Un mundo cada día más deplorable

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Es posible que mi estado de ánimo actual no sea el más equilibrado, lo admito, que a ello se sume el asco profundo que me producen las nuevas formas de «política-barro» y cierta blandura o complicidad en las reacciones, de nuestra parte.

Lo cierto es que teniendo más tiempo para leer la prensa fuera de la abrumadora publicidad que lo satura todo y que es parte inexorable de nuestras sociedades, siento que nos vamos precipitando en un mundo deplorable, estructuralmente deplorable y cuesta abajo.

Si lo que usted busca es ánimo, fuerzas para seguir adelante otro día más, no lea esta columna. Ya no tengo ganas, ni estoy dispuesto a endulzar un mundo cada día más inmundo.

Para levantarse a trabajar, a estudiar o enseñar, investigar, curar, o tratar de curarse, compartir con amigos y compañeros una parte de su vida, se necesita una dosis de optimismo, de esperanza, mirar un poco más lejos que las puntas barrosas de sus zapatos. Pero si eso implica ocultar la realidad, aceptar mentiras en tropillas, hacerse cómplice de delincuentes varios ocupando posiciones de poder, a mi no me sirve. Por eso no me voy a callar.

Durante varias notas he tratado de equiparar este siglo con el fatídico siglo XIV, en realidad es una forma elegante de encubrir una parte fundamental de la realidad. Han pasado varios siglos y las cosas que hoy suceden son hijas nuestras, de nuestras capacidades, miserias, posibilidades y enormes cobardías. Y todo esto no vale igual para todos, no todos somos igualmente culpables, es la directa responsabilidad del poder, en las diversas latitudes y jerarquías.

Tenemos una gigantesca maquinaria política, económica, militar organizada en sus diversos bloques. En el siglo XIV salíamos de la Edad Media, ahora inventamos la Inteligencia Artificial y temblamos sobre sus peligros y sus amenazas.

Hoy tenemos más de 100 millones de refugiados y su número crece todos los días y tenemos 2 millones de palestinos viviendo el horror de un campo de concentración atacado por uno de los más poderosos ejércitos del mundo, ayudado por la principal potencia mundial y usando el hambre, las enfermedades y lo peor de la barbarie humana para asesinar a más de 35 mil personas. Y el 7 de octubre una banda de terroristas de Hamás, mataron 1.200 israelíes y capturaron a 200, pero su objetivo principal, el de sus jefes fanáticos, era este, transformar en mártires a millones de niños, mujeres y hombres en Gaza con la mano de Israel. Y lo están logrando. Este es el mundo del choque entre Benjamín Netanyahu y Mohamed Deif. Un genocida electo y un fanático religioso y terrorista de Hamás.

¿Y la ONU, y la UEA, la OEA, la Unión Africana, la Liga Árabe y, y……? Tranquilos e imperturbables en sus sillones.

Hace dos años Rusia invadió el sur de Ucrania y ocupó territorios donde la mayoría de la población es rusa y estaba siendo aplastada día a día, mientras la tierna OTAN se expandía hacia el Este de forma permanente. Yo estoy en contra racionalmente de utilizar las armas, las invasiones para resolver conflictos internacionales. Pero todos los observadores dignos de tal nombre sabían perfectamente que era un conflicto inevitable. Ahora se han concentrado en armar hasta los dientes a Kiev y su gobierno, y alimentar una guerra que no tiene fin a la vista y cuesta cientos de miles de muertos y destrucciones bíblicas. Y eso sucede entre dos pueblos que nacieron juntos, convivieron juntos se batieron juntos y derrotaron a los nazis, Y ahora los generales de la Nato planifican la tercera guerra mundial, norteamericanos, alemanes y con la cobertura «intelectual» del imbécil de Emmanuel Macron, al frente de la peor potencia colonial de la historia, que sigue aprovechando y explotando sus ex colonias. Y hace cálculos sobre el uso de las bombas atómicas.

¿Podemos vivir tranquilos con estos personajes?

O con un viejo decadente y tembleque que tiene a su alcance el botón nuclear para desaparecer el planeta, como Joe Biden, verlo en televisión da miedo y del otro lado un candidato golpista como Donald Trump. ¿Hubo algo parecido en la historia de los Estados Unidos?

La lista de personajes que sobreviven o han nacido en este mundo deplorable, se dan en muchos países, en Venezuela con Nicolás Maduro que fragua antes de iniciarse las elecciones para estar otros 6 años más destruyendo el país, del que ya expulsó a seis millones de personas, o Daniel Ortega y su pareja animados no por una ideología, sino por un rito primitivo y estúpido que liquidó a la revolución nicaragüense y toda su trayectoria. Y podríamos seguir, con ese monumento cubano a la mediocridad que es Miguel Diaz-Canel que lo único que está haciendo es calentar la caldera insoportable para ese pueblo y que algún día explotará inexorablemente. A menos que los cubanos entre los que se marcharon y los que dejaron de ser cubanos, se sigan sometiendo al mayor fracaso posible y recordado en el continente. Cuando los cubanos vuelvan a ser cubanos, todo eso se terminó.

En Argentina, el único país con cinco premios Nobel de América Latina, elige con una abrumadora mayoría del 56% a un débil mental disfrazado de Presidente, Javier Millei, digno de un tratamiento siquiátrico urgente. La desesperación y el latrocinio gubernamental de muchas décadas es la madre de todos los grandes desastres.

Hoteles cinco estrellas desbordados de huéspedes «ilustres» que se reúnen para discutir del cambio climático, mientras tanto en el mundo hay ciclones, sequías, incendios gigantescos, lluvias torrenciales, calores infernales y fríos nunca antes registrados. Y una banda de iluminados todavía no están convencidos que los seres humanos cambiamos el clima y el ambiente y algunos que se su delirio afirman que la tierra es plana. Y no es broma, googlen.

Este mundo decadente no lo es solo por sus hechos bélicos o políticos, también algunos intelectuales. ¿Quién ganó la mayor cantidad de estatuillas de los premios Oscar? Nada menos que Oppenheimer. El creador principal de la bomba atómica, que con dos explosiones en Japón asesinó a cientos de miles de personas, casi todas civiles.

Una película para esta época, para humanizar y hacer propaganda de la mayor arma de destrucción de la historia de la humanidad. Y todos festejaron, todos felices en ese escenario básico de Hollywood donde brilla el cine y las miserias del mundo y todos festejamos sus lentejuelas.

Y mientras tanto un virus paralizó el mundo durante al menos dos años, el Covid y todavía no sabemos su origen comprobado, casi 15 millones de muertos, y América Latina como el continente más castigado, pero tenemos Inteligencia Artificial, ¡Eureka!

No me olvido del cierre, de las rutilantes cifras de la economía mundial. Nunca antes hubo diferencias sociales tan abrumadoras y en crecimiento, todo les viene bien, inclusive la guerra, la pandemia, el calentamiento global. Todo ayuda a que aumentar la desproporción en la distribución de la riqueza:

El 1,10%, (sí para que no haya errores el uno coma diez por ciento de la población mundial) es propietaria del 45% de toda la riqueza del planeta Tierra.

Observen esta pirámide y podrán apreciar lo que hemos sido capaces de crear, de engrosar, de cuidar y de aceptar. Este es el mundo actual.

Y cuidadito con hablar de alguna medida que en Uruguay o en la Argentina donde hay 57% de pobres se pueda aplicar algún correctivo, impositivo o de cualquier tipo. Pecado mortal.

Es la nueva facilonguería avasallante, dejemos todo esto libre al mercado, que ya hizo bastante y lo seguirá haciendo.

Este es un breve resumen de hechos, no de relatos, me faltaron otras tres guerras, inversiones billonarias en los desiertos, personajes siniestros en muchas otras latitudes. No se agiten, hoy mismo los inundarán de datos intrascendentes para bloquear su capacidad de pensar. Todo lo que sucede es culpa nuestra, de ustedes. Soportemos en silencio.

Mejor si ni siquiera nos enteramos.

 

(*) Escritor y periodista, director de la Agencia Uruguaya de Noticias Uypress y de Bitácora.

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