N.G.
Muy pocos imaginan siquiera lo difícil que es en Estados Unidos nadar contra la corriente, enfrentar lo que se denomina "valores establecidos" propios de las capas dominantes de esa sociedad, que se derraman como una extraña y fatal ambrosía permeando, maniatando, sumergiendo en el dormir a todos los sectores sociales del país e incluso haciendo que otros, más allá de las fronteras nacionales, sueñen con el sueño americano. Sueño del que a veces algunos despiertan en prisión y otros perdidos en el desierto —o baleados.
Por lo general se piensa —piensan en especial los más jóvenes, y con los jóvenes los que han empeñado la memoria, que los años sesentas del XX fueron una larga fiesta de cabello sin cortar, rock’n’roll, yerba, teonancatl, LSD, alcohol y sexo más o menos salvaje; la imagen de los jipis, o sea.
La verdad es que no fue un cuento de hadas. Hubo yerba, hongos, sexo, etc…, claro que sí, y muchas mujeres arrojaron el sostén a la basura (después lo fueron a buscar: la gravedad es una ley al fin de cuentas). Lo importante a destacar es que sin esos sesentas reales, en el orden del eco que tuvieron en América del Sur, no hubiera existido probablemente con la misma fuerza el movimiento hacia los cambios sociales de fines de esa década y principios de los setentas.
Tom Hayden no es un americano del sur, es un luchador social estadounidense, inserto en los giros protestatarios que explotaron en el estudiantado de su país por esos años. Nada con la imagen torpe-pacifista de los "niños de las flores".
Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) cubano habla con Hayden. Dos hombres que han dejado atrás el ímpetu juvenil, cuyos mejores años (podría decirse) han quedado atrás, pero todavía capaces de palpitar con las causas juveniles, capaces de recordar sin vergüenza, disponibles para entregar las lecciones que les dio la vida.
Son 40 minutos durante los que asoman recuerdos, se encuentran explicaciones, se develan verdades que pocos tienen ganas de descubrir, como por ejemplo la necesidad de que toda lucha contra el poder está condenada al fracaso si no la lleva adelante el pueblo organizado.
Hayden padeció eso que la propaganda martilla que no existe en EEUU: represión, a menudo brutal, contra la disidencia. La disidencia no muere con Sacco y Vanzetti en ese país. Existe y se manifiesta.
El vídeo se puede ver por cortesía de TeleSur (www.telesurtv.net)
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