo –así se llamaba su sección en el periódico La Barricada–, desgraciadamente murió de cáncer a los 35 años.

"Uno ama y no condena a ningún artista, todos los caricaturistas son geniales desde el momento que dibujan ya puedes decir que son de otra galaxia, el dibujo es la cuarta dimensión de la vida".

–A diferencia de Quino y Fontanarrosa, ¿por qué vos no incursionas en la historieta?

–Tengo un personaje nuevo que se llama Súper Pobre, lo inventé el tres de octubre, en medio de un golpe de Estado, en medio de un laberinto de muertos y desinformación, el personaje fue censurado el día de su debut, pero lleva dos números, ha salido durante dos sábados, creo que es el primer personaje de Honduras dibujado en cuadros, como una tira cómica. “Súper Pobre” es un antihéroe que lucha contra los cobardes y espero que tenga mucha vida, por lo menos más que yo.

–He visto un par de libros con tus caricaturas, ¿es una forma de lidiar con lo efímero del formato digital?

–Editar un libro de caricaturas es muy difícil, el dicho latinoamericano dice: “los deberes en la vida son escribir un libro, tener un hijo, sembrar un árbol y matar a un gringo”; no existe un mundo editorial en Honduras, ahora mismo tengo un libro que se llama Artefacto que habla del golpe de Estado, las caricaturas prohibidas por la dictadura, por suerte lo están editando en la Universidad Nacional de Paraguay, pero no se podrá editar en Honduras, porque las imprentas no se atreven, siempre se busca el negocio.

"Los libros que has visto es porque cedí los derechos de autor al COFADEH y la editorial Guaymuras compró el copyright, en este caso quien pierde es el autor".

–¿No piensas presentar el proyecto de un libro en el "myrnasterio de Incultura" de facto?

–Prefiero editar el libro fuera del país (risas), tengo varias opciones: Paraguay; Rebelión está tratando de organizar algo para editar un libro en España, igual en El Salvador con Contrapunto, Punto Final me propone enviar el proyecto a través de la Red Bolivariana, para editar una antología de caricaturistas latinoamericanos que se han solidarizado con Honduras.

–¿Quién es el personaje más caricaturesco del golpe de Estado?

–Todos los golpistas son una caricatura, ya te puedes imaginar lo fáciles que son de ridiculizar, sin embargo por cuestiones de prestigio no mancho mis manos dibujándolos. Los golpistas dan más risa que cualquier caricatura, creo que Dios los debió haber hecho un domingo porque los hizo tan mal, tan caricaturescos, Dios descansa el domingo, por eso los hizo de mala gana (risas).

–En México y perdona que insista, existen dos proyectos interesantísimos: El Museo de la Caricatura y la Historieta (Cuautla) y el Museo de la Caricatura (DF), sin ánimo de comprometerte, ¿qué pieza donarías en 25 años de trayectoria?

–En Estados Unidos hay un proyecto de rescatar mi trabajo, el Museo Casan de Wáshington ha expuesto mis dibujos, ellos tienen una serie de muchos caricaturistas famosos desde Abel Quezada hasta Walt Disney y han recopilado bocetos de mis primeros trabajo, cuando tenía 8 años de edad; me sorprendió cuando la directora del museo compró un boceto mío en una subasta; en México el Museo de la Caricatura está recaudando los primeros bocetos, el mismo Rius ha organizado una antología de caricaturistas latinoamericanos.

"Yo no he tenido contacto con ellos, pero en las vueltas de preparación de un libro me tocará viajar a México y seguramente me reuniré con los responsables de ambos museos, mis caricaturas están a la orden, sobre todo los primero dibujos son las obras más valiosas, en España se organizó una antología Trazos Menores que habla de los caricaturistas de niño y el único caricaturista con ese prodigio de haber alcanzado su carrera como punto final fui yo –a los 8 años–, otros caricaturistas alcanzaron su plenitud a los 16 o 17 años.

"Esto es una manera de retroceder porque ahora dibujo como cuando era niño, por eso mis trazos son monstruosos, me interesa más la idea. Aquí entre nos: yo guardo mi trabajo para crear un museo en Valle de Ángeles, pienso en organizar una galería personal con mis trabajos detrás de las facturas, en los cuadernos, he dibujado hasta en la ropa".

–¿Sientes envidia por las editoriales especializadas en la publicación de historietas?, lo pregunto por la editorial De la Flor (Argentina) y los libros de arte de humor gráfico del Fondo de Cultura Económica (México).

–Para mí es envidiable, por el público, los lectores chilenos, argentinos, mexicanos exigen calidad en la edición de libros de humor gráfico; ¿cuántas novedades publica De la Flor en Argentina?, ver cómo trabajan de una manera increíble, por ejemplo Caloi y Tute –padre e hijo– se encuentran en la misma editorial, incluso comienzan a hacer colecciones de 10 libros, o están las legendarias series de Quino y Fontanarrosa editadas por De la Flor

"O qué decís de las caricaturistas mujeres, el humor de la vida para ellas es reír, ser mujer ya es un poema en la vida, en Argentina hay caricaturitas femeninas que alcanzaron la fama mundial; es envidiable lo que hace el Fondo de Cultura Económica en México, imagina que aquí tengo que empeñar un televisor para comprar los libros  de caricaturistas que vienen de México, porque cuestan 1,500 lempiras, son tan bellos los libros del FCE, son un lujo, aquí nunca se ha podido hacer, por eso la mayoría de los caricaturistas hondureños no editan sus trabajos.

"La única vez que yo edité un libro tuve que empeñar un terreno y casi lo pierdo porque vivimos a expensas de las editoriales y las editoriales son miserables aquí en Honduras, es muy mala la calidad. He tenido un mayor acercamiento con Alfaguara enviándoles dibujos, pero están interesados en ilustraciones para libros infantiles. Hice un libro La Historia de los dictadores –biografía por biografía, dibujo por dibujo– pero es un libro no editado, tengo otro: Memorias encontradas en una esquina del mundo, sobre personajes que murieron trágicamente, 100 caricaturas, pero no es interesante para las editoriales comerciales".

–Finalmente, ¿qué pasará con Súper Pobre después del 28 de enero de 2010?

–Con “Súper Pobre” me pasa un fenómeno para un artista, los primeros días recibí más de 115 correos electrónicos porque a la gente le gusta y sólo tiene dos semanas de salir en el periódico, sin embargo tengo personajes de 10 años de antigüedad y nadie les da bola (risas). Hablando en serio, te causa dolor y miedo que un personaje se haga famoso y abandones a los demás –como huérfanos.

"Yo no quiero que ninguno de mis personajes sea famoso, solamente dibujé a Súper Pobre por un asunto de rescatar lo que había perdido en este país: todo. Es el Súper Pobre que lucha contra el neoliberalismo, pero el miedo de que se haga famoso y que el autor no sea tan “súper pobre” y me vuelva una trasnacional; pero está la visión de que con “Súper Pobre” puedo sacar a otros personajes, que sea el hermano mayor que saca a sus hermanitos de la pobreza…

"Es una ambición que tengo, quiero ser editor de mis propios libros y contar la Historia de mi país, hacer mi propio periódico exclusivamente de caricaturas, tengo más fe en Súper Pobre que en mí mismo" (risas).

* Periodista.
Entrevista realizada para
Telesur noticias.
Se publica aquí por gentileza del autor.

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