Uno por uno
Antonio Turiel - The Oil Crash
Teniendo en cuenta las cuestiones que discutimos en este blog, no puedo estar en un mayor desacuerdo con esos planteamientos. Más aún, me parecen extremadamente peligrosos, porque dejarán a nuestros hijos mucho menos preparados delante del futuro que van a experimentar, que es muy diferente de aquél que los grandes pedagogos y pensadores contemporáneos imaginan.
No se equivoquen con la naturaleza de mi crítica y, sobre todo, con la naturaleza del crítico, en este caso yo mismo. Yo soy todo lo contrario a una persona ajena u hostil a las Tecnologías de la Información. Tuve mi primer ordenador, un ZX Spectrum 64Kb, cuanto tenía 14 años, y desde entonces he programado sin parar, primero en Basic, después en código máquina del Z80 (el procesador del Spectrum), después en Fortran, en C, en Matlab y en IDL; y aprendí también HTLM, PHP, Java y C++, aunque no los uso mucho.
Por resumir: las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) forman una parte integral y fundamental de mi vida y de mi trabajo. Y por dejarlo claro, por si alguien pudiera llegar a pensar lo contrario, yo no me opongo a las TIC, ni considero que sean perniciosas per se.
Y, sin embargo, yo creo que las TIC no tienen futuro. Al menos, no como se están planteando hoy en día.
En la actualidad, internet consume el 10% de toda la electricidad que se genera en el mundo, y para cumplir con los planes de expansión previstos ese consumo debería llegar al 20% en tan solo 5 años más. Eso sin contar con el coste energético de la fabricación en sí de los dispositivos, que de acuerdo con los pocos análisis existentes podría ser equivalente hasta a 5 veces la energía consumida en la utilización. Contando que la electricidad es aproximadamente un 20% de la energía final, el consumo de energía por internet estaría alrededor del 2% de la energía final mundial.
Sin necesidad de introducir otras consideraciones, cualquiera puede tener sus dudas de que se pueda llegar a esos niveles desaforados de consumo energético. Pero es que además, como hemos comentando frecuentemente en este blog, nuestro escenario más probable para los próximos años es el de descenso energético, es decir, que cada año tengamos menos energía por culpa del progresivo agotamiento y encarecimiento de las materias primas energéticas no renovables.
Otra cuestión que merece tanta atención o más que la disponibilidad de energía es la disponibilidad de materiales. Los modernos dispositivos de TIC, y particularmente los teléfonos móviles, utilizan varias decenas de elementos químicos diferentes, y no todos son igual de abundantes o de disponibles. Algunos elementos (como la plata o el platino) son simplemente escasos, lo que limita el número total de dispositivos que se pueden construir al mismo tiempo. Otros elementos no son realmente escasos en la corteza terrestre, pero tienen la categoría de elemento traza, es decir, no forman depósitos geológicos concentrados sino que se encuentran muy dispersos.
Hay otro aspecto que complica la expansión ilimitada de las TICs, y es la necesidad de emplear una tecnología muy sofisticada. Las obleas de silicio con las que se fabrican los chips tienen que tener un grado de pureza tal que solo se pueden producir en salas especiales con una limpieza extrema (salas blancas). Al final, para poder producir masivamente la ingente cantidad de chips que se consumen hoy en día y que el precio sea muy asequible ha sido necesario escalar las operaciones de modo que en el mundo quedan unas pocas gigafactorías desde las que se fabrican todos los chips que se utilizan en todos los dispositivos.
Otro factor que se suele olvidar con demasiada frecuencia es la relativamente rápida obsolescencia de los sistemas de almacenamiento. Los soportes digitales de consumo masivo no están pensados para durar más de una o dos décadas; incluso las memorias USB y los discos externos más comunes tienen vidas útiles que difícilmente exceden los 20 años. Añádase a eso el ritmo enloquecido al que se consumen los discos duros que se utilizan en los grandes centros de datos, porque, efectivamente, los discos duros son hoy en día consumibles: cualquiera de los grandes centros de almacenamiento de datos ha de reemplazar varias decenas de discos duros cada día.
Otro de las ideas fuerza caras a los que están apostándolo todo a un futuro hiperrobotizado y automatizado es el progreso de las redes de telefonía de altísima capacidad, lo cual se corona actualmente con el nuevo protocolo 5G. La discusión de por qué introducir el 5G es lo más parecido en el ámbito de las telecomunicaciones a la construcción de los moais de la isla de Pascua, es decir, el canto del cisne antes del colapso, necesitaría de un post por si mismo.
Al final del día, la cuestión con respecto a las TICs es bastante sencilla: ¿cuál va ser la demanda real de esta tecnología, cuando todo lo demás falle, cuando en el mundo haya necesidades más apremiantes y acuciantes como es tener alimentos y agua potable en primer lugar, y por seguir tener trabajo, techo, educación, sanidad…?
La verdadera razón por la cual se ha puesto tanto el foco en las TIC durante los últimos años es porque constituyen el único nicho en el cual el desarrollo tecnológico de la Humanidad ha hecho progresos reales y significativos durante las últimas décadas. No hemos colonizado la Luna, ni mucho menos Marte. No estamos avanzando en la exploración espacial. No tenemos una electricidad «demasiado barata para ser medida», como se prometían los primeros proponentes de la energía nuclear. No hay coches voladores ni alimentos sintéticos que se produzcan apretando un botón. No hay nada de todos esos sueños tecnológicos de mediados del siglo pasado.
Por todo lo dicho, es absolutamente necesario que nos replanteemos el futuro, un futuro que será, como dicen algunos, «menos tecnológico», queriendo decir que será un futuro donde la presencia de las TIC será menor. Es perentorio que enseñemos a nuestros hijos conocimientos que sí que les van a ser prácticos y útiles en un futuro que no es como lo esperábamos, donde no tendrán al alcance tantas máquinas para que les den de inmediato la respuesta a las cuestiones que se planteen, sino que ellos mismos deberán buscar esa respuesta a partir de su propio conocimiento y con medios más tradicionales. Y es que el futuro ya no es lo que era.
Post Data: No querría acabar este artículo sin hacer una autocrítica importante. Precisamente porque hoy en día tenemos unas TICs tan potentes y poderosas yo mismo he podido escribir este artículo. Yo tengo conocimientos generales sobre los temas que hablo, pero para aclarar dudas y para poner los enlaces más convenientes he utilizado obviamente internet. Gracias a que existe internet este artículo tiene un nivel mayor que el que tendría si yo tuviera que fiarme de mi propia memoria y mis conocimientos.