Uruguay, Honduras: un poco dulce, muy amargo

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Néstor Francia.*

En Honduras la farsa se ha consumado y la abstención será justificada por los medios. El "lobo" se viste de oveja y acata la voz del imperio, la voz de la oligarquía, la voz de los poderosos. No es despreciable el costo de la victoria del Plan B Obama-Clinton. En Uruguay, Mujica más a la izquierda que Tabaré Vásquez. América Latina: unidad en la diversidad, aunque acallen las voces del Sur. Los curas fascistas venezolanos se alinean con Uribe y el Imperio

Un fin de semana pletórico de noticias, así que trataremos de abreviar cuanto podamos, con no poco esfuerzo.

En Honduras, la pantomima electoral se ha consumado. Como era de esperarse, el gobierno de facto declaró el éxito del proceso y alegó participación masiva. Los números que entrega el propio organismo electoral hondureño dejan en evidencia la patraña: de 4.6 millones habilitados para votar, la participación sería de 1.7 millones, es decir de alrededor del 37%. Una altísima cifra de 63% dijo no a la farsa y se abstuvo de participar en ella.

En todo caso, como nada hay oculto bajo el sol, la poca participación finalmente saldrá a la luz, pero será justificada con un supuesto “miedo” de la población a la violencia de la resistencia y al “sabotaje” de los “zelayistas”. Los argumentos y mentiras de los golpistas tendrán suficiente cobertura mediática como para que no varíe el plan Obama-Clinton de apoyar el fraude electoral, junto a toda la caterva de la derecha mundial.

Para muestra un botón (además de la presencia de Carlos Ortega como “observador” de las elecciones, junto a ex presidentes neoliberales de América Latina, y del apoyo de los países que ya conocemos): el Miami Herald reportó que más de 300 observadores del sur de Florida, incluyendo exiliados cubanos, viajaron a Honduras para monitorear la elección, al “adoptar a Honduras como su causa”.

Una delegación llamada “Comité de apoyo para la democracia en Honduras” salió de Miami el viernes a Tegucigalpa representando algo llamado Asamblea de Resistencia conformada de unos 50 grupos dentro y fuera de Cuba, y declaró que su meta es “ver una elección libre y democrática”.

Entretanto, el supuesto ganador de la farsa, “Pepe” Lobo, ya había comenzado con los cantos de sirena para tratar de embaucar a la “comunidad” internacional y propuso convocar ya en diciembre, “un diálogo nacional” con vistas a suscribir “un gran acuerdo sobre algunos de los temas” que más preocupan a la población. Coincidiendo plenamente con el concepto contenido en la carta que envió el fariseo Obama a Lula, donde dijo que en Honduras había que “partir de cero”,  Lobo declaró:

“Todo lo que ha dividido a la familia hondureña dejémoslo para después”, tras asegurar que quiere “mirar hacia adelante”, y no consumir el tiempo “mirando hacia el pasado”. Son todos los perros ladrando al unísono.

Es la misma tónica “sensata” que exhibe otros de los cipayos, Oscar Arias, a quien desde el principio denunciamos como lo que es, un agente imperial, tal como lo definió de una vez, casi en solitario a nivel de mandatarios, Daniel Ortega cuando empezó la cantaleta del “Acuerdo de San José”. Arias declaró: “Al final tiene que reinar la cordura y la cordura dice que, si todo transcurre bien, normalmente” en la jornada electoral del domingo, “la gran mayoría de los países del mundo deben reconocerlos (los comicios)”.

La hipocresía del gobierno de Obama sigue haciéndose patente en las palabras de Hugo Llorens, embajador gringo en Honduras, según el cual en una democracia “la última palabra la tiene el pueblo y mañana vamos a escuchar esa voz, y yo creo que va a ser un mensaje poderoso dentro del país y va a tener obviamente implicaciones internacionales”.

 ¿Y el pueblo, acaso, no había elegido a Zelaya como presidente? ¿Qué voz habló, entonces, el 28 de junio pasado? La voz del Imperio, la voz de la oligarquía, la voz tonante de los poderosos. Tal como afirmó el analista Nelson Sánchez: “Sigue imperando la política del Departamento de Estado dirigida a promover los gobiernos que desde allí se quieren para América Latina”.
 
El caso del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, es emblemático de cómo se irán debilitando las posiciones bajo la presión imperial y la lógica de la conciencia neoliberal. El inefable Insulza expresó hoy su deseo de que la jornada electoral en Honduras “sea tranquila”, lo cual es un reconocimiento tácito al fraude, mientras anunciaba que ese organismo casi inútil, salvo como foro para ventilar posiciones, se reunirá el cuatro de diciembre para analizar la situación en el país centroamericano.

El Secretario general dijo que “No quisiéramos ver ningún hecho negativo” durante las elecciones de hoy, como si las mismas no fueran un hecho negativo en sí mismas.

Mark Weisbrot, copresidente del Center for Economic and Policy Research en Wáshington, señaló que para la derecha norteamericana Honduras, en sí, no les importa más que como el lugar donde decidieron que podrían golpear a los movimientos electorales de izquierda en la región y lo que caracterizan como un complot de Caracas-La Habana-La Paz en las Américas. “Honduras fue el eslabón más débil”, comentó en entrevista con La Jornada, y por ello montaron la conspiración que por el momento parecer haber tenido éxito.

El éxito del Plan B de Obama Clinton lo explica de alguna manera Daniel Ortega, quien indicó que de poco sirve el rechazo internacional, si al final los golpistas reciben la bendición de Wáshington. A partir de esta situación, el poder y la función de los organismos internacionales quedan afectados por la posición de Estados Unidos. Por ahora, el imperialismo está obteniendo una victoria táctica en Honduras, pero con un costo no despreciable: el show de Obama tiene cada día menos fanáticos y el pueblo de Honduras seguirá siendo una piedra en la bota yanqui.

Otro importante evento se realizó en Uruguay, este sí bajo parámetros democráticos –dentro de lo que se puede esperar de la democracia burguesa–. La victoria de Pepe Mujica es una buena noticia para América Latina. Mujica es un hombre que está un poco más a la izquierda que Tabaré Vásquez. Recordemos que el Frente Amplio en Uruguay, como su nombre lo dice, presenta notable diversidad.

El nuevo presidente uruguayo se ha declarado admirador de Lula y ha expresado diferencias con Hugo Chávez. Aunque no es justo que no reconozca públicamente los logros de nuestro gobierno en el área social y de la participación política, no deja de tener razón en su velada crítica al burocratismo en Venezuela. Al mismo tiempo es claro que ese flagelo está presente en mayor proporción en Uruguay. En fin, con esas diferencias hay que vivir.

La situación de las fuerzas políticas de América Latina en esta etapa histórica es muy compleja. Vivimos con distintos menús. El nuestro se corresponde con el de varios países (Ecuador, Bolivia, Nicaragua) que tienen presidentes socialistas que gobiernan países capitalistas. Eso es ya una contradicción que demuestra la complejidad de la que hablamos. En todo caso, bienvenida la victoria del Frente Amplio en Uruguay.

Un hecho a destacar en la situación con Colombia es la subida de tono en el discurso oficial del gobierno colombiano, sumamente significativa. El ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva Luján, afirmó que las amenazas de Venezuela llevan a Colombia “por primera vez en décadas” a encarar tal riesgo. “Por primera vez en décadas al ministro de Defensa le toca pensar cómo enfrentar, cómo prepararse para una situación de amenaza externa”, declaró Silva a radio Caracol, aclarando que su país quiere “evitar una confrontación”.

El ministro colombiano puso recientemente al Ejército en máxima alerta en la frontera de 2.200 km, donde el último mes fueron asesinados ocho colombianos y dos militares venezolanos.

Otra declaración del ministro apunta en la misma dirección de echarle leña al fuego contra Venezuela: “Yo creo que todos sabemos que cabecillas del ELN están escondidos en Venezuela, Iván Márquez está en Venezuela, cabecillas derrotados en la costa se refugiaron en ese país, es una verdad de a puño”. Después de esta diatriba amenazante, Silva volvió a su disfraz de paloma:

“El acuerdo (de las bases) no es desafiante, a diferencia de otros que se hicieron para el armamentismo, para traer a la región equipos bélicos que nunca han estado aquí y que sólo tienen destino ofensivo…Yo quisiera saber dónde están los acuerdos militares entre Venezuela e Irán, o con Rusia, o entre Brasil y Francia. Nosotros respetamos el derecho de cada país a tomar sus determinaciones en esa materia…entonces, ahí hay una asimetría que no es aceptable. Hemos hecho con delicadeza y con la mejor voluntad un acercamiento para evitar que haya más dificultades, pero llega un punto en que más no se puede”.

Coincidiendo con esto, Juan Manuel Santos, en su libro Jaque al Rey, que será lanzado el martes, y del cual este domingo el diario El Tiempo de Bogotá publica un avance, afirma que “Altos funcionarios del gobierno del presidente de Correa, como el entonces ministro de Seguridad Gustavo Larrea; el ex subsecretario del Ministerio de Gobierno Ignacio Chauvín, el general (r) René Vargas, actual embajador del Ecuador en Venezuela; y el coronel (r) Jorge Brito, se reunían en la clandestinidad con Raúl Reyes (segundo de las FARC), en términos cordiales”

Mientras, la reunión del Consejo de Defensa de Unasur pasó casi por debajo de la mesa para los medios de la derecha, tratando de silenciar la derrota política que sufrió Colombia en ese foro. Sin embargo, el Imperio y sus lacayos actúan cada vez con mayor descaro, a despecho de otras posiciones y de esas reuniones que aparecen cada vez más como inoperantes desde el punto de vista de los resultados concretos.

El imperio está imponiendo la Ley de la Selva en la arena internacional, y hasta ahora, en general, se ha salido con la suya. La lucha es ineludible, aun de manera cruenta, si fuese necesario, aunque no es lo que queremos.        

La derecha del continente, por su parte, continúa alineándose y organizándose para los avatares futuros del conflicto. Los presidentes de las Conferencias Episcopales de Colombia, Ecuador y Venezuela, Rubén Salazar, Antonio Arregui Yarza y Ubaldo Ramón Santana, respectivamente, abogaron hoy por la “paz regional”. Según los tres jerarcas, que hablaron con la prensa tras reunirse en Bogotá, la guerra y las armas no son la solución a la crisis diplomática de sus países.

El venezolano Santana, representantes de la jerarquía católica vendida y golpista, señaló que la carrera armamentista no es la solución: “Yo espero que esos sean gastos inútiles y que lo único que hagamos es engrosar depósito. Yo sueño y espero que ninguna de esas armas sirva para eliminar o maltratar a cualquier ciudadano de nuestros países”. El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) coincidió en que siempre se debe estar preparado para la paz y nunca para la guerra.

Para monseñor Salazar, con el “embargo comercial impuesto” por el gobierno venezolano a los productos colombianos, “los más afectados son las empresas y personas que viven en la frontera”, y consideró esa situación como “un atentado contra la economía de los dos países”. Cualquier parecido con declaraciones del gobierno de Uribe no es mera coincidencia.

El cura venezolano fascista Santana indicó, además, que la zona fronteriza en territorio de Venezuela tiene que ser vigilada “para que no se vuelva un santuario de ningún grupo irregular”. Estos canallas, por supuesto, no dicen nada de las bases militares: ya sabemos quién es su amo. Que su Dios de fantasía los perdone, porque nosotros no lo haremos.

Otros temas importantes los guardaremos en el tintero. Todos o algunos de ellos los abordaremos en el transcurso de la semana, a saber:

– El editorial del Washington Post arremetiendo contra Lula por su recibimiento a Ahmadineyad (el lobby judío ataca de nuevo)
– La creación de un banco internacional de combustible nuclear en Rusia por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) (Los poderosos se quieren apoderar del derecho exclusivo para usar la energía nuclear)
– Los regaños de Chávez a Cabello y Falcón (el problema no son solo las personas, sino sobre todo el estilo burocrático de gobierno).

* Analista de asuntos políticos.
 

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