Venezuela, críticas y autocrítica

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Néstor Francia.*

Los aumentos salariales anunciados por el presidente Chávez se han encontrado, como era de esperarse, con el rechazo y la crítica de factores opositores políticos y económicos, así como de la canalla mediática. Esto no debe sorprender a nadie, pero sí el hecho de que a esas críticas se suman las de algunos sectores del campo revolucionario, como el PCV. Lo que pasa es que resulta muy fácil, para quien no está sacando las cuentas del Gobierno, lanzar cifras al desgaire. El caso Joaquín Pérez Becerra y los trabajadores argentinos por el ALBA.

Y hacerlo sin análisis de la factibilidad de lo que exigen, sin asumir responsablemente la complejidad de las variables económicas que condicionan las decisiones. No podemos olvidar que, a pesar de que se han incrementado los precios del petróleo, aun así estamos inmersos, como todos los países sin importar el tipo de gobierno que tengan, en los avatares de la economía capitalista mundial, sumida en una crisis profunda que llena a todos de aprehensiones e incertidumbres.

En ese marco de referencia, no cabe duda de que el gobierno bolivariano está capeando el temporal, tratando de ayudar, a pesar de esas dificultades, y dentro de lo sensato y posible, para que las cargas de la crisis global no caigan exclusivamente sobre los hombros de los más vulnerables, como ha ocurrido en otras latitudes.

Tal como ha dicho el coordinador nacional de la Fuerza de Trabajadores Bolivarianos, Carlos López, mientras en Venezuela se aumenta el salario mínimo y se mantienen los empleos, en otros países los trabajadores pierden sus empleos por la crisis económica mundial:
“En Venezuela hemos logrado mantener el trabajo, mientras que en otros países hay mucho desempleo”. Hay algo muy importante que igualmente señaló López, cuando explicó que en los años anteriores se venía aumentando igual a la inflación o ligeramente por encima: “esta vez está ligeramente por debajo. Sin embargo, hay otras vías para continuar la compensación salarial, como las contrataciones colectivas”.

Pero no solo esas contrataciones. Ya Chávez anunció el ajuste de la escala salarial para el sector público, que es en promedio de 45%. En cuanto al tabulador, informó que el aumento es de 43% para el obrero calificado grado 5 y en el nivel 8 se incrementa 57%, mientras que el grado 10 sube 66%. Esto empieza a regir desde el primero de mayo. Un aumento que no se ve ni de lejos en otros países en estos momentos. Igualmente se ha extendido el beneficio de los tickets de alimentación.

Por supuesto, ahora tendrá que venir una lucha muy dura contra la especulación y la inflación, esta última provocada, inclusive, por factores desestabilizadores ¿Sería justo que, por ejemplo, sufran algún aumento ahora los productos que distribuye la Polar, cuando la revista Forbes acaba de calificar a su principal dueño, Lorenzo Mendoza, como una de las personas más ricas del mundo, incluso por encima de Donald Trump? ¡La fortuna calculada de Mendoza es de 3.4 billones de dólares! Esto tiene que saberlo el pueblo, y en ese sentido es muy importante la acción del PSUV, porque hasta ahora se ve muy poco en la calle la aplicación de las cinco líneas estratégicas ¿Va a pasar lo mismo que con las 3R?

¿Y acaso vamos a permitir mansamente que “Lorenzo McPato”  suba ni un céntimo de sus productos con el pretexto de los aumentos salariales? El presidente habló de la necesidad de control social sobre los precios ¿Se estructurará un plan para ello desde el PSUV? ¿Nos volveremos de nuevo puras elecciones? Son preguntas ineludibles.

Por otro lado está el tema político. Los comunistas revolucionarios, no importa donde se ubiquen partidariamente, tienen el deber de promover la conciencia histórica de la clase obrera, su papel estratégico en la transformación de la sociedad. El fomento del economicismo no es revolucionario y siempre fue criticado por los clásicos marxistas. La clase obrera, si no trasciende el economicismo, no puede asumir la dirección de los procesos revolucionarios. Naturalmente que lo material es importante, pero jamás debe ser lo más importante para el proletariado.

El pueblo venezolano, en la actual situación mundial, tiene un rol trascendente que jugar y desarrollar. Los aumentos del gobierno son buenos, muy buenos, dadas las circunstancias, y tenemos que apoyarlos, sin cortapisas, sin la tentación de la demagogia, sin mezquindades grupales, sin caer en las trampas que nos pone la derecha. En momentos como este, más que nunca, ser o no ser es el problema.

Un buen ejemplo de lo que son unos trabajadores desclasados, que terminan siendo monigotes de la burguesía, es el grupete de enfermeros en “huelga de hambre”, que todos sumados son menos de los que ayer acompañaban al presidente en el Teresa Carreño. Ahora anuncian que mantendrán su "show", a pesar de las medidas positivas del gobierno.

Mintiendo descaradamente, el vocero de los “huelguistas”, Julio García, afirmó que “Es necesario hacer un tiempo de espera en vista de que el presidente en su discurso le faltó pedagogía, explicar una serie de elementos en la escala de sueldos y salarios…no creemos en el verbo. Este es un gobierno que irrespeta las normas y la Constitución” ¿Cómo que el verbo? ¿Acaso el Presidente no fue explícito, no mencionó cifras, no fijó fechas? ¿Las normas? ¿Quiénes violan las normas? ¿Estos tipejos no están acaso utilizando las horas en que deberían estar trabajando para hacer política opositora y conspirar desde la derecha?

Dicen que van a esperar la publicación en Gaceta Oficial de los anuncios y que no están protestando solo por el ajuste salarial, sino por otros 7 puntos “contenidos en un petitorio”. Quieren prolongar la agonía de su espectáculo estéril, desfasados, desesperados, ignorados por el pueblo mayoritario. Pero no cejan en su show. Al terminar la rueda de prensa, supuestamente Julio García se desmayó ¡Qué oportuna ocasión para fingir un patatús! ¡Payasos, farsantes!

Otros grupitos de la derecha se suman al desvarío. Unos pocos estudiantes de escuelas como Farmacia, Medicina y Bioanálisis, agrupados en un grupo fascista patrocinado por la Usaid y conocido como “Movimiento Generación Libre”, cerraron  la avenida Francisco de Miranda y la San Juan Bosco de Altamira con el objetivo de “apoyar activamente a los enfermeros que tienen 37 días en huelga de hambre” ¡Guarimberos, tarifados!

Según el fascista Vilca Fernández, el propósito de la manifestación era consignar un documento en la embajada de Canadá para hacer ver “la violación, por parte del Estado, de los derechos de los enfermeros”. Mostrando su verdadera calaña, este sujeto afirmó que los representantes de la embajada demostraron que “forman parte de un gobierno democrático” al recibir públicamente el documento ¡Canadá, este gobierno derechista que participa en todas las violaciones de derechos humanos del imperio, que tiene sus aviones bombardeando en Libia!

Mientras tanto, el PCV, convocó al XLIV Pleno del Comité Central para el próximo 30 de abril, para analizar y fijar posición ante el nuevo cuadro creado con “el secuestro y posterior expulsión a Colombia de un cuadro revolucionario, el periodista Joaquín Pérez Becerra” (imagen de apertura, llevado preso).

El miembro del buró político de ese partido, Pedro Eusse, declaró que “la confianza (en nuestro gobierno) está fracturada, está golpeada”. Eusse afirma que “Nosotros creemos que esta es una concesión que el gobierno le ha hecho a las fuerzas imperialistas, a las fuerzas reaccionarias y contrarrevolucionarias en el continente. Una concesión peligrosa que pone en entredicho los principios y valores que se han emitido como orientación del proceso bolivariano”.

El dirigente comunista anunció que el PCV profundizará su posición crítica frente al gobierno venezolano y evaluará en este Comité Central este hecho que calificó de “sumamente grave”, “Y, por supuesto, nos lleva a evaluar la posición del Partido Comunista de Venezuela con respecto al Gobierno…”

¿Es tan sencillo este tema, que implica las relaciones de Venezuela con Colombia y del movimiento revolucionario venezolano con las FARC, así como la posición internacional de Venezuela y su ubicación en el contexto latinoamericano? Dijimos  que “El tema de la deportación del colombiano Joaquín Pérez Becerra, ya consumada, ha generado un nuevo debate en el seno de los revolucionarios venezolanos. Es un tema muy complejo, que implica lo táctico y lo estratégico, lo político general y lo diplomático específico. Por esa misma complejidad nos abstenemos de opinar hasta no contar con nuevos elementos de análisis”.

Sin embargo, lectores de nuestro trabajo nos reclamaban ayer, vía mensajes electrónicos, que no habíamos tomado posición ante este asunto, como si lo que dijimos no fuese en sí una posición responsable y reflexiva, sin ceder a los impulsos y prejuicios izquierdosos. Ahora bien, vamos a ir hoy más allá.

Es claro que nuestro gobierno y nuestro partido difieren de los caminos y políticas de las FARC. Muchos revolucionarios pensamos que los persistentes errores de estos camaradas han servido para atornillar a la derecha en el domino del espectro político colombiano y han servido de pretexto a la injerencia del imperialismo. También hemos señalado en alguno de nuestros análisis nuestro desacuerdo con el secuestro y retención de civiles desarmados (no así con la aprehensión de civiles y soldados del gobierno colombiano implicados en la situación de lucha armada, pues tomar prisioneros es un hecho normal en todo conflicto militar)

¿Es permisible entonces que miembros de las FARC sigan utilizando nuestro territorio como lugar de tránsito u operación para sus actividades políticas e incluso militares? ¿Es permisible que sus erradas políticas perjudiquen la labor diplomática de filigrana que realiza nuestro gobierno en pro de la unidad y la soberanía de América Latina, y que ha dado resultados concretos como el ALBA, la Unasur y ahora la Celac?

¿Es justo poner en peligro estas tareas de envergadura mundial, decisivas para el futuro de las luchas antiimperialistas y revolucionarias de todos los pueblos, solo por ser alcahuetes de un movimiento armado que no puede contar con nuestro apoyo, ya que no cuenta con nuestro acuerdo?

Las FARC han sido totalmente refractarias a toda autocrítica, y tampoco escuchan las críticas de otros revolucionarios. Nuestro gobierno no tiene relaciones oficiales ni extraoficiales con las FARC, sino con el gobierno de Colombia, lo cual impone deberes, intercambios, acuerdos, a veces difíciles tanto de ejecutar como de explicar (parte importante del lenguaje diplomático es el silencio).

Seguimos desconociendo los detalles del caso de Pérez Becerra en particular. No sabemos qué venía a hacer en Venezuela ni si es absolutamente justo lo que con él ocurre. Pero en términos generales, es necesario comprender que no somos aliados de las FARC ni compartimos sus políticas. Chávez ha dicho una y mil veces que somos partidarios de la paz en Colombia, y ha llamado a las FARC a que libere a los secuestrados, deseche el estancado camino de la lucha armada y se disponga a una política de diálogo sincera y responsable, aun cuando esa no sea exactamente la política del gobierno colombiano, a quien también se han dirigido los exhortos del gobierno venezolano.

Entretanto, las FARC no son bienvenidas en nuestro territorio, donde hacen más daño que bien.

* Periodista.

Addenda

Los movimientos sociales hacia el ALBA —Capítulo Argentina— rechazamos la decisión de extraditar al periodista Joaquín Pérez Becerra

Frente Darío Santillán.

Desde los Movimientos Sociales del Alba capítulo Argentina hacemos conocer nuestra posición de rechazo de la decisión del gobierno de Venezuela de extraditar al periodista Joaquín Pérez Becerra, violando su status de exiliado político, y cediendo de esta forma a los argumentos del Gobierno de Colombia, que lo acusa de terrorista.

La historia de nuestro país, está marcada por sucesivas persecuciones y exilios políticos de quienes defendieron un proyecto popular. Quienes en nuestra historia consideramos Padres de la Patria, San Martín y Artigas, murieron lejos de su tierra después de décadas de exilio. La militancia popular perseguida por sucesivas dictaduras bajo la acusación de "terroristas" pagó su decisión revolucionaria con desapariciones y muertes, pero también con un exilio numeroso que llegó a distintos países, incluida Venezuela, que nos brindaron abrigo y solidaridad.

Durante la última dictadura cuando nuestro compañeros/as, o familiares directos de desaparecidos,  daban a conocer la existencia de campos de concentración en la Argentina, eran acusados de organizar una campaña antinacional, financiada por el terrorismo internacional. 

En ese sentido no podemos dejar de identificarnos con el destino del compañero periodista Joaquín Pérez Becerra, exilado político que hace más de diez años vive en Europa (concrertamente en Suecia) y es director de un medio de comunicación que ha denunciado violaciones a derechos humanos producidas en Colombia y otros países.

Ninguna razón de Estado puede estar por encima de la solidaridad internacionalista, latinoamericanista. Los luchadores populares no pueden ser entregados a un gobierno fascista, por regímenes democráticos y populares.

Quienes vivimos un genocidio, que hoy gracias a la lucha popular ha empezado a juzgarse, aprendimos con mucho dolor que las políticas de Estado tienen el límite de que se puede ser más o menos solidario con los perseguidos, pero no se puede colaborar con los verdugos. Este es, creemos hoy, el punto principal a rectificar de esta desafortunada decisión por parte del gobierno Bolivariano.
 

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