La filóloga Inés Fernández-Ordóñez se convirtió el jueves en la cuarta mujer que forma parte de la Real Academia de la Lengua, sustituye al poeta Ángel González –al que sostiene admirar–, que falleció a principios de este año.
Las demás componentes femeninas del órgano directivo son Ana María Matute (desde 1998), Carmen Iglesias ( 2002) y Margarita Salas Filgueras (2003). No muchas, integran el augusto cuerpo 44 miembros.
La Real Academia Española se fundó en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco; Felipe V aprobó su fundación por cédula real en octubre del año siguiente.
"A mí me produce una gran emoción porque es un poeta (al que reemplaza) que admiro y por el que siento predilección … Me gusta muchísimo y en alguna ocasión he citado versos suyos en algún acto público". La flamante académica dicta cátedra en el Departamento de Filología Española de Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid
Una de los integrantes más jóvenes que hayan llegdo a ocupar tan notable posición (nació en 1961), Fernández-Ordóñez señaló que la Academia "debe reflejar proporcionalmente lo que es la realidad de la sociedad, donde las mujeres tienen un papel mayor (…) Pero claro, no es una cosa que se pueda hacer de la noche a la mañana".
Para Fernández-Ordóñez el ingreso de nuevas generaciones es positivo, porque ofrecen perspectivas diferentes", y aportan la "energía para impulsarlas". Y desde la perspectiva de la vida y usos sociales, no ve en principio peligroso el lenguaje que se utiliza en los intercambios de mensajes a través de la telefonía celular y la internet, ya que no se debe confundir lengua con escritura.
"Los mensajes son un sistema de representación escrita (…) Si los jóvenes discriminan perfectamente y saben usar los dos sistemas de trascripción, no parece que este sistema vaya a hacer peligrar la ortografía".
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