El dueño de la red social X, Elon Musk, renunció a su cargo en el gobierno estadounidense, como cabeza del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), encargado de pasarle la motosierra al Estado, tras señalar que el último proyecto presupuestario de Donald Trump aumenta el déficit y “socava el trabajo del equipo de DOGE”.
La “Ley Grande y Hermosa” elimina impuestos para los individuos más ricos y las grandes empresas, y prevé un presupuesto millonario para continuar con las deportaciones masivas y la construcción de un muro en la frontera con México. El ahorro consiste en recortar prestaciones sociales para los más pobres. “Una ley puede ser grande o hermosa, pero no puede ser ambas”, dijo Musk.
En la conferencia de prensa conjunta con Trump en la que anunció su salida, Musk (vistiendo una remera negra con la leyenda “Dogefather”) dijo que iba a seguir asesorando al gobierno. Para algunos analistas, la DOGE ya permeó la totalidad del Estado y que, aunque algunos juzgados están frenando a la motosierra, los lugartenientes de Musk están en todas las agencias del gobierno.
Musk no fue un funcionario más: donó 275 millones de dólares a la campaña, puso la red social X a disposición del republicano y es un cabal representante de los tecnomagnates con los que Trump 2.0 está completamente alineado. Algunos analistas señalan que Musk se fue de DOGE por otros motivos. Había dicho que abandonaría el cargo en abril, cuando Tesla, su empresa de autos eléctricos informó una caída masiva de ventas en Europa durante el primer trimestre de 2025, por la reacción contra el involucramiento de Musk en la Casa Blanca.
Las acciones de Tesla subieron apenas Musk anunció su salida. Mientras, The New York Times, señala que el consumo de drogas (ketamina, éxtasis, adderall, hongos) del empresario se había tornado problemático. Quien festeja es el ex asesor de Trump, Steve Bannon, que le declaró la guerra a Musk en medio de una interna feroz dentro del movimiento MAGA, representando los “nacional-populistas” contra los “tecno-cesaristas” de Elon.
Para el ex ministro de Economía griego Yanis Varoufakis: Trump quiere que las Big Tech sean las dueñas del dólar. Lo que inquietó a los banqueros centrales, señala, fue lo que esa política lleva implícito: el desarme deliberado y caótico del orden monetario del siglo XX, en el que los bancos centrales han reinado como arquitectos únicos del dinero.
Así como la ley Genius permitiría la emisión de stablecoins privadas, otro proyecto de ley prohibiría a la Reserva Federal de EU emitir su propia moneda digital oficial, con lo que las criptomonedas corporativas serían los nuevos guardianes de la hegemonía del dólar.
Esto no es innovación: es la apropiación hostil de la oferta monetaria. Sin nada que se parezca a una regulación seria, las stablecoins no son ni estables ni una opción de pago en dólares alternativa. Son un caballo de Troya para la privatización del dinero, señaló.
Recorte de impuestos
La ley aprobada por la Cámara extenderá los recortes de impuestos promulgados durante el primer mandato de Trump. Será sometida ahora a consideración del Senado, donde la mayoría republicana probablemente introduzca sus propios cambios.
Tras asumir (por primera vez) el cargo en 2017, Trump promulgó la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos, que benefició a las personas con altos ingresos y no a las mayorías. Esas disposiciones expirarán después de este año, pero la Ley de Reducción de Impuestos las hace permanentes, al tiempo que aumenta la deducción estándar en mil dólares para personas físicas, 1.500 para jefes de familia y dos mil para parejas casadas, aunque solo hasta 2028.
El proyecto de ley crea numerosas exenciones fiscales nuevas, varias de las cuales se derivan de las promesas que Trump hizo durante la campaña del año pasado. Los contribuyentes podrán deducir los ingresos por propinas y horas extras, así como los intereses de préstamos para automóviles ensamblados en Estados Unidos.
Las personas mayores de 65 años pueden optar a una deducción adicional de 4.000 dólares, siempre que sus ingresos brutos ajustados no superen los 75.000 para contribuyentes solteros o los 150.000 para parejas casadas. Sin embargo, todos estos incentivos expiran a finales de 2028, justo antes de que finalice el mandato de Trump como presidente.
Además de pagar impuestos federales, los residentes de muchos estados también deben pagar impuestos estatales y locales. Antes de 2017, podían deducir estos pagos en sus declaraciones federales, pero la ley tributaria que Trump firmó ese año limitó estas deducciones a 10.000 dólares, una cantidad que los contribuyentes en estados con altos impuestos locales, como Nueva York, Nueva Jersey y California, suelen superar.
Todas estas exenciones fiscales y otros gastos tienen un costo considerable. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), entidad independiente encargada de la evaluación fiscal del Congreso, estima que tan solo las políticas fiscales del proyecto de ley añadirán casi 3,8 billones de dólares al déficit federal.
Dinero para deportaciones masivas y un muro
Como parte del plan de Trump para expulsar a los inmigrantes indocumentados del país, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) recibirá 45.000 millones de dólares para centros de detención, 14.000 millones para operaciones de deportación y milles de millones de dólares más para contratar a 10.000 agentes nuevos para 2029.
Además, se han asignado más de 50.000 nuevos millones de dólares a la construcción de fortificaciones. fronterizas, que probablemente incluirán un muro en la frontera con México. Además, los inmigrantes que deseen solicitar asilo o buscar ayuda a través de los tribunales de inmigración se enfrentarán a una serie de nuevas tasas que, según los defensores, podrían impedirles entrar al país por completo.
Beneficio para ricos y nada de protección social
Los republicanos han intentado reducir el costo del proyecto de ley recortando estadísticamente dos importantes programas federales de protección social: Medicaid que brinda atención médica a estadounidenses pobres y con discapacidad, y el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que ayuda a las personas a comprar alimentos.
Ambos programas sufrirán recortes de financiación, además de nuevos requisitos laborales, que podrían excluir a hasta 5,2 millones de personas de Medicaid, mientras unos 11 millones de personas, una cuarta parte del total, podrían abandonar el programa del SNAP que el Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas, de tendencia izquierdista, pronostica que aproximadamente una cuarta parte de los beneficiarios del SNAP podrían abandonar el programa, es decir, casi 11 millones de personas.
Los contribuyentes más ricos recibirán más beneficios de este proyecto y verán aumentar sus recursos familiares un 4% en 2027 y un 2% en 2033, en gran medida debido a la extensión de los recortes de impuestos, mientras los contribuyentes más pobres verían disminuir sus recursos un 4% en 2033, en gran medida debido a la reducción de los programas de beneficios.
Asimismo, este proyecto de Trump eliminará gradualmente los incentivos fiscales creados por el Congreso durante la presidencia de Joe Biden, destinados a incentivar a consumidores y empresas a utilizar autos eléctricos y otras tecnologías de energía limpia.
Los créditos para coches más limpios finalizarán este año, y los incentivos para la energía eólica y solar estarán disponibles para proyectos que comiencen su construcción 60 días después de la promulgación del proyecto de ley y entren en funcionamiento en 2028. Los créditos fiscales para la fabricación de energía limpia se eliminarán en 2031, mientras que quienes quieran modernizar sus hogares con electrodomésticos más limpios o energéticamente más eficientes dejarán de recibir subsidios a finales de año.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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