Venezuela: acuerdo entre el gobierno y los centros comerciales

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Néstor Francia.*

El camino que ha tomado con la situación de las medidas aplicadas a los centros comerciales es muy interesante. El gobierno, en una política inteligente y democrática, ha escuchado planteamientos de los representantes de esos centros y ha llegado a acuerdos con ellos, asestando así una derrota política, la primera del año, a la canalla mediática.

Las declaraciones del vicepresidente de la Cámara de Centros Comerciales, José Francisco Mata, además de agradecer la “amplitud de criterio” que mostró el Gobierno Nacional, señalaron que “Aclaramos cosas que involucraban estas resoluciones. Es necesario, es un problema nacional”. Esta declaración es muy importante. Uno de los problemas de la actual situación es que no se ha comprendido del todo (y en esto tiene que haber alguna responsabilidad nuestra) que estamos ante un tema que involucra a toda la nación.

Por supuesto, no podemos esperar de esta oposición impenitente que asuma otra actitud. Su obsesión antichavista les llevaría a matar a sus propias madres con tal de perjudicar al gobierno. Pero nosotros deberíamos aprovechar circunstancias como estas para establecer públicas comparaciones entre lo que son las posturas antinacionales de los opositores desesperados, y lo que son posiciones conscientes, ciertamente cada quien desde sus propios intereses, pero no puede ser de otra manera.

En la reunión con representantes de los centros comerciales, tal como afirmó el vicepresidente Ramón Carrizález, “Se aclararon todos los puntos que han sido distorsionados para descalificar las medidas que está tomando el Gobierno Nacional” y también “Es grato pues sentir que las personas que se reunieron con nosotros manifestaron un alto grado de conciencia sobre el problema que está ocurriendo en el país”.

El vicepresidente destacó que los centros comerciales “mostraron la disposición a contribuir con el Gobierno Nacional en la discusión de las campañas de concientización, de información”. No podemos dejar pasar esta oferta y esta oportunidad, así que desde aquí llamamos al MINCI a tomar el toro por los cachos para que el sabotaje opositor, que ha iniciado el año dándole duro al tema de la energía eléctrica, sufra una derrota propinada no por el gobierno, que solo no puede, sino por el país consciente y productivo, que está dispuesto a colaborar, más allá de los medios de la derecha, que hablan de “toque de queda” o de Fedecamaras, que anda en su tarea de generar incertidumbre, previendo agudización de los problemas y tildando a la crisis de energía eléctrica como irreversible, y casi rogando a Dios para que no llueva.

Otro aspecto interesante de la reunión del gobierno con los centros comerciales es lo que aporta a la definición del proceso venezolano. Hay sectores de la burguesía que pueden ser ganados, en determinadas circunstancias, para alianzas tácticas tomando en cuenta que no siempre sus intereses colidirán con el interés general. El socialismo es un período de transición y es imposible, en ese período, eliminar de golpe y porrazo toda la propiedad privada de medios de producción (que es el tipo de propiedad burguesa) y la existencia de clases sociales.

Eso no lo estamos inventando nosotros, eso lo señalaron en varias oportunidades Marx y Engels. El socialismo es la transición hacia el objetivo final de los revolucionarios en esta etapa histórica: la sociedad comunista. Durante el socialismo, y en una larga lucha que durará varios siglos, se extinguirán paulatinamente tanto el Estado en su rol de aparato coercitivo como las diferencias de clases. Ninguna de las dos cosas se dará por decreto ni porque alguien así lo desee.

Solo en un momento dado del desarrollo de las fuerzas productivas, emparejado con los cambios paulatinos en las relaciones de producción, será posible la verdadera igualdad social. Pero esto no será mañana. Estamos en la infancia de la revolución y aun falta mucha lucha, mucho aprendizaje, muchos errores, marchas y contramarchas para que la victoria corone los objetivos del comunismo.

Recordemos que la lucha de la burguesía contra el feudalismo duró alrededor de cinco siglos, desde el primer renacimiento, en el siglo XIII, hasta el triunfo de la Revolución Francesa, en el siglo XVIII. Y aun así, aun quedan vestigios feudales en el mundo.

En fin, trabajo y más trabajo, constancia y más constancia, paciencia y más paciencia.

* Analista de asuntos políticos.

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