Venezuela, el nuevo Chávez y el planteo de una renovación

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Néstor Francia.*

Uno de los asuntos más importantes del escenario político nacional reciente es la introducción por parte de Chávez de la reflexión en torno a la necesidad de una renovación del discurso y de la acción de los revolucionarios en Venezuela. Ojalá que los interpelados por este llamado, es decir todos nosotros los revolucionarios, lo oigamos. Porque ya ha sucedido demasiado que Chávez lanza una línea política de importancia estratégica y se quede todo en consignas, en palabras que no se reflejan en la realidad, o solo lo hacen de manera débil e inconsistente.

Fue lo que ocurrió con las 3R. Estas verdades hay que decirlas, para tratar de no pasar por la situación embarazosa por la que atravesó el compañero Raúl Castro  en la apertura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, 52 años después de la toma del poder por parte de los revolucionarios, donde dijo notablemente: “Lo que aprobemos en este Congreso no puede sufrir la misma suerte, ni lo permitiremos, que los acuerdos de los anteriores: casi todo olvidado sin haberse cumplido. Se me cae la cara de vergüenza de tener que confesarlo públicamente en este Congreso".

Lo que estamos planteando es el viejo problema de que solemos aplaudir a rabiar a Chávez, pero a menudo parece que no lo escuchamos o no nos lo tomamos en serio. Cuando el Presidente habla de renovación está haciendo una exigencia perentoria que atañe al destino de la revolución, no está lanzando una consigna, no está divagando ni hablando paja loca. Lo está diciendo muy en serio y así hay que tomárselo.

Ahora bien, los problemas que está planteando Chávez no son nuevos, muchos los hemos señalado desde hace tiempo. Da dolor decirlo, se siente alguna frustración, porque resulta que quienes ejercemos un pensamiento crítico muchas veces no somos escuchados, más bien se nos suele considerar peligrosos, negativos o hasta contrarrevolucionarios en el caso de algunos. Es interesante que comprobemos desde cuando nosotros hemos planteado, y no de palabra oral, sino escrita, en artículos publicados en fechas precisas, lo mismo que plantea Chávez ahora. Veamos las pruebas y luego prosigamos con la reflexión.

Chávez afirmó: “…estoy comenzando una nueva vida… una nueva etapa de mi vida, más diversa, más reflexiva, más multifactorial ¿por qué tenemos que andar todo el tiempo de camisa roja?”. El Presidente respondió así a un comentario de Ernesto Villegas sobre la camisa amarilla que usó en el Balcón del Pueblo en ocasión de su cumpleaños.

He aquí lo que planteamos nosotros en un artículo publicado… ¡El 12 de octubre de 2006, hace casi cinco años!: “…se debería discutir lo que considero el excesivo enrojecimiento de la revolución. Con tantos colores hermosos, porque empeñarse en la identificación con uno solo de ellos. Cuando veo una manifestación masiva en Cuba, por ejemplo, pasan ante mis ojos mil colores. Lo mismo ocurre en China: lo uniforme es la bandera, los símbolos patrios, pero no la gente”.

Ahora bien, esa insistencia crítica la compartimos con Chávez. El no se conforma con ninguna rutina, siempre anda en busca de la verdad, que es lo característico del pensamiento crítico, que es realmente el pensamiento revolucionario. Por eso el Presidente dijo claramente en la misma intervención televisiva: “Tenemos que reflexionar e introducir cambios en nuestro discurso y en nuestro accionar. Hace falta mucho genio creativo”. ¡Genio creativo, qué gran frase, cuánta falta hace que la asumamos de verdad, que la comprendamos de verdad, que la ejerzamos de verdad!

Chávez dijo: “Tenemos un reto. Ese país que llaman indecisos, que no vota por nosotros cuando hay elecciones. El reto es convencerlos, con argumentos de que este proyecto le pertenece a todos los venezolanos… Tenemos que demoler, luchar, extirpar esos males de por ejemplo el sectarismo, el dogmatismo, eso hace mucho daño”

¿Qué decíamos nosotros el 20 de noviembre de 2006? Pues lo siguiente: “Chávez dijo que invitaba a todos ‘independientemente de donde vivan, de qué clase sean, para que nos tomemos las manos y veamos la realidad y construyamos nuestro país en paz’, más tarde en un programa de un medio estatal se ironizaba sobre la clase media. Así no se puede. El Presidente ha de exigir de todos, sobre todo de los dirigentes y comunicadores del proceso, la extirpación del sectarismo”.

Y antes, el 23 de octubre de ese mismo año: “…es conveniente apuntar a un público objetivo que vaya más allá del chavismo militante, que al menos hasta ahora es una minoría. La mayoría de la base de apoyo popular del Presidente es un chavismo no militante, que se vincula al líder afectivamente pero que no entiende mucho de razones ideológicas”.

Y poco más de un mes después, el 7 de diciembre: “Hay cuatro millones de electores que no son rojos rojitos, pero que son tan venezolanos como el que más. El chavismo debería trabajar para que un porcentaje importante de ese país se incorpore a las difíciles metas que tenemos por delante, sin importar si son rojos rojitos o no”.

Y antes, el 18 de septiembre de 2006, escribimos: “…la revolución no se ha traído ni a uno más consigo, no suma, no convoca a esos decepcionados, no los atrae, no los enamora. Los principales responsables de esta incapacidad de crecimiento son las incongruencias de las políticas comunicacionales y los mensajes que surgen desde los factores más sectarios del chavismo”

Chávez añadió cosas que muchos pensamos hace mucho tiempo, como esta: “En verdad, yo digo que esta gente que anda de ropa interior roja y no sé que más rojo, pudiera ser sospechosa y me perdonan, ¿no?”.

Ahora bien ¿cuál es el problema de fondo que se plantea aquí? Si lo que dice Chávez hoy es verdad ¿no lo era acaso hace cinco años, cuando lo decíamos nosotros y algunos otros revolucionarios? Lo que pasa es que en unas cuantas instancias del partido y del Gobierno hay desprecio por el pensamiento crítico. Esto no tiene nada de raro, porque el pensamiento rutinario, el pensamiento conservador, y también el sectarismo, se defienden y se seguirán defendiendo como gata panza arriba. Porque ni siquiera se trata de que se le dé la razón a cualquier crítica, pero al menos debería haber más disposición a debatir, más voluntad de someternos al escrutinio de la crítica, así como fomentar su presencia y su discusión.

En ese sentido, Cuba sigue dando ejemplo. Ayer, en un pleno del Partido Comunista Cubano, se dijeron cosas muy importantes. El presidente Raúl Castro planteó, al clausurar el pleno: “Cualquier discrepancia existente será analizada sin desecharla de golpe y con ello garantizar la libre discusión para que cada cual opine lo que piense y desee” y reafirmando que también Cuba anda en onda de renovación, pidió “cambiar métodos y estilos de trabajo, que al no estar acorde con los momentos actuales impiden resolver los problemas”.

Por su parte el vicepresidente José Ramón Machado, en la misma reunión, enfrentó el pensamiento rutinario y llamó a “eliminar los métodos burocráticos, la falta de creatividad, la tendencia al reunionismo, la facilidad y el conformismo que caracteriza a muchos dirigentes”. Más claro no canta un gallo.
 
Es necesario establecer que no hay en nosotros ninguna desesperación por ser escuchados, porque lo importante no somos los individuos, sino la eclosión de la verdad. Y esta siempre saldrá a relucir, al igual que nuestros errores, porque la realidad es imbatible. Lo mejor es que esas verdades brillen a tiempo, porque si no, pueden atraparnos tardíamente y meternos en problemas.

Es hora de renovación espiritual, es hora de cambiar el discurso y la acción, como plantea Chávez. No se trata de que ahora nos vistamos todos de amarillo, ni de que mandemos al basurero nuestro rojo, el color que simboliza la Revolución. Se trata de escuchar a Chávez con el corazón y la mente abiertos. Es hasta mejor no aplaudirlo, si esto va a significar no interpretarlo y, sobre todo, no seguirle el paso de revolucionario permanentemente creativo y que detesta la rutina, como debe ser.

La oposición está manejando una nueva matriz manipuladora, que trata de establecer que el proceso de cedulación lo están colonizando los cubanos, y que por ello estos van a saber hasta del mal que moriremos. Y lo que es peor, que la participación técnica de los cubanos comprometerá el proceso electoral.

El presidente Chávez señaló que las informaciones que advierten sobre la posibilidad de que en Cuba se maneje la cedulación venezolana son un indicio del miedo que tiene la oposición a salir derrotada en las elecciones presidenciales: “Ahora dicen que Fidel maneja las cédulas, que hay hackers cubanos. Eso indica el miedo que tienen a la derrota que le vamos a dar y los planes macabros que están preparando” y añadió que esto es un intento por desacreditar al Consejo Nacional Electoral.

El presidente afirmó que “…saben que van rumbo a otra gran derrota y ya están preparándose para señalar fraude…ese es el escenario que ellos están preparando, que nadie se llame a engaño y también tenemos que ir preparando el contra-escenario, para neutralizarlo”.

Las manipulaciones de la oposición han pasado por distintas vicisitudes, siempre con la misma intención: que si el registro electoral estaba alterado, que si las máquinas cambiarían los resultados, que si todo sería manejado desde un satélite ruso, que si las captahuellas permitirían saber por quién se voto, que si la tinta indeleble se borraba con acetona. Siempre inventarán algo con la intención de enturbiar las elecciones, con la esperanza de que alguna vez esas matrices desemboquen en una situación insurreccional, a la voz de fraude, que les permita tomar de nuevo el camino del golpismo, o justificar un escenario de intervención foránea. Hay que estar preparados para todo.

Tres personas murieron y 15 resultaron heridas en los ataques de la OTAN contra la sede de la televisión libia en Trípoli, anunciaron los empleados de la televisión en un comunicado. “Tres de nuestros colegas fueron muertos y otros 15 quedaron heridos mientras cumplían su deber profesional de periodistas libios”, indicó el director de la cadena Al-Jamahiriya, que difunde en inglés, Jaled Bazilia, quien leyó un comunicado. Bazilia calificó los ataques de la OTAN de acto de terrorismo internacional, en violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

La canalla mediática ha optado por el ocultamiento y el silencio. El Nacional y El Universal, “campeones” de la “libertad de expresión” así lo hicieron. El Universal no se dignó ni a dar la información en su edición de ayer, y El Nacional le dedicó solo una pequeña nota donde se refiere al comunicado de condena del Gobierno Nacional. Del mismo modo, todos esos organismos que se rasgan las vestiduras apenas un periodista de la canalla mediática eructa, como la SIP, Reporteros Sin Fronteras, el CNP, el SNTP y otros, han hecho mutis por el foro ¡Jijos de la chingada!

Tal como estaba previsto, y según ha anunciado Barack Obama, los republicanos y los demócratas han llegado finalmente a un acuerdo para elevar el techo de la deuda y evitar que Estados Unidos cayese en una grave situación de cese de pagos. Obama dijo “Quiero anunciar que los líderes de ambos partidos en ambas cámaras han alcanzado un acuerdo que va a reducir el déficit y a evitar el cese de pagos, un cese de pagos que habría tenido un efecto devastador en nuestra economía”.

Recordemos la cita que hicimos, del articulista  Jorge Majfud en nuestro análisis del 28 de julio pasado: “De cualquier forma, y a pesar de toda esta mise-en-scene republicana, no tengo dudas de que antes del 2 de agosto el parlamento votará una nueva alza del techo de endeudamiento. ¿Por qué? simplemente porque le conviene a los dioses inversores de Wall Street. No porque haya trabajadores sin empleos o soldados sin piernas esperando por la caridad del Estado que los mandó al frente a cambio de un discurso y unas pocas medallas”.

Se cumple así la voluntad de los verdaderos dueños de Estados Unidos, los grandes capitales monopólicos, además con el plus de que no se les subirán los impuestos, tal como planteaba lo que es llamado el “ala izquierda” de los demócratas. De todas formas, habrá que esperar hasta el martes para que el Congreso estadounidense ratifique el acuerdo, pero todo indica que así será.

* Periodista.

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