Israel busca ser el sheriff de Oriente Medio y pretende ser la única potencia nuclear de la región
La guerra entre Israel e Irán es una macabra oportunidad para los líderes europeos. Durante un año y medio, buena parte de los gobiernos occidentales rehusaron condenar el genocidio despiadado de Netanyahu contra los palestinos de Gaza. De hecho, ni siquiera lo calificaron como tal. Priorizaron la estratégica alianza de Estados Unidos, su jefe, e Israel, por encima de los ⎻siempre cacareados por el establishment europeo⎻ derechos humanos.
La presión de las sociedades europeas contra sus gobiernos por su persistente blanqueo al imperialismo sionista alcanzó un notable grado de tensionamiento durante los últimos meses. En consecuencia, ejecutivos como el francés o el alemán empezaron a desvincularse vocalmente de Tel Aviv. Otros, como el español o el irlandés, defendieron medidas cosméticas para impostar una ruptura que nunca fue contundente.
La guerra con Irán, desatada por la ansiedad imperial de Israel y sus ataques durante la noche del jueves al viernes, cambia esa tesitura. Por supuesto, nada de esto es novedoso: Israel lleva años deseando una guerra total con Irán a la que poder arrastrar a Estados Unidos. Es parte de su estrategia de dominio regional que, inexorablemente, exige un cambio de régimen en Irán y el fin de las pretensiones nucleares del país.
Pero a los líderes europeos todo esto les da igual. Lo que realmente les importa es el conveniente giro de narrativas y el corrimiento del foco. Ahora pueden volver a apoyar a Israel abiertamente, por cuanto la guerra ha desplazado la atención del genocidio en la Franja de Gaza ⎻un proceso que, evidentemente, continúa intacto a pesar de la agresividad israelí contra Irán⎻. Para Macron, Merz y compañía, es mucho más sencillo justificar el “derecho a la auto defensa” de Israel contra el Estado iraní y sus fuerzas armadas que contra los civiles gazatíes.
Es crucial insistir en que la guerra es, fundamentalmente, una decisión de Israel. También es fundamental insistir en que, a pesar de la misma, el genocidio sigue siendo un objetivo de primer orden para el Gobierno israelí. Pero a los gobiernos europeos la excusa “iraní” es un salvavidas que no pueden dejar pasar.
A su vez, el relato pasa también por el terror nuclear. Sí, es cierto que Irán desarrollaba un programa nuclear. Sí, es cierto que desde el 2019 el acuerdo venía incumpliéndose. Sí, es cierto que, según la inteligencia estadounidense, en tres años vista Irán podría desarrollar su propio armamento nuclear. Pero también es cierto que la República Islámica ponía sobre la mesa el no desarrollo del armamento si se producían unas verdaderas negociaciones desescalatorias entre Teherán, Tel Aviv y Washington.
Hay otra cosa que sí es cierta. En Oriente Medio ya hay una potencia con armamento nuclear que constituye una verdadera amenaza global a la luz de sus acciones internas y externas: Israel. Israel, que nunca firmó el Tratado de No Proliferación, mantiene un estatus ambiguo muy ventajoso para su diplomacia internacional. Ni confirma ni niega estar en disposición del armamento… aunque hace muchos años que es un secreto a voces que sí lo desarrolló, con el apoyo principalmente de Francia desde 1952.
Los expertos suelen estimar que el Estado sionista cuenta en su haber con un número indefinido de entre 80 y 400 ojivas nucleares. De la mano se encuentra su doctrina Beguín, fundada en base al horizonte de la consolidación de Israel como sheriff de Oriente Medio. Según esta línea de pensamiento en Israel, los gobiernos sionistas tienen la obligación de atacar “preventivamente” cualquier programa nuclear “hostil” en la región.
Israel, una potencia imperial que ha invadido Siria, Líbano y otros tantos puntos en la región, que está cometiendo un genocidio televisado en Gaza y que lleva décadas dominando a través de políticas de apartheid a un pueblo palestino al que quiere erradicar de la faz de la tierra, sí tiene armamento nuclear. Un etnoestado criminal, fundado sobre la base de sucesivas limpiezas étnicas y con el horizonte declarado de un genocido, cuenta con armamento de destrucción masiva… y, lo que debería ser todavía más repulsivo, cuenta con el aval de Occidente. Todavía hoy.
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