Trump2: Desmantelar el estado profundo en pos de una nueva república liberal
“Novus Ordo Seclorum” escribió el magnate Elon Musk en su red social al día siguiente de las elecciones en Estados Unidos, aunque no dio pistas sobre en qué consiste y cómo se impondrá ese nuevo orden, mientras la especulaciones se trasladan al anuncio del gabinete de Trump2, cuya jefa será Susan Summerall Wiles –“la Doncella de hielo”-, quien dirigió la campaña electoral.
Mientras los analistas sostienen que la visión actual de Trump del país y el mundo es muy distinta a la de 2016, sigue rumoreándose la designación del ultraproteccionista Robert Lighthizer al frente de la Oficina de Representación Comercial en un gabinete que incluye a multimillonarios varios, algunos hombres de estrecha confianza y el primogénito, entre otros. En medio de las especulaciones mediáticas, hay poca tolerancia para cualquiera que haya criticado a Trump en el pasado.
Musk respaldó pública y lealmente a Trump, financió un Super Pac que gastó 172 millones de dólares en las elecciones de 2024, lo acogió en X para una larga conversación, e investigó el crucial estado de Pensilvania. A cambio, Trump dijo que nombrará al jefe de Tesla y SpaceX en una comisión que revertirá las regulaciones y recortará drásticamente el gasto del gobierno.
Dos multimillonarios presiden su equipo de transición; Howard Lutnick, el antiguo jefe de Cantor Fitzgerald, firma de servicios financieros que perdió cientos de empleados en el ataque del 11 de septiembre al World Trade Center, y Linda McMahon, exdirectora ejecutiva de World Wrestling Entertainment, ahora mandamás del America First Policy Institute, un think-tank que desarrolla una agenda de apoyo a las ideas de Trump. Ambos suenan para el gabinete: Lutnick para el Tesoro y McMahon para Comercio.
JD Vance, de 40 años, con experiencia de marine, capitalista de riesgo de Silicon Valley bajo Peter Thiel y un libro ( Hillbilly Elegy), también jugará un papel influyente en la dirección de la Casa Blanca. Como vicepresidente está en la posición principal para dar forma al futuro del Partido Republicano. No atenderemos a Wall Street, nos comprometeremos con el trabajador, dijo e en la convención republicana.
Sin dudas, está en marcha un gran realineamiento del establishment estadounidense. Lo que ha avivado el resentimiento contra la casta cosmopolita y las llamadas élites de cacao en una guerra cultural. El más reciente desafío al que se enfrenta la democracia liberal es un ecosistema de medios digitales que empodera a una multitud de voces y concentra el control.
El oligarca digital, estrechamente ligado a la revolución de Trump, Elon Musk, no ha convertido a X en una plaza pública (que ha desaparecido completamente), sino en una plataforma de propaganda partidista para el movimiento MAGA. De hecho, la plaza pública donde las propuestas contrapuestas pueden probarse entre sí en la mirada completa del cuerpo político en su conjunto ha desaparecido virtualmente.
Sin un espacio público común donde se pueda establecer la credibilidad y la fiabilidad de la información, no hay un terreno sólido para un discurso significativo. Lo que toma su lugar es una carrera armamentista de estratagemad y contra-plome, de la que fuimos testigos durante la campaña electoral.
El economista británico Michael Roberts señaló que “La mayor advertencia sobre la victoria electoral de Trump es que menos estadounidenses se molestaron en votar (143 millones) en comparación con 2020 (158 millones). Alrededor del 40% de los estadounidenses registrados para votar no lo hicieron. Y el número de estadounidenses que no se registraron aumentó de 12 millones en 2020 a 19 millones.
Por lo tanto, aunque Trump obtuvo el 51% de los que votaron, en realidad solo obtuvo el 28% del apoyo de los estadounidenses en edad de votar. Tres de cada cuatro estadounidenses no votaron por Trump. El verdadero ganador de las elecciones fue (una vez más) el partido del no voto. De hecho, Trump obtuvo menos votos en 2024 que en 2020 y Harris perdió unos de 11 millones de votos en comparación con Biden en 2020.
¿Por qué esta deserción?, pregunta Roberts. La inflación y la caída del nivel de vida. La conclusión del analista y trader financiero Doug Henwood, es todavía más directa: “fue la inflación, estúpido”.
Desde el conservador National Intereset, Robert W. Merry señala que el desafío es constituir una coalición de gobierno eficaz y bajarle el tono a la polarización. Los sectores más radicales del movimiento MAGA abogan por una estrategia de “acción inmediata y máxima presión”, con énfasis en el desmantelamiento del “estado profundo”, tal y como recomienda el estratega Steve Bannon, que sueña (e invierte) con una Internacional Ultraderechista a través de la Red Atlas.
Una de las mutaciones claves con respecto a comicios anteriores es el crecimiento de Trump en la comunidad latina (45% contra 53% de Harris). Se debe tener en cuenta, también el dominio conservador de la Corte Suprema, lo que permite al magnate Mike Solana, editor jefe de Pirate Wires, señalar que se vive “un cambio de paradigma político”.
La Heritage Foundation hizo su plan de gobierno en 900 páginas -Proyecto 2025-, pero Trump tomó distancias. Mas allá de las medidas concretas y su velocidad de implementación, se abre un debate sobre la vigencia misma de la democracia. Mientras algunos insisten en el trillado argumento del engaño para anunciar la llegada del absolutismo.
El politólogo francés Patrick Weil afirma que Biden tiene una extraordinaria responsabilidad en la victoria de Trump, la periodista Keerti Gopal explica que “la participación de los jóvenes se desplomó y se dividió entre los partidos” y en The New York Times, Peter Baker, señala que el pecado demócrata es epistemológico: la sociedad norteamericana cambió, hace rato… y el partido nunca se dio cuenta.
Robert Reich, Secretario de Trabajo durante la presidencia de Bill Clinton, indicó que “El Partido Demócrata debería aprovechar este punto de inflexión para cambiar de rumbo y pasar de ser el representante de los graduados universitarios adinerados, las grandes corporaciones, los “nunca-Tumpers” y el “centrismo” vacío, para convertirse en un partido anti-establishment dispuesto a sacudir el sistema en nombre de la gran mayoría de los estadounidenses”.
El filósofo italiano Franco Bifo Berardi indicó que “el triunfo de un hombre que representa de una sola vez el racismo del Ku Klux Klan, la especulación criminal mafiosa, la violencia machista y el absolutismo financiero es el mejor punto de observación desde el cual finalmente mirar retrospectivamente el siglo XX y, hasta cierto punto, imaginar el Líneas de evolución del siglo XXI”.
También hay miradas originales que plantean el advenimiento de una sociedad posliberal. Las elecciones pueden marcar el último suspiro del liberalismo como una ideología dominante, señala Nathan Gardels, editor en jefe de la revista Noema, quien indica que si la elección de Trump marca el último suspiro por la ideología del liberalismo en Estados Unidos se basa en dos cosas.
Primero, si su régimen liberal puede entregar los bienes mejor que los liberales demócratas. En segundo lugar, si la oposición no se centra simplemente en cómo lograr que sus partidarios vuelvan al poder, sino que se enfrenta seriamente a cómo profundizar la democracia restaurando su tejido conectivo más allá de las elecciones a través de prácticas e instituciones que permitan y alienten la negociación, el compromiso y el consenso en lugar de guerras partidistas de combate y cultura.
Pareciera que el principal afectado por el cambio de signo en la Casa Blanca será México. Si Trump cumple las promesas de campaña, sobre aranceles, migraciones y combate bélico al narcotráfico, las consecuencias pueden ser letales. Para Cuba significa un huracán político devastador, justo cuando el país se recupera del paso de un nefasto temporal climático. Rafael Hernández, director de la revista Temas, describe que es “un bocado demasiado grande para masticarlo de una sola vez”, En una situación similar se encuentra Venezuela, sobre quien se espera que caiga una fortísima presión destituyente.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la). Traducción de Victoria Korn
Los comentarios están cerrados.