UNA REGIÓN Y UN MUNDO QUE CAMBIAN

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Está claro que lo acontecido en la etapa final de este año electoral, con el triunfo de Macri y el fin del ciclo kirchnerista no es un fenómeno aislado. En Brasil, Dilma Rousseff está en la cuerda floja a merced de un juicio político; en Venezuela el invencible chavismo fue derrotado en elecciones legislativas y del otro lado del Atlántico, en Francia el socialismo perdió las elecciones regionales a mano de una avasallante fuerza del nacionalismo xenófobo.

Algo está pasando en la región y el mundo para que se produzca esta crisis y agotamiento de movimientos de tipo popular que controlaron sus respectivos Estados durante varios años. No es posible hablar de casualidades, seguramente hay causas que el tiempo permitirá irá descubriendo.

En BRASIL -ese país continente- cuyo destino tendrá influencias en el conjunto de la región, la situación es algo más que compleja. A diferencia de otros gobiernos de la región (Argentina y Venezuela, entre ellos), la Presidenta de Brasil decidió abrir las puertas a la investigación judicial de la megacorrupción en el caso de Petrobras. Fueron cayendo los “muñecos”, la mayoría de ellos funcionarios de su partido y gobierno, Dilma Rousseff quedó presa de la situación. La perspectiva económica se fue complicando en medio de variadas y contradictorias acusaciones y denuncias penales. Dilma creyó que podría salir de la situación colocando a un Ministro de Economía del “riñón del sistema”. Ahora camina por la cornisa, entre la crisis económica que no cesa, un apoyo popular en decadencia y juicios políticos y penales diversos. Un Vice Presidente que conspira; un Presidente de la Cámara de Diputados -perteneciente a una fuerza opositora- que se quiere salvar de la cárcel, por méritos propios, acusando a la Presidenta. Todo un berenjenal, muy lejano al sueño de los millones de militantes del Partido de los Trabajadores (PT) que, con su lucha y sacrificio, hicieron posible las presidencias de Luis Inácio “Lula” Da Sil va y de la actual Presidenta.

VENEZUELA, de la mano del Comandante Hugo Chávez, ha sido en estos años la abanderada de las políticas de un bolivarianismo que se expandió por varios países de la región. La muerte de Chávez y la reciente derrota electoral, en elecciones legislativas, no solo ponen al gobierno venezolano al borde del abismo, sino que seguramente tendrán una fuerte influencia en toda la región.

En una Europa que transita una crisis donde el final del túnel no alcanza a verse se produjo un hecho significativo.

En FRANCIA, el Frente Nacional, que reúne a fuerzas identificadas con un nacionalismo fuertemente xenófobo, dirigido por Marine Le Pen -hija del fundador de esa fuerza- triunfó en las elecciones regionales. Con muchos votos de sectores populares, le ganaron a los conservadores históricos del Partido Republicano cuyo jefe es el ex Presidente Nicolás Sarkozi y al socialismo actualmente gobernante, encabezado por Francoise Hollande.

Otros aires, bastante diferentes a los que conocimos en los últimos 15 años, soplan en nuestro país, la región y el mundo. Habrá que otear la dirección del viento, para conocer los rumbos de estos gobiernos y ver si los pueblos van a acompañar o no y hasta cuándo esos destinos.

Juan Guahán

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