Una reflexión sobre el retorno de la derecha en Chile

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Nieves y Miro Fuenzalida.*

¿Por qué la derecha ha vuelto al poder en Chile? Lo primero que a uno se le ocurre es que este resultado no es del todo sorprendente porque solo confirma la nueva realidad política del continente después del término de la etapa de gobiernos dictatoriales y autoritarios. Las últimos dos décadas han mostrado que los gobiernos de izquierda no han sido sucesos singulares o victorias aisladas, sino parte de un limitado proceso democrático en desarrollo que su participación no pone en peligro.

Tanto la izquierda que reemplaza la herencia de la ideología leninista de la revolución bolchevique por el pragmatismo y la moderación y la izquierda basada en símbolos nacionalistas y populistas del pasado que apela a los pobres con retóricas inflamatorias y programas de redistribución financiados por la expansión fiscal son predominantemente moderadas. A pesar de la retórica revolucionaria que las diferencia, son más homogéneas y menos radicales de lo que uno podría creer.

A  diferencia de los tiempos pasados la izquierda en Chile y en todos los países latinoamericanos ha optado, libre y concientemente, por participar en el juego electoral abandonando la vía violenta o la ideología revolucionaria al reorganizar las fuerzas laborales y las organizaciones cívicas y partidistas con miras a la victoria electoral. Este significante cambio estratégico ha ocurrido gradualmente después del periodo de redemocratización.

Para nadie es un misterio que esta moderación política surge como producto de esta transición pactada a la democracia cuyo principal objetivo era la marginalización de la izquierda. El peligro de ir demasiado a la izquierda fue internalizado por el electorado y los grupos progresistas que reconocieron que el apoyo a candidatos centristas podría asegurar el restablecimiento de las instituciones democráticas y evitar el retorno del autoritarismo (Chile, Brasil).

Este modelo creo las condiciones para el surgimiento de las victorias de la izquierda cuando gobiernos de centro derecha fracasan en su actuación y, especialmente, cuando el electorado se siente mas seguro de la estabilidad de las instituciones democráticas. La izquierda triunfa porque las elites gobernantes han fracasado en la redistribución de las riquezas.

El problema es que una vez en el poder, la integración de la economía internacional y el predominio del neo-liberalismo han limitado a la izquierda a llevar a cabo políticas socialistas o de redistribución radical que, en el pasado, fueron la causa que instigaran a la derecha a los golpes militares. Las políticas neoliberales son anatema para la izquierda, porque han sido un fracaso en el alivio de la pobreza, la redistribución y el desarrollo humano. Otros sectores, en cambio, reconocen que las políticas neoliberales han sido capaces de controlar la hiper-inflación y lograr un moderado crecimiento económico.

Los gobiernos de izquierda inclinados a desafiar las políticas neoliberales se ven obligados a evitar, si quieren mantener la coalición, provocar serios problemas macro-económicos o la vuelta de la inflación. La integración económica internacional, además, constriñe a los gobiernos que dependen del libre intercambio y del capital internacional a perseguir políticas que podrían amenazar el flujo de capitales.

El caso de Venezuela es ilustrativo, porque muestra cuan difícil es para los gobiernos de la izquierda escapar a los dictados del orden económico internacional. Las reservas de petróleo y su alto precio lo hacen el único país latinoamericano con una fuente de riqueza verdaderamente independiente que le da a Chavez cierta capacidad de movilidad política comparado con los otros, que al no tener esa riqueza, se les hace difícil desafiar de manera significativa el sistema económico regional. Solo que cuando el precio del petrolea baja Chávez enfrenta graves problemas.

Evo Morales, por otro lado, incluso con el limitado poder negociador que le dan sus reservas de gas natural, se ha visto forzado a moderar sus aspiraciones anti-neoliberales y es difícil que podamos ver allí un rompimiento radical con el sistema neoliberal.

Si las circunstancias que han hecho posible el viraje a la izquierda (desigualdad, movilización de masas) son características constantes del continente, no hay razón, entonces, para pensar que la participación de la izquierda en los procesos electorales es algo transitorio, lo que indica una transformación significativa en su actuación política. La izquierda no siempre ganara, como hoy en Chile, pero permanecerá como una fuerza competitiva por un largo tiempo.

Su futuro dependerá de su habilidad para balancear las necesidades pragmáticas de moderacion y el imperativo moral a perseguir estrategias que lleven a la disminución de la pobreza, la distribución y el desarrollo. La izquierda chilena volverá porque el futuro político de Chile será la administración alternativa del capital entre la derecha y la izquierda.

¿Significa esto que la conclusión que debemos extraer es que la izquierda se ha resignado a aceptar este arreglo social como el único sistema social posible, al abandonar cualquier intento real de reemplazar el régimen capitalista liberal existente?

Hubo un tiempo en que podíamos entender claramente lo que Marx significaba cuando hablaba de reemplazar el régimen capitalista, porque lo hizo explicito tantas veces. Y lo mismo, Lenin y Trotsky. Pero hoy día ¿Qué significa la lucha por cambiar el capitalismo? ¿La imposición de la dictadura del proletariado? ¿La socialización de los medios de producción y la abolición de los mecanismos del mercado? ¿O se postula otro modelo social alternativo? ¿Y cual seria la estrategia política para lograrlo?

Lo cierto es que no sabemos con claridad lo que la actual retórica revolucionaria propone. Y sin esta claridad elemental el electorado solo tiene estas dos alternativas. Sin empezar a responder estas cuestiones las posturas anticapitalistas son vacías y no significan absolutamente ninguna cosa…

¿O… lo que realmente se tiene en mente, en cambio, es algo distinto a esto, como por ejemplo, el cambio del modelo económico neoliberal y la introducción de regulaciones estatales y control democrático de la economía para disminuir o evitar los peores efectos de la globalización? Si es esto ultimo, entonces, de lo que estamos hablando no es de revolución, sino de algo diferente.


* Escritores y docentes. Residen en Canadá.

 

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1 comentario
  1. José Antonio Szabó dice

    Un desglose serio o análisis de ese algo «diferente» es la clave.
    concuerdo con eso… pero es lamentable que la estructura de la izquierda como pensamiento político se límite hoy x hoy solo a esto.

    Si el neoliberalismo es un fenómeno global, el pensamiento de izquierda debería tomar tb. un sendero de este tipo.

    De que nos sirve una izquierda progresista que al mas mínimo enojo del poder capital manejado x la derecha global no le queda mas que pactar o hacer vista a un lado para sobrevivir en el poder?

    Yo intentaría algo mas severo… mucho mas severo
    pero veo un panoramas oscuro y siniestro de poder total…

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